viernes, 31 de marzo de 2023

¿Cómo logramos algo así?

Recientemente se publicó una carta de Reb Jatche Feiguin, uno de los secretarios del Frierdiker Rebe en Europa. Allí escribe la siguiente historia que escuchó directamente del Frierdiker Rebe.

El Alter Rebe tenía un Josid que por cuestiones de negocios solía viajar por las cercanías de Karlin. El Alter Rebe le dijo que se detenga allí la próxima vez y observe al Tzadik Reb Aharon Karliner.

Complacido por tener la oportunidad de hacer algo en nombre del Rebe, el Josid se dirigió a Karlin y encontró un lugar para dormir.

Al salir, notó que algunos jasidim corrían y les preguntó: "¿Hacia dónde se apresuran?"

"El Rebe ha estado ayunando estos últimos tres días y va a cortar su ayuno", respondieron.

"Dado que cortará su ayuno frente a los Jasidim, tengo la oportunidad de observarlo en este momento", pensó el josid, "y podré cumplir con las instrucciones del Rebe." Entonces, sin demora, los siguió hasta el Beit Hamidrash de Reb Aharon.

Después de lavarse las manos para Hamotzi y comer un poco de Jalá, se sirvió el primer plato. Reb Aharon comenzó a comer, pero dejó la comida inmediatamente, apartó el plato y exclamó con ira: "¡Está demasiado salada! ¿Quién preparó esta comida?"

Al escuchar la conmoción, la Rebetzin vino a ver qué pasaba. Dirigiéndose a su Rebetzin, el Tzadik preguntó "¿Vos preparaste esto?"

"Sí...", fue la respuesta.

"Está muy salado, incomible; motivo suficiente para darte el divorcio!", tronó el tzadik.

Todos los presentes quedaron atónitos. Esto era tan poco característico del Rebe.

Uno de los jasidim más veteranos decidió probar el plato que se sirvió y luego le dijo: "Rebe, sí, hay un poco de sal extra en la comida, pero no está tan salada como para justificar un divorcio."

Al escuchar estas palabras, el Rebe comenzó a bailar de alegría.

El Josid del Alter Rebe no sabía cómo reaccionar. Estaba desconcertado, le pareció un Shpil (una dramatización cómica que se estila realizar en) Purim. Así que decidió relatar algunos otros aspectos que notó, como el hecho que Reb Aharon ayunó durante tres días y luego comió una comida frente a los jasidim.

Al escuchar esto, el Alter Rebe preguntó: "Y ¿qué pasó en la Seudá?"

Al no tener otra opción, el josid relató lo que presenció, pensando para sí mismo, evidentemente, el Rebe había sentido que algo fuera de lo común había ocurrido.

Sintiendo la inquietud del josid por lo que había notado, el Alter Rebe le explicó. Reb Aharon vio un decreto severo que regía contra cierta comunidad. Iban a ser expulsados y desterrados de sus hogares y medios de subsistencia. Sería una calamidad para ellos. Para evitar este decreto ayunó durante tres días. Pero fue en vano, el decreto se mantuvo.

El Tzadik hizo una Seudá y dijo que la comida de la Rebetzin era incomible y por lo tanto estaba en planes el divorcio. La Rebetzin estaba representando a esa comunidad judía, cuyas acciones (u omisiones) causaron tanta angustia al Cielo que se decretó que merecían ser desterrados de sus hogares, por lo que dijo que se divorciaría de la Rebetzn.

Pero luego el anciano Josid argumentó: "Coincidimos que está salado pero no está tan salado como para que justifique un divorcio." En otras palabras, aunque esa comunidad pecó y merece ser reprendida, una reprimenda es suficiente y no hay necesidad de dar el paso drástico de divorciarse, es decir, que sean desterrados de sus hogares.

Estas palabras penetraron en el Shamaim y el decreto fue anulado y el Tzadik comenzó a bailar de felicidad.

Al escuchar esto, el Josid se dio cuenta de que no había entendido y había prejuzgado las acciones de Reb Aharon. Dirigiéndose al Alter Rebe, le preguntó: "Y ¿por qué no vemos algo así con el Rebe?"

