Era el día víspera de Pesaj de 5516 (1756), y como en todas las festividades, muchos de los Jasidim del santo Baal Shem Tov llegaron a Mezibush para pasar Pesaj con su Rebe. Siempre era toda una experiencia, edificante, casi mágica, estar en presencia de Baal Shem Tov, especialmente durante un Yom Tov. Pero, en este Pesaj, los Jasidim estaban apesadumbrados ya que podían percibir que algo le estaba molestando seriamente al Besht (Baal Shem Tov). No estaba en su ánimo optimista habitual.
Después de la búsqueda del Jametz la noche anterior al Seder, el Baal Shem Tov le dijo a diez de sus discípulos más cercanos que recitaran Tikun Jatzot (la plegaria de medianoche para conmemorar la destrucción del Templo) con suma concentración. Mientras lo recitaban, Reb Tzvi (el escriba del Besht) vino corriendo y gritó: "Riboino Shel Oilom! El Rebe se desmayó y cayó al suelo en su estudio." Todos estaban alterados, pero nadie se atrevería a entrar al estudio y molestar al Besht.
A la mañana siguiente, antes del Seder de Pésaj, el Baal Shem Tov rezó la Tefilá matutina en lo que les pareció un estado de ánimo abatido. Cuando terminó su Tefilá, habló ante sus alumnos acerca de la 'Confianza en Di-s': "La fe verdadera y completa en Di-s solo puede ocurrir cuando una persona no puede ver ninguna forma de superar su problema. Cuando, en ese mismo momento, la persona cree sin duda que Di-s lo salvará de su problema, y lo más importante, la persona muestra esta confianza y fe en Di-s estando Besimjá (teniendo una actitud alegre), esta alegría en sí misma indica que la persona no tiene dudas de que él pronto, con la ayuda de Di-s, superará su problema."
Tan pronto como el Besht terminó este discurso, su estado de ánimo cambió notablemente. Parecía más tranquilo. Los jasidim susurraron entre ellos: "El cambio en el estado de ánimo del Rebe no se debe a un cambio en el decreto espiritual que sin duda le preocupa. No", todos estuvieron de acuerdo, "el cambio en el Rebe es lo que cambiará el decreto celestial, Beezras Hashem."
En la tarde de ese mismo día, cuando llegó el momento de hornear las Matzot (las Matzot hechas después del mediodía víspera del Seder son consideradas las más preciadas), el Baal Shem Tov se sumergió en la Mikve antes de llegar a la Matzería. Su estado de ánimo había mejorado aún más y parecía estar realmente contento.
Esa noche, en el Shul del Baal Shem Tov, se cantaron con gran entusiasmo las Tefilos vespertinas especiales de Pesaj. Después de la Tefilá, sus discípulos cercanos que fueron invitados al Seder de Besht se sentaron alrededor de la mesa del Seder esperando ansiosamente escuchar sus comentarios a la Hagadá. Pero esta noche de Pesaj fue diferente, el Besht no expuso los profundos significados místicos de la Hagadá. En cambio, para decepción de sus invitados, simplemente leyó el texto en silencio.
Cerca del final del Seder, el Baal Shem Tov cerró los ojos. Los discípulos se miraron unos a otros, "Está en un estado de Dveikut (profunda meditación) o 'casi' se queda dormido." La habitación estaba en silencio. De repente, el Besht comenzó a reír tan fuerte que apenas podía quedarse quieto en su silla.
"¡Mazel Tov!" exclamó: "Gracias a Di-s que ha elegido la Torá, a Moshé Rabeinu y a Am Israel. Sepan, incluso el judío más simple puede cambiar un edicto celestial!"
Los discípulos se quedaron sin habla cuando comenzó a explicar.
“Ayer por la mañana, un terrible edicto fue decretado en el Shamaim contra los judíos de un pueblo cercano. Los campesinos no judíos de ese pueblo planeaban atacar a los judíos en la primera noche de Pesaj.
"Recé con todas mis fuerzas e incluso les pedí que me ayudaran. Pero no pudimos vencer el decreto celestial. Finalmente me rendí y puse mi confianza en Di-s de que el decreto sería rescindido. En ese momento comencé a sentirme feliz.
“Cuando nos sentamos al Seder, había llegado la hora de la ejecución del decreto. No vi ninguna esperanza para los judíos que vivían en ese pueblo. Pero en un solo instante, gracias a Di-s, todo cambió.
"En ese momento, una pareja sin hijos de entre mis jasidim que vivían en la aldea donde se iba a ejecutar el decreto estaba sentada en su mesa del Seder. Aunque son judíos simples e incultos, son excepcionalmente amables, devotos y llenos de buenas acciones. Cuando llegaron a la sección de la Hagadá sobre los egipcios arrojando a los niños recién nacidos al Nilo, la esposa comenzó a llorar. Su esposo trató de consolarla: 'Mi querida esposa, no estés triste, después de todo el pueblo judío finalmente salió de Egipto.'
"La esposa respondió: 'Si Di-s me hubiera bendecido con un hijo, lo habría protegido y no habría permitido que nadie lo lastimara. Y ciertamente no habría dejado que nadie tratara a mi hijo de la manera en que Di-s nos permitió ser tratados por los egipcios.'
“El esposo defendió a Di-s diciendo: 'Hashem es justo en todo lo que hace, solo que no siempre podemos ver o entender por qué eso es bueno para nosotros'.
“Pero la esposa le espondió: '¿Por qué Di-s no es más compasivo? ¿Cómo pudo habernos tratado así? Incluso si pecamos, seguimos siendo Sus hijos.'
"Y así, la discusión iba y venía a medida que pasaban por toda la Hagadá. Mientras tanto, el caso contra los judíos de su aldea se estaba discutiendo ante la Corte Celestial. Los ángeles defensores eran más persuasivos cuando la esposa presentaba sus argumentos mientras que los ángeles acusadores eran más persuasivos cuando el esposo presentaba sus refutaciones. Realmente yo no podía ver cuál sería el resultado.
"Finalmente, después de completar la cuarta copa de vino, ya al final del Seder, el esposo no pudo pensar en otra respuesta a los argumentos de su esposa en contra del comportamiento de Di-s. Así que admitió: 'Mi esposa, tienes razón. Di-s debería haber tratado mejor a sus hijos.'
“Luego, sonrieron, se levantaron y comenzaron a bailar alrededor de la mesa del Seder. En ese mismo momento, se anuló el decreto del Cielo contra todos los judíos de su aldea”, concluyó el Besht.
Los discípulos quedaron fascinados con la historia. Luego, el Besht les dijo que colocaran sus manos sobre los hombros de la persona sentada a su lado. Cuando el Baal Shem Tov completó el círculo colocando sus manos sobre los hombros de la persona sentada a su lado, todos los Jasidim contemplaban una visión del esposo y la esposa bailando juntos alrededor de la mesa del Séder celebrando la liberación del pueblo judío de Egipto.
El Baal Shem Tov dijo con una pequeña sonrisa: "Solo deberían saber que también están celebrando la Gueulá (liberación del pueblo judío) de su propia aldea!"
Fuente: Adaptado por Yerachmiel Tilles de la edición de Tzvi-Meir HaCohen (Howard M. Cohn) de una historia en Seeker of Slumbering Souls: Stories of the Baal Shem Tov, volumen 1 (Chai Books).
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