La historia del Rebe que se acercó para ayudar a un niño judío, Eli Groisman, en la isla caribeña de Curazao recibió un inesperado giro estos últimos días y fue contada por el renombrado orador Rab Shais Taub en un Farbrengen este Guimel Tamuz en Five Towns , Nueva York.
Rab Shais Taub, su hijo Isroel Taub y su futuro suegro Eli Groisman en el compromiso unas semanas atrás. |
Por COLlive
En una notable historia de Hashgajá Pratit y redención, la historia de “Un judío en Curazao” acerca de una vida que toma un giro transformador gracias al Rebe recibió un desarrollo adicional que alteraría el curso del destino de la familia para siempre.
Eli Groisman contó la siguiente historia sobre su vida:
Crecí en Curacao, una isla caribeña que forma parte de las Antillas Neerlandesas. No había escuelas judías en la isla en aquel entonces y asistí a una escuela Protestante.
Pasé un tiempo muy difícil en la escuela. Aunque me había criado en un hogar no observante, me negaba obstinadamente a participar en los servicios religiosos y las clases que formaban parte del plan de estudios de la escuela. Los estudiantes no judíos buscaban peleas diarias conmigo, e incluso sentí que mis maestros y el director de la escuela estaban de su lado.
Cuando llegué al séptimo grado, las cosas estaban llegando a un punto crítico. La vida no se estaba haciendo más fácil. Por el contrario, las peleas eran más frecuentes que nunca y más feroces. Mis relaciones con el director de la escuela se hicieron cada vez más hostiles. Empecé a faltar a la escuela. Pasé mis días jugando al golf en el club de golf cercano, volviendo a la escuela a tiempo para encontrarme con mi padre, Jaim Groisman, quien me llevaba a casa todos los días.
Un día, el director llamó a mi padre a su oficina para averiguar por qué no había ido a la escuela en las últimas semanas. Al encontrarse conmigo como de costumbre ese día después del horario escolar, mi padre preguntó: "¿Cómo estuvo la escuela hoy?" Le respondí: “Lo mismo de siempre”. Entonces mi padre me preguntó: “¿Fuiste a la escuela hoy? ¿La semana pasada? ¿Hace dos semanas?" No queriendo mentir, admití que no lo había hecho.
Mi padre me dio para elegir: rendirme y hacer lo que hacen los demás niños, o dejar la escuela e ir a trabajar con él, y trabajar duro, todos los días. No necesité pensar mucho. Entré en la oficina del director, dejé mis libros y manuales en el escritorio del director y corrí hacia mi padre.
Empezaron a llegar cartas de advertencia a nuestra casa indicando la ley de que todos los menores deben asistir a la escuela. Como resultado, las relaciones sociales de mi familia con la comunidad también comenzaron a deteriorarse.
Mi padre estaba terriblemente molesto por mi situación, pero no sabía cómo salir. Una noche tuvo un sueño. Se vio a sí mismo cerca de los tres años, antes de su Opshernish, sentado en el regazo de su abuela. Ella le estaba diciendo: "Liuvu (en ruso, 'mi amor'), cada vez que estés en problemas, el que puede ayudarte es el Lubavitcher Rebe." Esta fue la primera vez que oí hablar del Rebe.
A la mañana siguiente, mi padre fue a su Shul, un edificio pequeño y discreto cerca de su casa. Le pidió al cuidador que le abriera la puerta y se dirigió al Aron HaKodesh (arca), volcó su corazón frente a Di-s y se dio la vuelta para irse.
Un día de enero de 1983, el rabino Moshe Kotlarsky, asistente del rabino Jaim Mordejai Hodakov, el secretario principal del Rebe, recibió una llamada telefónica en su casa del rabino Hodakov. “Lávate las manos”, le instruyó el rabino Hodakov, usando un término en clave que le daba indicios a Kotlarsky de que el Rebe estaba en la línea, escuchando. “El Rebe quiere que vayas a Curazao de inmediato”.
Cuando el Rebe le dice a un jasid que actúe, no hace preguntas; el actúa. El rabino Kotlarsky eligió a un compañero de viaje, Levi Krinsky, un estudiante de ieshivá de 17 años, y ambos tomaron el siguiente vuelo a Curazao. Al llegar al aeropuerto y sin saber a dónde ir ni qué hacer allí, tomaron un taxi y pidieron que los llevara a la sinagoga.
Los taxistas de Curazao están acostumbrados a este tipo de solicitudes y, por lo general, acceden a la sinagoga más grande de la isla, reconocida como la sinagoga más antigua del hemisferio occidental, Mikve Israel Emanuel. Esta sinagoga, en la que los servicios se llevan a cabo solo en Shabat, funciona también como museo durante toda la semana. Tiene una característica única: el suelo está cubierto de arena blanca, posiblemente porque sus fundadores, que escaparon de la Inquisición, cubrían con arena las escaleras que conducían a sus casas de rezo en Portugal para ocultar el sonido de sus pasos.