"Logramos estas mismas cosas al decir un Maamar Jasidut", respondió el Alter Rebe.


Reb Jatche concluye su carta: "Te escribo esto porque escuché que hay cierta ruptura y discordia en tu comunidad, quiero que sepas que veo que le está causando angustia al Rebe, ya que en el Maamar reciente agregó algo sobre negar el odio infundado." Agregó todo un párrafo del famoso Maamar de Hejaltzu, que aborda este tema.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Carta del Rebe 11 de Nisan 5727 - Traducida al español

Carta Rebe Pesaj 5783-2023 

Conversaciones Sublimes - 2 de Nisan

La crisis era severa. Eran los días posteriores a la revolución comunista en Rusia. Se nacionalizó toda la propiedad privada. A los judíos observantes de la Torá y Mitzvot les resultaba sumamente difícil encontrar un medio de vida que no implicara Jilul Shabat. Como consecuencia, muchos llegaron a carecer de lo más elemental, el pan de cada día.

Encima de esto vino otro golpe terrible: el Histalkut (fallecimiento) del Rebe Rashab (Rabi Shalom-Dobver) de Lubavitch, mientras intentaba restaurar la vida jasídica en la ciudad de Rostov (próximo al río Don). El 2 de Nisan falleció el Rebe Rashab, teniendo apenas 60 años.

Rab Yaakov Lando (luego Rabino de Bnei Brak) fue uno de los más grandes discípulos y jasidim del Rebe, y estaba Mekushar (conectado) con él con todo su corazón y alma. El Rebe a su vez le demostraba un cariño especial y se hizo muy cercano. Lo alojó en una habitación especial en su casa, y lo nombró el 'Rab del Jotzer ('patio', de la zona)', y le dirigía las preguntas halájicas que surgían en casa.

El Histalkut del Rebe lo quebró. El mundo se le vino abajo. En la víspera de Rosh Hashaná, cuando se dirigió al Tzion (la tumba y sitio de reposo) de su Rebe, escribió en su Pidion Nefesh que leyó allí que su deseo era tener el mérito de ser enterrado dentro de los cincuenta Amot próximos al Tzion.

Unas horas más tarde, al regresar del Ohel, Rabi Yosef Itzjak, su único hijo y sucesor, le dijo a Rab Lando: "Mi padre me ordenó transmitirte el mensaje que no escribas tonterías."

"¿Qué tontería escribí?", preguntó Rab Lando.

“Eso no lo sé. Tú lo sabes. Solo me ordenaron que te dijera que no escribas tonterías”, fue la respuesta del Rebe Rayatz.

Pasaban los días, y el hambre y la escasez aumentaban. Un invierno crudo y frío y Rab Lando ni siquiera tenía zapatos. Se envolvió los pies con unos harapos gastados para protegerse de la escarcha. Pasaron días enteros sin haber probado un bocado.

En Erev Shabat, cuando ya se tornó totalmente inaguantable la situación, Rabí Landa decidió ir de nuevo al Tzion y ofrecer una Tefilá. Esta vez, decidió en su corazón, no seguiría la modalidad usual, de recitar el 'Maane Lashón', leer los capítulos de Tehilim, etc., al entrar al Tzion. "Hablaré con el Rebe y volcaré mi corazón, como lo hice durante su vida", se dijo cuando entró al Ohel y volcó su corazón allí.

Después de salir del Tzion, el Rab se dirigió a comprar pequeñas jalot para 'lejem mishne' para las comidas de Shabat. En la esquina de la calle se encontró con el Sr. Lifshitz, el hijo del rabino anterior de la ciudad de Rostov. “Tal vez te interese comprar pendientes”, se le acercó Lifshitz con una oferta, luego de notar su pobreza. "Podrás ganar un monto considerable de dinero vendiéndolos." Lifshitz agregó que le presentó las joyas a un experto que había confirmado su naturaleza y calidad.

