lunes, 22 de julio de 2024

Una poderosa historia del Frierdiker Rebe

Cuando el Frierdiker Rebe llegó a las costas de Estados Unidos en 1940, una de las tantas actividades que inició fue un grupo semanal de estudio de Torá en Manhattan, al que asistían procesionales y académicos. El Rebe le pidió a su secretario, el rabino Nissan Mindel, que asistiera a (y dirija) estas clases semanales y que luego lo mantenga informado acerca de su progreso. Esta tarea el rabino Mindel la hizo fielmente. En un momento, el Rebe sugirió que le contara al grupo una historia, ya que es a través de una historia que uno puede impactar más fácilmente sobre otra persona a fin de asumir cierto compromiso con la Torá y las Mitzvot, y el Rebe procedió a escribirle la historia de su interrogatorio.  El rabino Mindel tradujo esta historia y la compartió con el grupo de estudio de Manhattan.

Fue en el verano de 1921, en el mes de Tamuz (julio), cuando el Rebe fue invitado a presentarse ante la GPU (en ese entonces denominada 'Checa', comité equivalente a la Gestapo nazi y no menos temido, en absoluto).

El Rebe estaba entonces en Rostov/Don, y la “invitación” procedió de la manera habitual: mientras el Rebe estaba haciendo Davenen (rezando, todavía en el año de dueño por su padre), tres chequistas entraron en la habitación, armados hasta los dientes, con rifles, pistolas, cuchillos caucásicos y un cinturón de municiones. Sin intentar disimular su odio, se acercaron al Rebe y le dijeron que estaba siendo solicitado a que los acompañara inmediatamente a la Checa (Comisión Extraordinaria, lo que sería luego la GPU o KGB).

Dos de ellos eran de la Yevsektzia (sección judía del Partido Comunista) y el tercero era un gentil. Cuando el Rebe les dijo que deseaba concluir sus plegarias, los dos judíos casi se tiran sobre él tratando de arrancarle su Talis y Tefilín, y si no fuera por su compañero gentil lo hubiesen forzado a acompañarlos antes de concluir los rezos. El oficial gentil, sin embargo, los convenció para que dejaran que el rabino concluyera sus plegarias.

(Por cierto, el Rebe reconoció a uno de estos judíos como nativo de Shavel, habiendo acudido una vez a él en busca de ayuda, y el Rebe le había conseguido un puesto en una empresa tabacalera, e incluso le prestó algo de dinero para iniciar su propio negocio, que fue todo esto, por supuesto, antes de la revolución).

Cuando el Rebe concluyó de recitar el último Kadish, se quitó el Talis y los Tefilín y los acompañó hasta la temida Checa. Tenía un guardia armado a cada lado y uno caminando detrás, como si fuera un criminal muy peligroso. En aquella época uno nunca sabía si podría volver con vida de una visita a la Checa.

Lo condujeron a una gran sala donde unos quince hombres estaban sentados en una mesa larga, a cada lado, con dos hombres a la cabecera. El Rebe fue ubicado al final de la mesa, todavía rodeado por la guardia armada.

Uno de los dos hombres sentados en la cabecera de la mesa se dirigó al rabino diciéndole: Somos miembros del comité que investiga la actividad religiosa bajo los auspicios del Partido. Estamos comprometidos actualmente en la investigación de la fe judía. Teníamos algunas preguntas, aclaradas por el rabino Berman y Goldberg, a quienes hemos invitado aquí. Ahora usted ha sido invitado a que nos aclare ciertas dudas, respecto a la Kabala y el Jasidismo.

Él habló en ruso.

El Rebe le respondió en idish: "Ya fui 'invitado' dos veces antes a la Tcheka, y ya he declarado que no me desviaría de mis principios, y aún no se ha creado el hombre o el demonio que pueda hacerme ceder o alterar un ápice de los mismos! 

Antes de que el Rebe alcance a concluir sus pocas palabras, uno de los chekistas presentes, sentados cerca de la cabecera, desenfundó su arma apuntando directamente hacia su frente (además de estar armado con una pistola, cada uno tenía una pistola apoyada sobre la mesa, sin duda a fin de intimidarlos durante el interrogatorio), diciéndole: "Este juguete ha movido muchos principios y ha abierto la boca hasta de un mudo."

