Fue a principios del año 1992, [justo un día antes de que el Rebe de Lubavitch sufriera un derrame cerebral debilitante]. Miles de personas hacían fila para recibir la Brajá del Rebe y un dólar (para fomentar la Tzedaká).
Rab Yosef-Itzjak Pevzner también estaba en esa fila con un grupo de unas veinte personas, allegados y patrocinadores de su Beit Jabad esperando para hacerle entrega al Rebe de las llaves del enorme campus (que costó millones de dólares) que acababan de terminar de construir en París, Francia.
Tres años antes, en 1989, el Rebe declaró públicamente que ese año era Shnat HaBinyan - 'el Año de la Construcción'. Inmediatamente, cientos de instituciones de Jabad en todo el mundo comenzaron a construirse. Pero muy pocos, si es que hubo alguno, fueron de una escala tan grande como la del rabino Pevzner.
Rab Pevzner decidió construir un campus de edificios en adición a los edificios de la escuela y la Pnimiá que ya tenía. Pidió la Brajá del Rebe, la recibió y, semanas después, contaba con decenas de donantes adinerados interesados en su sueño. Ahora también podría admitir muchos más alumnos.
El proyecto era inmenso. Casi más de lo que esperaba el rabino Pevzner. Hubo muchas crisis y dificultades y tuvo que consultarse con el Rebe (quien se hizo partícipe con grandes donaciones y brindó también varias respuestas) innumerables veces.
Y después de tres años de trabajo día y noche casi sin descanso, se terminó. ¡Un milagro!
Ahora la fila avanzaba y finalmente llegó su turno. ¡Estaban parados frente al Rebe! Todos radiantes de alegría cuando Rav Pevzner se adelantó y le entregó al Rebe el manojo de llaves de todos los edificios y anunció con orgullo:
"Rebe, gracias a Di-s, el campus está terminado. Nos tomó tres años muy difíciles. Si no hubiera sido por las bendiciones y los consejos del Rebe, no podríamos haberlo logrado. Pero ahora, con la ayuda de Di-s, está terminado, y aquí están las llaves."
El Rebe tomó las llaves y, con una cara sonriente, dijo: "Comience inmediatamente a construir un nuevo edificio."
¡Todos estaban shockeados! Después de tres años de trabajo constante, pensaron que ya habían hecho más que suficiente. Pero el Rebe nunca se equivocó.
Les dio a cada uno de ellos un dólar (además de los cien dólares que había enviado antes a todos los grandes donantes), los bendijo a todos con éxito y un buen viaje de regreso, y regresaron a Francia.
Pero estaban completamente confundidos. Si no hubieran estado familiarizados con la grandeza del Rebe y su conocimiento aparentemente infinito tanto de Torá como de los asuntos seculares, no habrían tomado en serio lo que dijo.
¿Para qué necesitaban otro edificio? El plan era trasladar a los estudiantes a los nuevos edificios y los viejos edificios vacíos podrían usarse si fuera necesario, cuando haya muchos más alumnos, lo cual era muy poco probable. ¡Los nuevos edificios eran más que suficientes!
Pero aún más improbables eran las posibilidades de conseguir más terrenos de la ciudad; de hecho, era prácticamente imposible. El terreno que adquirieron ya era un milagro.
Pero Rab Pevzner, como fiel 'Sheliaj' del Rebe, ya no pensaba en términos normales; estaba acostumbrado a los milagros.
Fue a la municipalidad e inmediatamente pudo obtener una audiencia con el Ministro de Vivienda. Tan pronto como entró en su oficina, fue directo al grano; necesitaba otro terreno para construir otro edificio aún más grande.
Esperaba una respuesta como: "¡Más terrenos! ¿Pero para qué, rabino, si ni siquiera ha comenzado a usar lo que tiene? O, '¿No le gustaría tal vez que le entregue todo París'?".
Pero en cambio, el ministro se puso de pie y solicitó cordialmente que el rabino Pevzner lo llevara a dar un recorrido por el nuevo campus que acababa de terminar de construir.
Se hicieron los preparativos necesarios, y poco después el rabino pudo dedicar un buen tiempo mostrándole y explicándole los diversos sectores del edificio. Finalmente, mientras caminaban, se armó de valor y le preguntó al ministro si era un hombre religioso.
El ministro asintió, tras lo cual el rabino Pevzner comenzó a hablarle acerca del Lubavitcher Rebe, terminando con las palabras: "El Rebe quiere que construyamos un nuevo edificio. Es decir, otro edificio adicional. Y el Rebe nunca se ha equivocado."
El ministro se detuvo de repente. Lo mira de frente al rabino Pevzner, muy serio y le dice: "He oído hablar de tu Rebe y tenía entendido que es un hombre muy sabio. ¡Pero ahora sé que también es un profeta!"
El rabino Pevzner se sorprendió. ¿Quizás el ministro estaba siendo sarcástico? Pero entonces el hombre continuó.
"Rabino, no debes decirle a nadie lo que voy a contarte ahora. El intendente va a tomar todos tus edificios viejos. Ustedes se quedarán solo con estos nuevos. Él solo está esperando hasta después de las elecciones porque no quiero hacerse enemigos, pero ya se ha decidido. Los edificios de tu vieja escuela serán demolidos, y el terreno te lo quitarán para onvertirlo en un nuevo centro comercial. Y entonces te será imposible conseguir otro terreno o admitir más alumnos.
"No hay forma de que su Rebe haya podido enterarse de esto. ¡Es pura profecía! Rabino, como te dije, soy un hombre religioso y reconozco un milagro cuando lo veo. Vení mañana a mi oficina y te daré el terreno que estés necesitando, y entonces debes construir tanto como sea posible y tan pronto como sea posible. Antes de las elecciones."
Al final, el milagro llegó de otra manera.
El intendente perdió las elecciones y parecía que no hizo falta ningún milagro. ¡Hasta que, solo unos días después, se produjo un incendio que destruyó por completo los antiguos edificios!
¡Pero con el nuevo edificio adicional que el rabino Pevzner construyó a pedido del Rebe, pudo admitir más alumnos, y en poco tiempo también se llenó de nuevos alumnos que parecían haber aparecido de la nada!
¡El Rebe previó todo esto más de dos años antes de que sucediera!
Fuente: "HaGeula" (#253 - 2004).