El rabino Landa, por supuesto, no tenía dinero para comprar los aretes, y le sugirió a Lifshitz que actuara como intermediario y le ofreciera el negocio al rabino Rafalovitz. Si él compra los aretes, el rabino Landa tendría derecho a la tarifa de corretaje. Lifshitz estuvo de acuerdo.

"Desafortunadamente, tampoco tengo dinero para comprar los pendientes", le dijo Rafalovitz. "Pero tengo una idea. Enviaré a mi hijo al Rebe, y tal vez pueda pedir prestado la cantidad necesaria."

"Yo también puedo hacer eso", respondió el rabino Landa, e inmediatamente subió al tranvía y fue a la casa del Rebe. Llamó a la puerta y, después de un rato, el Rebe abrió la puerta. Parecía haberse despertado de su siesta.

El rabino Landa se disculpó por la interrupción. "Vine al Rebe a pedir un préstamo para comprar joyas, de las cuales podría ganar una buena suma", le dijo al Rebe. "Mi situación económica está muy difícil, y tal vez así la mejore un poco."

"Qué puedo hacer", le dijo el Rebe, "tampoco tengo el dinero. Pero, por favor, ve con Reb Zalmen Idel, y tal vez él pueda prestarte." Reb Zalman era un empleado que vivía en la casa del Rebe y asistía a la familia. Rab Landa hizo lo que le aconsejó el Rebe, se acercó a Reb Zalman y, efectivamente, le prestó la cantidad que solicitó.

Con el dinero en mano, Rab Lando regresó con el Sr. Lifshitz, le compró los pendientes y luego fue a lo del jasid Shmuel Gurarie, quien se los compró. De esta transacción, el rabino Landa ganó mil rublos, una buena suma, con los que pudo comprar alimentos, zapatos y otras necesidades esenciales.

En agradecimiento al Rebe, Rab Lando volvió para contarle sobre el éxito del negocio. Lo que escuchó del Rebe lo dejó asombrado.

"Cuando llamaste a la puerta, escuché una voz", le dijo el Rebe. “No sé si escuché la voz en un sueño o despierto. Era la voz de mi padre hablándome, me decía: 'Yankel estuvo conmigo hoy. Está muy amargado, y debemos tratar de ayudarlo.'

“En ese momento entraste a mi casa. Me sentía realmente mal por el hecho de que no tenía nada para ayudarte. Fue entonces que se me ocurrió la idea de sugerirte que le pidas un préstamo al Reb Zalman Idel.

"Bueno, ¡Boruj Hashem que ganaste!", el Rebe terminó sus palabras. Era evidente en su rostro que estaba satisfecho de haber podido cumplir el pedido de su padre, el Rebe Rashab.

Por qué las alumnas de Beis Rivka borraron sus cuentas en redes sociales

Hace unas semanas, las chicas de la escuela secundaria Beis Rivkah de Crown Heights asistieron a un Shabaton. Durante una de sus charlas, el orador invitado, Reb Avremi Shapiro de Chabad de Wisconsin, alentó a las niñas a borrar las aplicaciones de redes sociales de sus teléfonos hasta Yud Alef Nisan. Más de 70 jóvenes de 12° grado aceptaron el desafío. Desde entonces, el número ha aumentado a más de cien participantes, incluyendo algunas madres que también se sumaron.

También recientemente, grupos de chicas del seminario de Beis Rivkah se han estado reuniendo para informarse acerca de la perspectiva de la Torá y apoyarse mutuamente en el uso adecuado de la tecnología. Muchas han asumido Hajlatot difíciles que incluyen no usar sus teléfonos mientras caminan por la calle, comprar un reloj en lugar de usar su teléfono para ver la hora, establecer límites de tiempo para ciertas aplicaciones, usar un Sidur o Tehilim en lugar de una aplicación, mantener sus teléfonos apagados durante las primeras horas del día, e incluso ocasionalmente dejando sus teléfonos en casa.

Estos desarrollos son realmente alentadores, por no decir más. Estas chicas están cambiando sus propias vidas para mejor y las nuestras también al mostrarnos que podemos tomar control de nuestros teléfonos.