"Estás totalmente equivocado", le dijo el Rebe, "este juguete impresiona solo a aquellos que no creen, esos cobardes que solo tienen un mundo y muchos dioses, a quienes cada pasión le es un dios y tienen miedo de perder este único mundo. Pero en cuanto a los judíos que solo tienen un Di-s, pero dos mundos, ¡este juguete no asusta, e incluso no causa ninguna impresión! ”

"No te hemos llamado con el propósito de fastidiarte," dijo el presidente: "Escuchemos tus principios; tal vez podamos armonizar con ellos.”

"Mi principio es que no deseo escuchar ni hablar ningún otro idioma que no sea judío, incluso entre los gentiles, y particularmente entre personas que pertenecen al pueblo judío".

"¿Cómo sabes que somos judíos?" uno de ellos le preguntó.

“Tal vez me equivoque, y no todos los presentes aquí sean judíos. Mi abuelo podía reconocer a un judío de un vistazo incluso en la calle. Una vez, cuando estaba en Kiev caminando por la calle Krestchatik, detuvo a un joven vestido con ropas modernas, con claros deseos de disimular su origen judío, y le preguntó (en Idish) dónde vivía un famoso profesor. El joven se enfureció y le dijo: "¿Cómo sabes que soy judío?" Mi abuelo le respondió: El Bris dejó su vestigio sobre tu nariz..." Ahora bien, no puedo reconocerlo por aquel mismo criterio, pero pienso que no estoy muy equivocado."

La primera pregunta fue: “Observas tu fe en cada detalle; Mantienes la cabeza cubierta, usas Tzitzit, y así sucesivamente. Ahora, todas estas cosas que haces, ¿lo haces por convicción o por tu fe y hábito?

"Por absoluta convicción", dijo el Rebe.

"Si es así, convéncenos también y llévanos al mismo nivel espiritual que el tuyo", le dijeron.

“Estoy dispuesto a complacerte y seguramente me darás la oportunidad de cumplir tu petición; Admitirás, sin embargo, que si a un estudiante de astronomía lo detiene alguien en la calle para pedirle que le explique el sistema solar, de las estrellas y los planetas, seguramente el estudiante de astronomía le dirá: No puedo explicártelo ahora mismo, aquí en la calle, pero si realmente quieres aprender, acércate al planetario y verás con tus propios ojos a través del telescopio los movimientos de las estrellas y los planetas. De manera similar te digo, si realmente quieres aprender y estar convencido de nuestra fe en Di-s y su Torá, ven conmigo a la casa de Di-s, ponte los Tefilín, come Kasher, observa el Shabat, entonces tu mente se aclarará, como así también tu corazón, y podrás ser capaz de comprender y captar un pensamiento ético, y seguramente te llevaré poco a poco a esa convicción en la verdad de nuestra fe y de la Torá.

“Pero primero explíquemelo intelectualmente y luego él nos encargaremos de observar la fe y los valores del judaísmo, pero hasta entonces no podemos aceptar las cuestiones religiosas como una verdad.”

“Seguramente sabes con certeza que la comida no sólo satisface el estómago y otorga fuerzas, sino que incluso engorda, porque se convierte en parte de uno, sangre y carne. En la medicina, el proceso de la digestión se explica claramente, pero supongamos que alguien dijera: Me negaré a comer hasta que me expliquen cómo la comida se convierte en sangre y carne. Es necesario creer, comer y beber primero, luego ir y estudiar medicina si lo deseas. Lo mismo ocurre con la religión.”

Estas palabras dejaron una profunda impresión.

domingo, 21 de julio de 2024

Un amor y afecto aún mayor


Reb Isroel Gordon contó la siguiente anécdota:

Un jasid Jabad y su familia vivían en Rusia, en un pequeño pueblo donde no había departamento de bomberos, agua corriente ni un médico. Cuando su esposa, que estaba embarazada, enfermó gravemente, [poniendo en riesgo su embarazo] el jasid, preocupado por la falta de servicios médicos, la llevó a la ciudad de Vilna, donde el médico le ordenó de inmediato que vaya al hospital y abortara. 
Por supuesto, el josid no quiso hacer nada sin consultarlo antes con el Rebe, así que le escribió pidiendo consejo. El Rebe Rayatz le respondió: "Que la mujer se quede en casa, que no aborte. El bebé estará bien."
Y eso fue exactamente lo que sucedió: su pequeño hijo nació sano. Y este no es solo "uno de esos cuentos"; ¡yo soy ese hijo!

