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lunes, 14 de octubre de 2024

Mivtza Lulav y Etrog con los Soldados

Durante la Guerra de Yom Kipur en 1973, Israel enfrentó un ataque sorpresa desde múltiples frentes. Uno de los puntos críticos de la batalla fue cerca del Canal de Suez. En los días siguientes a Yom Kipur y durante la festividad de Sucot, el rabino Shamai Parnes y su equipo emprendieron una misión y Mitzvá por todo el desierto del Sinaí. Con gran cuidado y respeto, recuperaban los cuerpos de los soldados caídos en combate, asegurándose de que recibieran un entierro digno y respetuoso.

Durante el Jag de Sucot, el rabino Shamai viajó por el desierto en su jeep, llevando consigo su Sidur, Tehilim, Talit, Lulav y Etrog. En cada campamento militar que visitaba, los soldados se acercaban a él, ansiosos por tomar parte en la Mitzvá del Lulav. Los soldados de infantería, incluso los no religiosos, pedían permiso para usar su Sidur. "Rab Shamai, permítanos decir el Shemá", le pedían. El rabino ayudaba a todos, compartiendo su fe y consuelo. A veces, se quedaba más de una hora con los jóvenes soldados. En Hoshaná Rabá, el rabino Shamai y sus asistentes llegaron cerca del canal de Suez. Al llegar a una nueva base militar, pensó en dejar allí su Lulav y Etrog para que los soldados pudieran usarlos. Pronto, una larga fila de soldados se formó, ansiosos por recitar la Brajá. Entre ellos estaba Arik Shuali, un joven soldado no-religioso que conducía un camión de municiones. Al ver (desde lejos, mediante sus binoculares) la multitud reunida, se acercó curioso. Lo que ocurrió a continuación cambiaría su vida para siempre.

Al acercarse, Arik preguntó: "¿Qué pasa aquí?" Le respondieron que el rabino Shammai había llegado y que la gente quería usar su Lulav y Etrog. Arik no estaba interesado, pero al enterarse de que ese era el último día para cumplir con esta Mitzvá, decidió esperar. Finalmente, llegó su turno. Justo cuando recibía el Lulav y el Etrog, una bomba impactó en su camión, estacionado a unos metros de distancia. La explosión fue devastadora, provocando múltiples detonaciones de la munición a bordo. El cráter que se formó fue testimonio del poder de la explosión. Milagrosamente, Arik estaba vivo, gracias a la Mitzvá que estaba cumpliendo en ese preciso instante. Tres meses después, el rabino Shamai leyó un anuncio en el periódico del ejército israelí: "Nacimiento de una niña, hija de Arik Shuali".El anuncio incluía una declaración del emocionado padre: "Estoy plenamente convencido de que estoy vivo hoy y pude ver a mi hija gracias a la Mitzvá que hice en ese momento en el que el camión fue bombardeado."

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