En la Parshá de esta semana aprendemos que el Kior estaba hecho de espejos de cobre donados por las mujeres. En dos ocasiones, el Rebe explicó la relevancia del Kior en nuestras vidas hoy y la conexión específica con las mujeres judías. (25 de Iyar 5723 y Purim 5720)

La función del Kior era lavar la suciedad antes de entrar al Mishkán. Cada hogar judío es un Mishkán en miniatura y, por lo tanto, también requiere un Kior. La mujer judía es el Kior de su hogar.

Al igual que los contaminantes físicos, los espirituales no siempre son claramente perceptibles. Pero una mujer judía, con su sensibilidad y su apego cercano a Hashem, es capaz de darse cuenta de qué debe permitirse en su hogar y qué influencias inapropiadas deben quitarse.

Hace años, elementos ajenos entraban en una casa a través de la puerta principal, en formas claras y obvias, como ser material de lectura y otros medios. Hoy entran por el ciberespacio que guardamos en el bolsillo y son más sutiles y escurridizos. Los vientos del secularismo soplan mucho más fuertes hoy que nunca.

El hecho de que las chicas jóvenes estén dispuestas a frenar su uso de la tecnología es una clara indicación de que Hashem todavía tiene muchos Kiyor's a Su servicio.

El Kiyor estaba hecho de espejos. Los espejos son singulares en el sentido de que permiten a una persona reflexionar sobre sí misma y, al mismo tiempo, ver detrás de sí misma. Esto representa la autorreflexión en Avodat Hashem. Implica una introspección honesta y una evaluación de dónde estamos. También implica reflexionar sobre nuestro pasado. A veces esto se puede hacer por nuestra cuenta y muchas veces nos beneficiamos con la ayuda de una amiga o Mashpia.

Las chicas que son lo suficientemente genuinas y honestas como para reflexionar sobre su propio uso de la tecnología y pedir apoyo a amigas y Mashpiot están en camino de convertirse en espejos fehacientes y seguros de sus propios hogares beez”H.

Así como Hashem tuvo Najes de los espejos de las mujeres del pasado, seguramente está también teniendo tremendos Najes de la contribución de las mujeres jóvenes de hoy.

Este Shabat también es el cumpleaños de la Rebetzin Jaya Mushka, la esposa del Rebe. Qué regalo de cumpleaños tan digno para darle a la Rebetzin.

martes, 21 de marzo de 2023

UN FAVOR PERSONAL


La familia Kahan llegó a Eretz Israel a mediados de los años '30 y se estableció en Ramat Gan. Como la mayoría de sus vecinos en la pequeña comunidad Jabadnik de la ciudad, eran extremadamente pobres y dependían del negocio de entrega de leche de su padre para sus escasos ingresos. "Ni siquiera teníamos sillas para sentarnos", recordó su hijo, Rab Yoel Kahan. "Nos sentábamos en bancos alrededor de la mesa."

Sin embargo, este grupo de ocho familias jasídicas, en su mayoría refugiados de la opresión comunista, compensó con amabilidad vecinal lo que les faltaba en comodidades materiales. Juntos, abrieron una escuela para sus hijos y abogaron para que el gobierno construyera una Mikve en su área.

Un día, el padre, Refoel Kahan, se encontró con Reb Meir Blizinsky, un antiguo compañero de clase de sus días en la Yeshive en Varsovia. Meir vivía en Bnei Brak y trabajaba de pintor de casas. Refoel instó a Meir a unirse a la incipiente comunidad de Ramat Gan, pero Meir estaba preocupado por su sustento.

Refoel le dijo que no se preocupara y que la comunidad ayudaría.

Al día siguiente, como de costumbre, Refoel cabalgó de casa en casa en su burro repartiendo leche. Esta vez, en cada casa, preguntó y les ofrecía si deseaban comprar pan, como un favor personal, de un nuevo repartidor que vendría en el futuro.

Muchos accedieron, y así fue como Meir se mudó con su familia a Ramat Gan con un empleo ya asegurado.