Dado que no había teléfono ni telégrafo en ese pueblo, mi padre no tenía manera de informarle al Rebe acerca de mi nacimiento. Así que, en su lugar, tomó cierta suma de dinero como Pidión y la colocó dentro de un Tania (la obra fundamental de Jasidut Jabad) junto a una solicitud escrita [un Pa'N]: "Que este bebé sano que mi esposa acaba de dar a luz tenga el mérito de volverse un Josid genuino y auténtico."

De esta historia apreciamos el hecho que los Jasidim siempre fueron conscientes del tremendo amor que el Rebe tenía por ellos, y ellos recíprocamente le respondían ese inmenso amor hacia él. 
En sus discursos, el Rebe Rayatz enfatizó que el amor del Rebe por un Josid es en cierto modo más profundo que el amor que los padres tienen por sus hijos.

12 de Tamuz - Liberación y Gueulá del Rebe Anterior

Reb Meir Plotkin relata:

Fui criado en Montreal y educado allí hasta mi Bar Mitzva. Poco después, en 1956, llegué a Nueva York para estudiar en la Yeshiva Torah Vodaas. En aquel entonces, era una de las Yeshivot más grandes del mundo, y ciertamente la Yeshiva más grande en América, con más de dos mil estudiantes, desde el primer grado hasta el nivel más alto del Beit Midrash. Estaba situada en Williamsburg, Brooklyn, lo que déjame decirte implicó un gran cambio, viniendo de Montreal. Me quedé en Torah Vodaas durante dos años y luego me mudé a la Yeshivá de Lubavitch. Pero estando aún en Torah Vodaas escuché la siguiente historia sobre el Frierdiker Rebe [el sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Yosef Itzjak Schneersohn]. La ocasión era el aniversario del fallecimiento de un Rosh Yeshiva precedente, Rab Shlomo Hyman, que siempre se observaba con un importante discurso frente a todo el cuerpo estudiantil. El orador ese año en particular fue un rabino del Bronx, Rab Shmuel Koselewitz, quien llevaba a cabo los exámenes para la ordenación rabínica en Torah Vodaas. El lugar estaba repleto; todos los estudiantes estaban presentes. Esto es lo que dijo: 

“El Talmud dice: 'La Torá es preservada solo por aquel quien entrega su vida por ella.' Eso significa que la Torá no puede continuar existiendo a menos que estés listo a morir por ella.” Continuó explicando que la persona tiene que estar dispuesta a dar todo lo que tiene por la Torá, a entregar todo, todo, y no retener nada. 
Luego dijo: “Les voy a contar una historia sobre lo que eso significa, sobre alguien que hizo exactamente eso. La historia que voy a contar sucedió aquí mismo, en este edificio donde nos estamos reuniendo hoy.” 

“Sucedió en los años de la guerra, ‘42, ‘43, o tal vez ‘44. En aquel momento, Torah Vodaas estaba en crisis. Le debía mucho dinero al banco, y el banco solicitó el préstamo. La Yeshiva no podía pagarlo. El banco acudió a los tribunales y obtuvo un veredicto de que, si el préstamo no se pagaba en su totalidad, podían ejecutar la hipoteca y quitarle todos los edificios a Torah Vodaas. 
El oficial financiero de la Yeshiva, responsable de recaudar el dinero, cayó en una depresión. Se lo tomó muy mal. Sintió que debido a él, Torah Vodaas iba a cerrarse. Intentó todo lo posible para remediar la situación. Hizo llamamientos en los periódicos, pero muy poco dinero entró y la fecha límite se acercaba. 
Y luego, un día, recibió una llamada telefónica de la oficina del Rebe de Lubavitch de entonces, Rabi Yosef Itzjak Schneersohn, preguntándole cuánto dinero había logrado recaudar.
Ahora bien, él sabía que Lubavitch tenía sus propias dificultades, por lo que no esperaba ninguna ayuda del Rebe. Pensó: ‘El Rebe no puede manejar la suya, ¿cómo me va a ayudar?’ Pero unos días después, un jasid de Jabad entra por la puerta con un sobre en la mano y dice: ‘Esto es del Rebe’. 

