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martes, 20 de septiembre de 2016
El poder de un pequeño L'Jaim
Una vez un Josid viajó a pie durante varios días hasta que finalmente llegó a Lublin. La felicidad brillaba en su cara, que quitaba todo el dolor de sus pies de este largo viaje, ya que finalmente iba a calmar su sed y satisfacer su deseo de estar con su Rebe, el Jozeh de Lublin, para Iom Tov. Había soñado y esperado para que esto se concrete en los últimos años, y ahora estaba aquí. Con alegría y júbilo, tomaba los pasos finales al Beis Hamidrash del Jozeh.
Sin embargo, su felicidad duró poco, ya que tan pronto como llegó y dio Sholom (saludo) al Jozeh, el Jozeh le dio instrucciones de regresar a su casa inmediatamente. El josid se quedó estupefacto y consternado; había esperado y planeado esto durante años, y ahora, por qué y qué, no sabía. Pero el Rebe dijo claramente, no puede quedarse en Lublin para Iom Tov, ni siquiera por un día, tiene que ir a casa ahora!
No había lugar para preguntas, el Rebe dijo ir e iba a escuchar. Angustiosamente recogió sus valijas e inició el regreso por el mismo camino que tan felizmente había atravesado los últimos días, solo que ahora era con un peso en el corazón.
Esa noche (o la siguiente), se detuvo en una posada para pasar la noche. Al entrar a la posada, vio un grupo de compañeros jasidim sentados alrededor de una mesa y haciendo farbrenguen, así que se sentó y se unió a ellos. Notando su falta de entusiasmo, y de hecho algo de tristeza o tal vez melancolía, algunos de los jasidim le preguntaron por qué está tan preocupado?
Vamos a nuestro Rebe, el gran Jozeh de Lublin, dijeron con alegría, únete a nosotros y el Rebe te ayudará definitivamente, exclamaron.
Incapaz de contener sus emociones por más tiempo, el Josid tristemente respondió, Ya hace algunos años que he esperado y planeado estar con el Jozeh para Iom Tov, y de hecho finalmente lo logré, llegué al beis Hamidrash del Rebe. Sin embargo, tan pronto como saludé al Rebe, me indicó volver a casa sin ningún retraso. ¿Por qué, no me dijo, pero eso no me ayuda.
Los jasidim se sorprendieron por este giro de los acontecimientos, evidentemente, por alguna razón, el Rebe no quería verlo. Pero uno de ellos dijo: "Ven y únete a nosotros en el farbrenguen y diremos lejaim. A continuación, tomó un vaso y le dijo al recién llegado, LeJaim, que encuentres una vez más gracia a los ojos del Rebe!! Volvé con nosotros y vamos a tratar de interceder al Rebe, en tu nombre".
El Josid se entusiasmó, sus compañeros jasidim iban a interceder en su favor, no necesitaba que le insistan y felizmente se unió al farbrenguen que continuó durante algunas horas. A la mañana siguiente, después que hicieron davenen Shajris, siguieron su camino a Lublin. Fiel a sus palabras, fueron primero a lo del Jozeh y le pidieron que le permita a este josid estar con el Rebe para Iom Tov.
El Jozeh les dijo, llaménlo. Él entonces le dijo: "Cuando llegaste aquí, vi un duro decreto contra tuyo. ibas a fallecer en unos pocos días. Por lo tanto, te indiqué que vuelvas a tu casa inmediatamente. Hubieras fallecido en presencia de tu familia, y podrías recibir un funeral apropiado y respetuoso. Imagínate el dolor y sufrimiento de tu familia si fallecías en la ruta y por unos días, o incluso durante más tiempo nadie hubiera sabido lo que te pasó.
Sin embargo, hay algunas maneras de cambiar un juicio estricto y, el transformar el decreto en vida, y una de las maneras de hacerlo es a través de la tefilá.
Comenzamos en Rosh Hashaná diciendo la tefilá de Zojreinu L'Jaim - recuérdanos para vida. La décima palabra de aquella tefilá es Elokim, que representa la severidad y el juicio del Creador. Ahora zojreinu es similar a la palabra zikaron, por su raíz (ya que ambos significan recordar), y uno de los nombres de Rosh Hashaná es Yom Hazikoron. El décimo día de Rosh Hashaná es Yom Kipur, el día del juicio final. Por eso rezamos en Rosh Hashaná para que se anule el juicio estricto y todos seamos bendecidos con vida. למענך אלוקים: חיים
Sin embargo, no siempre ayuda la Tefila.
Pero hay otra manera de mitigar el severo juicio de midas hadin, y es a través de un Farbrenguen. La palabra Hebrea de Elokim, tiene el valor numérico de 86, mientras que la palabra Hebrea de Kos (vaso) también tiene el valor numérico de 86. A través de los buenos deseos de los jasidim especialmente que vos estabas participando en el Farbrenguen, se cambió el decreto y has merecido vivir una larga vida.
Esto es similar a lo que Reb Hilel Paritcher contaba en nombre del Alter Rebe, que un jasidishe farbrenguen puede lograr más que el malaj Mijoel.
Así que hagamos un buen Farbrenguen fraternal y nos deseemos todo lo bueno el uno al otro desde lo profundo de nuestros corazones, y todo Am Isroel sean bendecidos con un feliz y maravilloso año, culminando con la rápida llegada del Mashiaj Tzidkeinu. Amén.
Escuché esta historia de Rab Nisan sheijye Mangel en un farbrenguen.
(De R. Sh. D. Avtzon)
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