Fuente: Story Bites

domingo, 19 de marzo de 2023

El Leikaj que no comía

Rab Itzjok de Vitevsk (1767-1867) fue un reconocido Posek (Legislador de la Halajá) y sirvió como autoridad rabínica durante 75 años.

Aquellos que observaron a Rab Itzjok de cerca notaron algo inusual. En toda ocasión (donde se haya dado la oportunidad), se abstenía (por algún motivo) de probar Leikaj. Aún más extraño, cada vez que se le preguntaba al respecto, Rab Itzjok evitaba dar una respuesta.

Solo poco antes de su fallecimiento decidió hablar y dar una explicación. Cuando tenía veinte años, justo después de asumir su primer cargo rabínico, había asistido a una boda. Allí en la recepción estaban servidos varias tortas, budines etc sobre la mesa, y Rab Itzjok tomó un pedazo, recitó la Brajá correspondiente y se lo comió. Alguien que estaba cerca le preguntó por qué no había elegido el trozo de Leikaj, más grande y más hermoso para recitar la bendición, de acuerdo con lo que dice la Halajá, que uno debe recitar la bendición sobre el mejor trozo de comida que esté servido.

"La verdad es", dijo Rab Itzjok, "que me había olvidado de esa Halajá, pero como rabino joven, no quise admitir mi error."

En cambio, respondí: "Yo no como Leikaj."

Puede que haya olvidado los detalles de la Halajá, pero nunca quedé en culpa de la transgresión más grave, la de mentir. "Dije que no como, y desde entonces he cumplido con mi palabra", enfatizó el Rab.

Fuente: "Story Bites"

lunes, 13 de marzo de 2023

Sólo Tres Monedas - Rabi Elimelej de Lizhensk (21 de Adar)


Boruj estaba en problemas. Su hija tenía veinticinco años, pasaba el tiempo cada vez se hacía más grande y no tenía dote para ofrecer a un posible candidato de novio. De hecho, él, como todos los judíos de la zona, apenas tenían para vivir.

Y todo era por culpa del cruel Poritz (terrateniente), que no solo cobraba una renta ridículamente alta, sino que también imponía multas e impuestos extravagantes a los judíos para cubrir su lujoso estilo de vida y sus deudas en los juegos.

Para colmo, un día apareció un Shadjan que se le había ocurrido una muy buena proposición para su hija!!

De hecho, era un buen candidato, ¡pero todo lo que el pobre Boruj tenía para ofrecer eran deudas!

Sin otra alternativa, Boruj partió a pie para ver al gran Tzadik Rebe Elimelej de Lizhensk [uno de los principales discípulos del Maguid de Mezritch, el sucesor de Baal Shem Tov] en busca de ayuda.

Dos días después estaba parado allí ante el Tzadik humildemente, volcando su corazón.

El Rebe escuchó la historia y, sonriendo confiadamente, le dijo que no tenía de qué preocuparse. Luego tomó tres monedas de diez kopek del cajón de su escritorio y las puso sobre la mesa frente a Boruj como diciendo: '¡Aquí está lo que estabas esperando'!

Boruj mira las monedas y casi se larga a llorar. No tenía sentido. Treinta kopeks era casi nada. No había posibilidad de que el Rebe haya entendido mal lo que le contó. ¿Pero treinta kopeks? Una boda con un músico cuesta al menos diez mil kopeks (1000 rublos). ¡¿Qué podría hacer con treinta kopeks?!

Pero, recordándose a sí mismo que el Rebe ciertamente sabe lo que estaba haciendo y esperando que el Rebe no notara su consternación, tomó las monedas como si valieran millones, forzó una sonrisa y un agradecimiento, e hizo todo lo posible para verse agradecido mientras salía de la habitación.

Caminando lentamente camino a casa, no pudo evitar sus pensamientos negativos. ¿Qué le dirá a su esposa e hija? ¿Qué les dirá a sus amigos? ¿Al novio? ¿A la familia del novio? ¿Al Shadjen? Aquí se acabaría todo: ¡nadie puede hacer una boda con treinta kopeks!