El hombre se queda atónito. Sin palabras. Y el jasid le dice: ‘El Rebe me pidió que antes de entregarle este sobre, le mencionara algunos hechos: cuando estuvo en Rusia, tuvo que luchar contra el país más fuerte del mundo para que la Torá no se extinguiera. El tirano más grande del mundo fue Joseph Stalin, y el Rebe ni le prestó atención. Quiensea que necesitara ayuda para fortalecer la Torá, los ayudó. No preguntó si era de Jabad o no. Lo que sea que necesitaran, una Mikve, un Shojet, un maestro, trató de proporcionarlo. Hizo lo que sea para que la luz de la Torá no se extinguiera. Sus emisarios fueron arrestados, fusilados y asesinados, y él luego tenía que mantener a sus huérfanos y viudas. Y aún así, enviaba a otra persona para reemplazar a la que pereció. Todo el tiempo, su objetivo era que la luz de la Torá no se extinguiera.

Ahora, la Providencia Divina lo ha traído a los Estados Unidos, donde hay libertad de culto, y le duele saber que una gran Yeshivá con miles de estudiantes se cerraría. No porque un Stalin en Rusia quiera deshacerse del judaísmo, sino porque a los judíos en Estados Unidos no les importa. Esto el Rebe no puede soportarlo. Está dispuesto a poner en riesgo su propio movimiento, ya que también tiene deudas que pagar, pero le está dando un cheque por la suma total que necesita, para que la Torá no se extinga. Por favor, devuélvalo lo antes posible, porque todo lo que el Rebe ha ahorrado y juntado hasta ahora está en riesgo y déficit.”

Mientras Rab Koselewitz contaba la historia, todos estaban sentados allí con la boca abierta, toda la sala. Y luego exclamó: 
“¡La Torá es preservada solo por quien da la vida por ella! ¡Y eso fue lo que hizo el Lubavitcher Rebe! 
Cuando el Rebe llegó a Estados Unidos, y yo estaba allí cuando se bajó del barco, estaba semi-paralizado por las torturas que sufrió en la Rusia Estalinista. Luego perdió su Yeshivá en Polonia ante los nazis. Y desde que llegó aquí ha tenido que lidiar con muchas dificultades y oposiciones.

“¡Encuéntrenme a alguien así! Encuéntrenme a alguien que esté dispuesto a poner todo lo que tiene sin una ganancia personal. El cheque que envió a Torah Vodaas puso a todo su propio movimiento en grave deuda y riesgo.”

“Gracias a Di-s, Torá Vodaas pudo lograr de que se le pagara rápidamente. El Rebe recuperó su dinero. Pero cuando lo dio, no podía estar seguro de que eso sucedería. Eso es un verdadero sacrificio personal.” 

Esta fue la historia que relató Rab Shmuel Koselewitz, y se convirtió en una de las razones por las que finalmente fui a la Yeshiva de Lubavitch. Vi ese mismo espíritu genuino de auto-sacrificio en los seguidores del Rebe, y me inspiraron. Quería ser parte de un movimiento que tenga semejante nivel de dedicación por la Torá y por sus compañeros judíos. 


Extraído de "Jasidishe Maises" Vol. 1.
©JasidiNews 

Qué relevancia tiene el intento de asesinato al Presidente de los EEUU para nosotros


En los últimos días se ha hablado mucho acerca del intento de asesinato del expresidente Trump, y lo que dijo el Rebe en su momento acerca del intento de asesinato del presidente Reagan. La idea de este artículo es resumir los puntos principales que hizo el Rebe y la relevancia que se extiende a todas las áreas de la educación.

El 30 de marzo de 1981, el presidente Ronald Reagan salía del Hotel Hilton en Washington cuando fue baleado (y lo dejó con un pulmón perforado). El tirador, John Hinckley de 26 años, provenía de una familia pudiente y durante sus años escolares jugó fútbol, basket, y había sido elegido presidente de la clase dos veces. 

Dos semanas después, el 15 de abril, el presidente le envió un telegrama al Rebe deseándole un feliz cumpleaños y reconociendo el Día Nacional de la Educación. El Rebe respondió deseándole una pronta recuperación y hablando con él acerca de su comprensión [mutua] de la importancia de la educación en [lo que respecta a] la formación de ciudadanos íntegros.

En el farbrenguen de Yud Alef Nisan, que fue transmitido por televisión nacional para que todos lo escucharan, el Rebe abordó el asunto. Después de desearle una recuperación al presidente, el Rebe habló sobre la necesidad urgente de enseñarles a los estudiantes valores y moral a lo largo de su educación, y recordarles a los alumnos que hay un Dios que observa todas nuestras acciones.

