A principios de la década de 1950, la familia Goldman vivía en Crown Heights, en la esquina de Brooklyn Avenue y Union Street, aquella esquina era parte de la ruta que tomaba el Rebe diariamente desde su casa hasta su oficina en la sede mundial de Lubavitch, 770 Eastern Parkway.
"No podía evitar verlo cuando estábamos en la calle", contaba Esther Goldman. "Todos sabían quién era, qué persona tan erudita era y cuán caballero era".
El Rebe nunca omitió reconocerla y saludarla a ella y a sus hijos, si sucedía que estaban afuera cuando él pasaba.
En la víspera de Rosh Hashaná de 1956, tenía dos hijos, Yosi, de seis años y Kreindy, de tres, y estaba embarazada (un embarazo ya avanzado) de un tercero. Mientras los niños jugaban afuera, Kreindy se cayó y comenzó a llorar, y la Sra. Goldman corrió hacia ella para levantarla y consolarla.
El Rebe, que se estaba dirigiendo a la Tefilá de Rosh Hashaná, fue testigo del desarrollo de la escena. Después de la Tefilá, llamó al rabino Shimon Goldman a su oficina y le describió lo que había sucedido con su esposa.
"En su situación, ella no debería correr tan rápido", dijo. El Rebe le pidió que le transmitiera el mensaje a su esposa y agregó: "Cuando un niño se cae, Di-s coloca una almohada [otra versión: un Malaj coloca una almohada] debajo de ellos para protegerlos y aliviar el impacto".
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