Al pasar ya los límites de la ciudad, desilusionado y deprimido, escuchó a alguien gritar "¡Alto! ¡Alto!" a la distancia, detrás de él.

Se volvió y vio a uno de los jasidim del Rebe corriendo tras él agitando los brazos.

'¡Ahá!' pensó para sí mismo. "¡El Rebe me había estado probando! Quería ver cómo reaccionaría. ¡Qué tonto fui por dudar! ¡Seguro que ahora ha enviado todo el resto del dinero!" El jasid llegó, todavía resoplando y agitado cuando comenzó a hablar.

"El Rebe me envió a decirte que quiere que le devuelvas una de las monedas. Me dijo que te dio demasiado."

Boruj estaba demasiado aturdido como para soltar una palabra. Sacó mecánicamente una de las tres monedas de su bolsillo y se la entregó. El jasid se la guardó en el bolsillo y luego, con un enérgico 'Gracias, buen viaje', se apresuró a regresar a la ciudad, dejando al perplejo Boruj solo para reanudar su viaje, diez kopeks más pobre.

Ahora estaba aún más confundido. ¡Y le preocupaba que sus pensamientos negativos lo terminaran volviendo loco! Pero entonces un famoso dicho jasídico apareció en su mente: "Piensa bien y estará bien."

Una hora más tarde, tratando de mantener una actitud positiva, divisó en la calle más adelante un grupo de tres jóvenes rufianes acurrucados alrededor de una pequeña hoguera. "Oh Ohu.." pensó para sí mismo. "Esto significa problemas."

Pero esta vez, en lugar de acobardarse como de costumbre, recordó su resolución y, imaginándose el rostro de su Rebe, se puso derecho, sonriendo.

Cuando estos gentiles lo vieron, se pararon y se acercaron. Uno de ellos levantó una bolsa de cuero. "¡Hey, judío! ¿Quieres comprar un buen bolso?"

Estrechó sus manos, tomó el bolso y echó un vistazo. Era verdaderamente una pieza fina, bien cosida con incrustaciones doradas. Lo abrió para echar un vistazo al forro, y he aquí, ¡había un montón de billetes de grandes denominaciones en moneda alemana! El contó. ¡Había veinte! ¡Una fortuna! Los chicuelos campesinos no debían tener idea de lo que eran, pero él los reconoció.

"Obvio, también puedes llevarte los dibujos." Ellos dijeron. "Danos treinta kopeks y es todo tuyo."

Boruj casi se desmaya! ¿Treinta kopeks? Pues eso es exactamente lo que el Rebe le había dado... ¡al principio! Pero ahora, "¡Oh, no! ¡Todo lo que tengo son veinte!" pensó para sí mismo y comenzó a deprimirse y confundirse de nuevo, como siempre. Pero las dos monedas en su bolsillo le recordaron que debía ser positivo. Permaneció en calma, cerró los ojos y rezó por una idea…. ¡Y de repente la tuvo!"

"Escuchen compañeros. ¿Saben qué?" se oyó decir con confianza: "No tengo suficiente para el bolso. Pero les doy veinte kopeks por las fotitos y los dibujos."

Los chicos se miraron, tratando de ocultar su alegría. ¡Qué tonto! ¿Veinte kopeks por papelitos? ¡Ahora podrían vender el bolso dos veces!

Tomaron las monedas, le estrecharon la mano nuevamente y le permitieron tomar los papeles, mientras se aferraban gustosamente al bolso.

Tan pronto como Boruj estuvo fuera de su vista, sacó los billetes y los contó. Veinte billetes, cada uno con un valor equivalente (en Rusia) a cinco mil kopeks. ¡Era rico más allá de lo imaginable! El matrimonio de su hija estaba a salvo! ¡Que milagro!

Pero cuando llegó a casa, su esposa, aunque llena de alegría, le recordó que no podía tomar el dinero hasta que estuviera seguro de que no tenía dueño.

Entonces, unos días después, regresó a Lizhensk, primero para averiguar si alguien allí sabía a quién pertenecía el bolso y, si no, para darle al Rebe una gran donación e invitarlo a la boda de su hija. Pero antes de llegar a la casa del Rebe sintió que alguien lo miraba. Volteó a mirar y era uno de esos chicos gentiles que le habían vendido los 'dibujos y papelitos', pero ahora estaba vendado y golpeado. Reb Boruch lo saludó y el joven comenzó a contarle.

"Hola de nuevo, judío. Eres el que encontramos con el bolso, ¿vierto? Bueno, no imaginarás lo que pasó. Tan pronto como te fuiste, comenzamos a discutir sobre cómo dividirnos las monedas y el bolso: ya sabes, quién se queda con qué. Bueno, de alguna manera el bolso cayó al fuego y una punta se quemó. Así que lo dejamos allí para que terminara de quemarse. ¿Quién compraría un bolso chamuscado?

"Luego, unos cinco minutos más tarde, un enorme vagón de carroza viene corriendo desde la ciudad, se detiene donde estamos, y sale ese diablo, el Poritz. Estaba gritando de su bolso perdido.

“Bueno, cuando vio los restos ahí en el fuego se puso a insultar y maldecir, y a gritarnos como un loco. ¡Todo por un estúpido bolso! Empezó a golpearnos con su bastón y ordenó a sus sirvientes que hicieran lo mismo. ¡Un demente! ¿Por un bolso asqueroso? ¡Y se supone que es un hombre rico!

"Luego saltó a su carruaje y condujo de regreso por donde vino. Tienes suerte que no compraste el bolso y que él no siguió derecho en tu dirección. Si te hubiera visto, probablemente te hubiera matado, literalmente. Él odia a los judíos. ¡Y si a nosotros casi nos mata!

De repente, Boruj entendió. Si hubiera tenido la tercera moneda de diez kopek para comprar el bolso, el Poritz habría continuado por ese camino, lo habría encontrado con el bolso y tal vez incluso lo habría matado. Ahora, estaba claro que el Poritz perdió toda esperanza de recuperar el dinero, renunciando así a su titularidad. ¡El dinero era suyo!

Los veinte kopeks que el Rebe le dio a Boruj fueron el dinero exacto y suficiente para hacerlo rico y mantenerlo a salvo... y lo que cambiaría para siempre su identidad de Shlemazl.

domingo, 12 de marzo de 2023

El verdadero Director


En Memoria del Rab Hajasid Rab Yerajmiel Alperovitch A"H. MiZiknei Anash Yerushalaim. Falleció Shabat 18 de Adar 5783.
.  

A Reb Yerajmiel Alperovitch le ofrecieron dos trabajos. Estaba vacilando cuál de ellos aceptar.
 
Esto sucedió en 1953. Reb Alperovitch, era en aquel entonces un joven hombre cuyo amor por el Jinuj y la educación corría por sus venas. Cuatro años antes, tuvo el privilegio de recibir una Brajá del Rebe Anterior, Rabi Yosef Itzjok, que formara alumnos buenos y exitosos en el estudio y con Irat Shamaim. La bendición quedó evidenciada en poco tiempo, y en los puestos de enseñanza ocasionales que encontró fue ganando una reputación como un Mejanej muy especial y solicitado.
 
Para comienzos del próximo año escolar, se acercaron al rabino Alperovitch del centro de Jinuj Atzmaí ('Educación independiente') con una oferta para un puesto en su institución en el centro de Bnei Brak. La segunda oferta provino de Reb Aharon-Mordejai Silbershtrom, quien en aquel entonces dirigía la escuela de Jabad en Kfar Saba, y lo quería a Reb Alperovitch como Moré en su equipo de trabajo.
 
Rab Alperovitch llevó las propuestas a la puerta del Rebe de Lubavitch, y el Rebe respondió de manera sutil que 'dondequiera que se encuentre, que formara allí un ambiente y atmósfera jasídico.'
 
Rab Alperovitch entendió que el Rebe lo estaba dirigiendo a trabajar en un lugar (institución) no perteneciente explícitamente al Jasidut y, por lo tanto, accedió y tomó la propuesta de trabajo como maestro en el centro de Jinuj Atzmaí.
 