El Rebe condenó fuertemente la tendencia educativa actual en la que los educadores sienten que no es su trabajo brindarle a sus estudiantes códigos de ética y moral; más bien, [argumentan que] solo necesitan compartirles  conocimiento y permitirles la libertad de elegir su propio camino. 

El Rebe también condenó la creencia popular en ese momento de que el crimen se originaba en vecindarios pobres donde escasean las oportunidades para sus habitantes, quienes luego, sin otras opciones, recurren a comportamientos destructivos y peligrosos.

Citando el ejemplo del reciente intento de asesinato por parte de un joven heredero de una familia empresarial americana sumamente rica y respetada, el Rebe refutó la noción anterior y la culpó de la falta de enseñanza de ética en nuestras escuelas. 

El Rebe continuó explicando que los niños necesitan ser guiados e instruidos en qué es lo que está mal y qué es lo que está bien. Necesitan saber que robar y matar son actos reprobables, y necesitan saber que hay un Ser Supremo que lo ve todo y sabe todo lo que sucede aquí abajo. Cuando los niños aprendan acerca de la presencia de Dios y que Él puede ver cualquier acción malvada que hagan, ganan la fuerza moral interior para elegir lo correcto y no causar daño.

*

Hoy también hay una retórica popular de que el delito, la delincuencia y el mal comportamiento en general son simplemente el resultado de la pobreza, la miseria y la falta de oportunidades. Mientras que todavía no conocemos los detalles exactos de Thomas Matthew Crooks, podemos estar seguros de que algunos culparán a sus circunstancias por su proceder. Pero en las palabras del Rebe, no son las circunstancias de la vida las que prescriben el destino de una persona. Con valores firmes y la creencia en Dios, podemos tomar las decisiones correctas.

La fortuna que perdió en un instante y la actitud que tomó - El pobre hombre que encontró una joya y el capitán del barco

Una persona pobre se ganaba su Parnasá (sustento) cavando y vendiendo arcilla. Una vez, mientras cavaba en la tierra, se encontró una piedra preciosa que valía una fortuna. Fue a un joyero para que la tasara. El joyero le dijo: "No hay nadie en este país que pueda pagar su valor. Deberías viajar a Londres, a la capital..."
Pero era pobre y no tenía dinero para semejante viaje. Vendió todo lo que tenía y fue de casa en casa recogiendo limosnas, hasta que consiguió suficiente dinero para viajar al puerto.

Quiso subirse a un barco que se dirigiera a Londres, pero no tenía dinero, así que fue donde el capitán y le mostró su diamante.
El capitán inmediatamente le dio la bienvenida al barco con gran honor. "Es usted
seguramente una persona muy pudiente." Le dio una cabina privada en primera clase con todas las comodidades, como se les da a los más ricos.
Su camarote tenía una escotilla con vista panorámica al mar y todo el tiempo pensaba y se complacía con su diamante. Lo apreciaba especialmente mientras comía, ya que comer con alegría hace mejor la digestión.

Una vez, estaba comiendo con el diamante apoyado sobre la mesa y se quedó dormido.
Entró el grumete, agarró el mantel con las migas y las arrojó al mar. No se dio cuenta de que el diamante estaba sobre la mesa... Cuando este hombre se despertó, comprendió lo que había sucedido y se sintió terriblemente angustiado. Casi enloquece por la agonía. Pero no podía darse el lujo de estar triste, ya que el capitán del barco era una persona implacable e iracunda, y seguramente lo mataría si no pagaba su boleto. Así que siguió mostrándose feliz y de ánimo, fingiendo que no había pasado nada.

El capitán solía venir a charlar con él un rato todos los días, y ese día vino como de costumbre. El hombre fingió estar feliz. No se notó en su comportamiento que algo haya cambiado.

El capitán le dijo: "Sé que eres sabio y honesto. Te comento: quiero comprar una gran cantidad de trigo para vender en Londres. Puedo ganar mucho dinero con esta transacción, pero me temo que la gente dirá que estoy robando dinero del tesoro Real. Por eso quiero que esta compra específica esté a tu nombre. Te pagaré bien por esto." Al hombre le gustó la idea y accedió.