Este taxista, sin embargo, no llevó al rabino Kotlarsky a Mikve Israel Emanuel sino a un pequeño Shul del barrio. Cuando el taxi se acercó a la puerta, el rabino Kotlarsky vio a un hombre saliendo del edificio. Pensando que este hombre sería una buena fuente de información acerca de la comunidad judía local, se le acercó y le dijo: “Fuimos enviados aquí por el Lubavitcher Rebe. Queremos conocer a la comunidad judía de aquí. Estamos alojados en el Plaza Hotel. ¿Podría venir con nosotros y contarnos acerca de la comunidad local?” El hombre, que no era otro que mi padre, acababa de salir del Shul y casi se desmaya.
Mi padre le contó al rabino Kotlarsky acerca de la difícil situación de nuestra familia y me presentó a los jóvenes rabinos. Mi primera pregunta al rabino Kotlarsky fue: "¿Está permitido defenderte si alguien se te acerca y te golpea?" De las películas y los programas de televisión que había visto sobre el Holocausto, había ya formado en mi cabeza una impresión de que los judíos eran débiles y no se defendían cuando eran atacados. El rabino Kotlarsky me respondió: "¡Asegúrate de defenderte y hacer tanto daño [de tal manera] que no vuelvan nunca más por ti!" Pensé que este rabino era genial.
El rabino Kotlarsky me invitó a ir a Nueva York y asistir al Camp Gan Israel en Catskills ese verano y luego a la Yeshiva, que comenzaba en septiembre. Esta era la respuesta a mis plegarias y acepté el ofrecimiento de inmediato.
Me gustaría agradecerle al Rebe por ocuparse de mí y de mi familia. Todos deberíamos tomar su ejemplo sobre cómo uno debe cuidar a un compañero judío. No tiene que ser un judío en la lejana Curacao; puede ser alguien a la vuelta de la esquina. Seguramente, siguiendo el ejemplo del Rebe, todos tendremos el mérito de la revelación del Mashíaj.
Posdata 1:
Unos años después de encontrarse con los Shlujim de Jabad enviados personalmente por el Rebe, la familia Groisman se mudó a Caracas, donde Jaim Groisman se convirtió en parte integral de la comunidad de Jabad. Jaim Groisman se desempeñó con frecuencia como Jazan en la sinagoga local y estudió con los muchachos de la Yeshivá local, donde se desempeñó como Menahel Gashmi (administrador) de las escuelas Jabad-Lubavitch. Falleció en 2015 a la edad de 74 años. Dejó a su esposa, hijos y nietos.
Posdata 2:
Este último Guimel Tamuz, el renombrado orador el Rabino Shais Taub fue uno de los invitados destacados al Farbrenguen de Guimel Tamuz del Chabad of the Five Towns en Cedarhurst, Nueva York.
'Chabad of the Five Towns' está dirigido por los Shlujim Rab Zalman Wolowik y su esposa Jani, la hija de Rab Kotlarsky. Hace unos años, los Wolowik contrataron al rabino Taub para impartir clases y charlas.
A lo largo de los años, el rabino Taub ha impartido conferencias y clases de Torá a audiencias por todo el mundo, como así también ha escrito columnas y libros. La historia de “Un judío en Curazao” la compartió más de una vez. Pero ahora, reveló, tomó un significado personal para él.
Esta semana, el hijo del rabino Taub, Isroel Taub, se comprometió con Malky Groisman, hija de Eli Groisman y nieta de Jaim Groisman. La Kalá, Malky (Malka Beila), lleva el nombre de la abuela que se apareció a Jaim Groisman en un sueño y le dijo que si alguna vez se encontrara en problemas, quien podría ayudarlo es el Rebe de Lubavitch…
Cuando el rabino Taub contó la historia en este Farbrengen, se emocionó mucho.
“El Rebe, en su visión infinita, despertando al rabino Kotlarsky en medio de la noche, estaba pensando mucho más allá de lo que sucedió en 1983 y mucho más allá de lo que sabemos que sucedería en el 2023, porque esta historia recién comienza."
“Si preguntas, ‘¿Cuál es nuestra conexión con el Rebe en su Yortzait número 29?’, 29 años es mucho tiempo. Hay personas que nacieron, crecieron, se casaron y formaron sus propias familias en los últimos 29 años.
“Entonces, ¿qué tan fresca y actual puede ser nuestra relación con el Rebe? Así que aquí estoy, les estoy contando un milagro que el Rebe acaba de hacer por mí y que descubrí hace 2 noches. Todos en esta sala son destinatarios y beneficiarios de los milagros del Lubavitcher Rebe, ya sea que lo sepan o no”.
Mientras conmemoramos el vigésimo noveno Yortzeit del Rebe, el impacto de su guía divina continúa repercutiendo en las vidas de personas de todo el mundo.
La historia de Eli Groisman, ahora entrelazada con el renombrado orador Rab Shais Taub y su conexión recién forjada, sirve como testimonio del amor inquebrantable del Rebe por cada judío. Y un recordatorio de que un Shlijus que una vez le fuera dado (al rabino Kotlarsky) sigue dando resultados (a través de su hija y su yerno).
Mientras nos esforzamos por emular su ejemplo de esmero, atención por el otro y compasión, anticipamos el desarrollo futuro de los milagros por venir, inspirados para siempre por la marca indeleble que dejó el Rebe en nuestro mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario