Cuando queremos inculcar en nuestros hijos una educación y moral debemos saber que la mejor manera (de lograrlo) es con el ejemplo, darles un ejemplo personal y mostrarles cómo nos comportamos, así imitarán luego nuestro comportamiento.
Benjamin era un Yehudi muy rico, tenía una casa muy bonita y bien cuidada; el anciano padre de Benjamin vivía en su casa y vivía una vida feliz y de amplitud. Con los años, cuando su padre comenzó a envejecer, sus manos comenzaron a temblar. Un día se le cayó un precioso vaso y se rompió y en otra ocasión se le volcó toda una bebida sobre una finísima alfombra, y Benjamín comenzó a sentirse incómodo con la presencia de su padre, hasta que un día empacó los bultos y pertenencias del padre y le dijo: "Lo siento mucho, pero no puedes estar más con nosotros" y lo despachó de su casa.
Pasaron unos meses y, en un día de invierno, Yosi, el hijo menor de Benjamín, salió a la calle y vio a un mendigo sentado a un costado de la calle pidiendo caridad. Yosi se volvió hacia el mendigo con lástima para darle una moneda de su dinero de bolsillo, pero cuan grande fue su sorpresa al darse cuenta que el mendigo no era otro que su abuelo! Enseguida, y con el corazón lleno de pena, le preguntó al abuelo, "¿Qué puedo hacer por ti?" El abuelo respondió: "Si me puedes conseguir un abrigo, me harás un gran favor. Realmente me estoy congelando de frío".
Corrió a su casa y le pidió a su padre un abrigo para el abuelo. Benjamin un poco incómodo con toda la situación le indicó que vaya al ático donde encontraría un abrigo viejo y se lo dé al abuelo. Yosi subió rápidamente y el padre esperó a que bajara. Al pasar el tiempo y Yosi no bajaba, el padre decidió ir a ver qué pasaba y, para su sorpresa, vio a Yosi con el abrigo en una mano y unas tijeras en la otra, cortando el saco por la mitad.
Con una mirada severa, el padre le pregunta a su hijo: "¿Qué estás haciendo?" Y Yosi responde: "Papá, decidí que le daría al abuelo solo la mitad del abrigo, la otra mitad la mantendré para cuando envejezcas y te eche de mi casa, así tendré algo lo qué darte..."
Por supuesto que el padre captó bien el mensaje, Benjamin con Yosi fueron juntos a pedirle perdón al abuelo y lo trajeron de regreso a casa.
En nuestra Parashá leemos la historia de las hijas de Tzelofjad, cinco mujeres que ven a Moshé dividiendo y repartiendo la tierra entre las tribus según las familias, y argumentan: "Nuestro padre murió y ¿por qué debería ser truncada nuestra parte y porción?" Moshe le pregunta a Hashem y la respuesta que recibe es "Sí, las hijas de Tzelofjad hablan acertadamente", merecen de hecho una porción en la Tierra de Israel.
Hay dos opiniones entre nuestros Sabios Z"l quien era este Tzelofjad que tuvo hijas tan especiales. Una opinión dice que Tzelofjad fue quien recolectó las ramas en Shabat y murió por su pecado. Jazal nos explican qué estaba sucediendo en realidad, 'detrás de escena', en aquella historia. Cuando fue decretado sobre Am Israel que tendrían que permanecer en el desierto por unos 40 años hubo aquellos que pensaban que ahora que ya no estarían ingresando a la Tierra de Israel no tenían la obligación de observar las Mitzvot en el desierto; Tzelofjad decidió actuar, hacer algo que conmueva a la gente y les permita comprender que las Mitzvot siguen siendo válidas, y sacrificó su vida en aras de esta misión.
La segunda opinión dice que luego de que los espías calumniaron y difamaron la tierra de Israel y Am Israel fueron castigados, se formó un grupo de "Ma'apilim" que decidieron intentar entrar directo a Israel. Moshé les dijo que no tendrían éxito porque Hashem no estaba con ellos, pero sin embargo estaban tan ansiosos por llegar a la tierra que fueron y terminaron aniquilados por los pueblos de la tierra.
De una u otra forma, Jazal nos están diciendo que Tzelofjad era un hombre con ideales que estaba imbuido en su labor de actuar pro y en aras de Am Israel y de la Tierra de Israel y, por lo tanto, tuvo el mérito de tener tales hijas especiales que Hakadosh Baruj Hu le dice a Moshé que escuche a lo que le están diciendo.
Y el mensaje es claro: cuando queremos inculcar en nuestros hijos una educación y moral debemos saber que la mejor manera (de lograrlo) es con el ejemplo, darles un ejemplo personal y mostrarles cómo nos comportamos, así imitarán luego nuestro comportamiento.
Yehi Ratzón, que tengamos el mérito de estar imbuidos y compenetrados en hacer el bien por el pueblo de Israel y la Tierra de Israel, y tendremos el privilegio de criar generaciones de hijos e hijas comprometidos con la Torá y las buenas obras.
Shabat Shalom!
Rab Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok Tailandia
Traducido por JasidiNews.com
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