Tan pronto como llegaron a Londres y compraron el trigo, el capitán murió.
El trigo se lo quedó esta persona y obtuvo ganancias varias veces superiores al valor del diamante perdido.

Rabí Najman de Breslov concluyó de este Mashal: "El diamante en realidad nunca fue
suyo. La prueba de ello es que lo perdió. El trigo era suyo, y la prueba es que sus beneficios y ganancias quedaron para él. Y la razón por la que obtuvo lo que sí le correspondía es sólo porque se mantuvo con ánimo y feliz."

domingo, 7 de julio de 2024

Un saludo desde el Gueinom

Guershon Jacobson comenzó a publicar en Nueva York un semanario en Idish llamado "Alguemeiner Journal", que se hizo bastante famoso y se vendía muy bien. La mayoría de sus escritores y columnistas eran temerosos de Di-s, pero también publicó artículos de Natan Yelin-Mur, quien en su juventud editó el periódico Haa'Tzel, luchó en 'Leji' y fue miembro de la Kneset.

Yelin-Mur escribía artículos de calidad, pero expresaba fuertemente su enfoque ateo. [Jacobson les dijo a los tantos lectores que se quejaron ante él que "cuando tenía 5 años, los comunistas vinieron en medio del Kidush en Shabat y se llevaron a mi padre, quien nunca regresó. Y desde entonces creo que a cada persona se le debe dar voz, incluso cuando él no piensa como yo."]

El segundo día de Rosh Hashaná, Yelin-Mur apareció repentinamente en la casa de Jacobson. El anfitrión le sugirió:
"En mi barrio se encuentra el Lubavitcher Rebe. Está a punto de llevar a cabo un Farbrenguen con sus Jasidim. Al final distribuirá Kos Shel Brajá. Estás invitado a venir conmigo."

Yelin-Mur respondió: "Si el Rebe no me conoce, ¿qué sentido tiene que vaya? Y si me conoce, peor entonces... Desde luego que me expulsará y los jasidim se lanzarán encima mío..."

Jacobson le explicó que el Rebe es una persona amable que no hace daño a nadie y lo convenció de sumarse. Vinieron al Farbrenguen. Al final, hicieron la fila para recibir un Kos Shel Braja, y Jacobson presentó a Yelin-Mur frente al Rebe, quien sonrió y le dijo:

"¡Es un honor para mí encontrarme con usted! Usted sabe que cuando Di-s le otorga a un judío un talento determinado, debe aprovecharlo y hacer uso del mismo lo mejor que pueda."
 Yelin-Mur estaba asombrado:

"¿Usted lee mis artículos?"

"Así es", respondió el Rebe.

"¡Así que usted está de acuerdo con mis palabras!"

"Yo no dije eso."

"¡¿Como se explica entonces?!"

"Si sólo leería las cosas con las que estoy de acuerdo", dijo el Rebe, "leería muy poco..."

"Si no está de acuerdo con mis palabras", continuó Yelin-Mur, "¿por qué me bendice?!"

"Un día llegarás a la verdad", concluyó el Rebe, "pero mientras tanto, seguí escribiendo."

Jacobson lamentó en ese instante que el Rebe no hablara con Yelin-Mur sobre Torá y Mitzvot. Cuando se iban, de repente llamaron de regreso a Yelin-Mur. El Rebe le preguntó:

"¿Cómo estás en lo que respecta a asuntos de Torá y Mitzvot?"

Yelin-Mor respondió con su ingenio:

"Lo estamos evaluando..."

"No eres un joven que le competa la indecisión. Debes hacer algo al respecto."

Yelin-Mur respondió:

"Soy como el judío de la historia del Rab Levi Itzjak de Berditchov..."

Quiso explicarle al Rebe a qué se refería, pero el Rebe lo interrumpió:
"¡No es lo mismo! Ahí se trata respecto de otra persona, pero aquí te refieres a ti mismo..."

La conversación terminó con estas palabras. 
Cuando se fueron, Jacobson le preguntó:

"¿A qué historia del Rab Levi Itzjak te referías? ¿Y qué te respondió el Rebe?"

Yelin-Mur le explicó que se refería a la historia en la que el Rab Levi Itzjak llegó al Beit Hakneset en Yom Kipur, y se encontró con un judío fumando en la puerta y le dijo:

"¡Debes haber olvidado que hoy es Yom Kipur!"

"¡No lo olvidé!", respondió el hombre, riéndose.

"Entonces debes haber olvidado que está prohibido fumar en Yom Kipur..."

"¡Lo sé!"

Rabí Levi Itzjak alzó sus manos al cielo y dijo: "Ribono Shel Olam, observa qué hijos tienes. Incluso cuando fuman en Yom Kipur, ¡dicen la verdad!".

Yelin-Mur continuó explicando:

"Iba a decirle al Rebe que al menos no miento. El Rebe de alguna manera supo que me refería a esa historia y quiso decirme: Cuando una persona ve a alguien cometiendo una transgresión, debe juzgarlo favorablemente. Pero una persona no debe juzgarse de antemano así mismo favorablemente cuando se dispone a cometer una transgresión..."

Jacobson quedó admirado por el Ruaj Hakodesh del Rebe, pero no percibió que se hubiera aprovechado la oportunidad de 'romper la cáscara'.

Pasó el tiempo. Cierto día Jacobson recibe un llamado telefónico de Yelin-Mur, que le dijo:

"Estoy en un hospital en grave estado, mis días están contados, por favor venga a visitarme."

Cuando Jacobson llegó y lo visitó Yelin-Mor le entregó un sobre cerrado y le dijo:

"Sólo ábrelo cuando me muera."

Después de un corto período, Yelin-Mur falleció.

Jacobson abrió el sobre y vio un artículo (una columna periodística) con el siguiente título:
Saludos desde el Infierno.

Y allí decía:
"Están leyendo esto después de mi muerte. Como saben, no creí en 'la otra vida', pero si existe tal cosa, estoy en camino hacia allí. Quiero describirte por lo que estoy pasando ahora."

Luego comenzó a describir en su rico y elocuente lenguaje siete secciones del infierno y cómo se encuentra en la sección más baja... Describió la terrible oscuridad que reina allí, y agrega: "De repente veo una luz muy intensa, y me pregunto: ¿Qué relación tiene conmigo? Aquella luz fue acercándose y penetró más hasta entrar en mi corazón, me alzaba y me sacaba de las profundidades. Mis amigos en el infierno me preguntan: '¿De dónde viene esta luz?', y yo les respondo: 'Esta luz pertenece al Rebe de Lubavitch', y les conté acerca de nuestro encuentro."

"Tal vez el Rebe no cree que haya logrado cambiarme, pero algo cambió en mí. No me veía como un judío comprometido absolutamente a nada, pero el Rebe me trató de una manera diferente y me preguntó cómo estaba en términos de Torá y Mitzvot, como si visitara regularmente el Beit Hakneset. Él me vio como parte de Am Israel y nunca dejó de creer que había una parte en mí que todavía está conectada con Dios."


[Este hombre entendió y percibió que el Rebe cree en él, a pesar de sus ideologías y su estilo de vida. El Rebe tenía una certeza dentro suyo, genuina y realista, que él guarda pertenencia con Yahadut. El Rebe logró revelar el Kesher intrínseco de cada Yehudi, sea quien sea, con Hashem, con Su Torá y con las Mitzvot.]


©JasidiNews 

martes, 2 de julio de 2024

Qué será de Lubavitch - 30 años de Guimel Tamuz



Es normal y natural que cuando el calendario nos marca que nos estamos acercando a [cumplirse] los 30 años desde Guimel Tamuz 5754, uno comience a hacerse la pregunta obvia: “¿Qué será?” 

Por el rabino Gershon Avtzon – Cincinnati, Ohio

Es normal y natural que cuando el calendario nos dice que se acercan los 30 años de Guimel Tamuz 5754 – no importa cómo uno vea y sienta esta fecha – que el corazón comience a formularse la pregunta obvia: “¿Qué será?”

Me gustaría compartir dos historias (de muchas), donde el Rebe abordó esta cuestión y que nos mostrarán el enfoque correcto respecto a cómo abordar esta pregunta en nuestras propias vidas.

La primera historia:

En 5710-1950, Jasidut Jabad enfrentaba un dilema existencial. El Frierdiker Rebe había sido nistalek en Yud Shvat y el Rebe se negaba a asumir el mando. Los jasidim suplicaron, rogaron y le escribieron sinceras cartas al Rebe en las que le suplicaban que tuviera misericordia de ellos y aceptara el Nesius, pero en vano.

Un jasid en particular, Reb Avraham Pariz, que tenía una cercanía excepcional y única al Rebe, le escribió una carta muy apasionada en la que expresa dos puntos: 1) Varias razones y pruebas por las cuales el Rebe debería aceptar el Nesius; y 2) Que si el Rebe continúa negándose al pedido de los jasidim, entonces “¿qué pasará con Lubavitch”?

Respecto al primer punto, el Rebe respondió (Igrot Kodesh Volumen 3 página 308 #615): “Y [en cuanto a] lo que escribes acerca de mí: ¿De qué sirve tu escritura? No poseo [tales cualidades y condiciones]. Por mi parte, no necesito alusiones ni explicaciones. Me basta con contemplar brevemente mi nivel y situación para conocer mi estado. Entonces, ¿qué puede cambiar otra persona con pruebas y [explicaciones, argumentos] intelectuales?”

Respecto al segundo punto, el Rebe continuó: “¿Qué sucederá? ¿Qué sé yo? Lo que el Rebe está pensando es su responsabilidad; seguramente él se encargará de ello. ¿Cómo? No lo sé. Hay otras cosas que tampoco sé.”

La segunda historia

Era el año 1974. Israel apenas comenzaba a recuperarse de la devastadora guerra de Yom Kipur en la que cerca de 3.000 israelíes murieron y más de 9.000 resultaron heridos. El entonces Gran Rabino del norte de Tel Aviv, el rabino Israel Meir Lau, había viajado a Nueva York para visitar al Rebe y pedirle consejo.

Durante el curso de su conversación, el Rebe le preguntó al rabino Lau cuál era el estado de ánimo “en las calles de Israel”, después de haber enfrentado una guerra tan desafiante. El rabino Lau le dijo al Rebe que los judíos se preguntan unos a otros: "¿Vos vet zain?" ¿Qué será? [qué va a pasar]"

El Rebe inmediatamente agarró el brazo del rabino Lau y le dijo enfáticamente: “Idn fregn nit ¿voz vet zain? Zei freguen, ¿Voz gueit men ton? "Los judíos no preguntan: '¿Qué será?', preguntan: '¿Qué vamos a hacer?'

Estas dos historias nos muestran las respuestas duales que el Rebe espera que tengamos – e interioricemos – a la gran pregunta de “¿qué será?”. Por un lado, debemos estar seguros de que el Rebe – como Moshé Rabeinu de la generación y fiel pastor de la generación – ciertamente no abandonó a su leal rebaño. El Rebe tiene una visión y una misión y ciertamente tendrá éxito en la misión.

Es obvio que ha sido decidido y acordado por el Rebe – como todo lo que le sucede a un Rebe es con su acuerdo – que en aras del éxito de la misión especial de nuestra generación (¡la misión de traer la Gueulá!) necesitaríamos pasar por este período de ocultamiento y confusión. No debería sorprendernos que no entendamos los caminos del Rebe y deberíamos poder decirnos honestamente a nosotros mismos: “Lo que el Rebe está pensando es su responsabilidad; seguramente él se encargará de ello. ¿Cómo? No sé. Hay otras cosas que tampoco sé”.

Al mismo tiempo, no debemos contentarnos con la situación actual – y sentarnos y decir que el Rebe se hará cargo de la situación – debemos desafiarnos a nosotros mismos a hacer algo respecto del terrible ocultamiento y la oscuridad.

La comprensión de que la misión y la visión del Rebe se harán realidad, incluso si no entendemos el proceso, debería inspirarnos a querer ser socios en la misión. Esto se logra exigiéndonos a nosotros mismos hacer más en nuestro compromiso con el Idishkait y nuestro compromiso de compartir la luz de la Torá y el Jasidut con todos aquellos que nos rodean. Debemos salir al mundo con el mensaje y la profecía del Rebe sobre la inminente venida del Mashíaj.

Cuando, inevitablemente, nos encontramos con judíos que parecen deprimidos (bajoneados) y abatidos por los acontecimientos actuales del mundo, debemos compartir con ellos el mensaje del Rebe: “Los judíos no preguntan: '¿Qué será?', preguntamos: '¿Qué vamos a hacer al respecto?"

¡Vamos!¡En marcha!

¡Que tengamos el privilegio de ver y encontrarnos con el Rebe aquí en este mundo, en un cuerpo físico, en este plano terrenal, y él nos redimirá!”