El año escolar comenzó y continuó con gran éxito. La dirección estaba satisfecha, los padres también, y por supuesto los niños apreciaban a su dedicado maestro. El director de Jinuj Atzmaí de aquella época, el rabino Grosbard de Iersuhalaim, solía apodar cariñosamente a la clase del Rab Alperovitch como el "Jeider Jabad". Y tenía toda la razón: en las paredes del aula colgaban fotos de los Rebes de Jabad, y en general, se respiraba en esa Kitá una atmósfera Jabadnik emblemática, tal como lo instruyó el Rebe.
 
Durante décadas, Rab Alperovitch se dedicó a su Avodat Hakodesh y recibió pleno apoyo de todas las direcciones. Este idilio perduró hasta el año 1989. En ese año, un grupo de padres que no simpatizaban con Jasidut Jabad lograron tomar el control del consejo de padres de la escuela. Estaba claro que no estaría lejos el día en que actuarían por la destitución del Rab Alperovitch.
 
Efectivamente, unos días antes del comienzo del próximo año escolar, esos padres vinieron y le dijeron al rabino Alperovitch que se había decidido que lo despidieran. La realidad era que el director de la escuela reconocía el valor del Rab Alperovitch y no compartía los comentarios y dictámenes de esos padres. ¡Pero los padres no permitieron que nada se interpusiera en su camino y lograron reemplazar al director!
 
El nuevo director, elegido por esos mismos padres, le entregó una carta de despido a Rab Alperovitch. Trató de justificarla con el argumento que se había tomado la decisión de renovar el equipo con fuerzas más jóvenes.
 
Ese día, Rab Alperovitch estaba sacudido por una tormenta de emociones. Se sentó a escribirle una carta al Rebe acerca de todas las fechorías de estos padres charlatanes y adjuntó una copia de la carta de despido que acababa de recibir. Unos días después, llamaron al Rab Alperovitch de la Secretaría del Rebe y le dijeron que el Rebe respondió que permanecería en su trabajo y le deseaba Hatzlaja Rabá (mucho éxito).
 
Una semana más tarde, Rab Alperovitch se encontró con un Jasid del círculo de Vishnitz. "¡Mi hijo va a estudiar contigo el próximo año!", declaró con entusiasmo.
 
"Emmm... no creo. Hay un pequeño problema", sonrió Rab Alperovitch, "En este momento tengo una carta de despido." Rab Alperovitch le contó los sucesos de los últimos meses y el hombre quedó estremecido por completo.
 
"Mañana mismo estaré en las oficinas principales de Jinuj Atzmaí", ese padre dijo con determinación. "Me encargaré de que permanezcas en tu puesto."
 
Rab Alperovitch se mostró algo escéptico acerca del éxito del hombre. No obstante, dos días después, el inspector y Supervisor de la escuela donde trabaja, Rab Noiman, se le acercó y le dijo: "Sepa que nadie tiene derecho a despedirlo. ¡Usted se queda con nosotros!"
 
Y así fue. Rab Alperovitch continuó en su cargo como de costumbre.
 
Un año más tarde, los mismos padres problemáticos lograron cambiar toda la dirección de la escuela, todo con el objetivo de que despidieran al Rab Alperovitch y a otros maestros, cuyo único 'pecado' era el pertenecer a la comunidad de Jasidim. En ese momento, Rab Alperovitch estaba en la casa de su hijo en Nueva York, y uno de esos padres se atrevió a llamarlo para darle un baldazo de agua fría: ¡Hemos contratado a un nuevo director, no tienes para qué volver!" 
 
Esta vez también, Rab Alperovitch se apresuró a avisarle al Rebe. El Rebe escuchó, se rió y dijo sólo dos palabras: "Behosafá Lehatzlojo."
 
No hace falta decir que esta vez tampoco tuvieron éxito. No sabían que el nuevo director que contrataron tenía un hermano Jabadnik que había desarrollado un inmenso aprecio por Jasidut y ciertamente no pensaría en despedir a un maestro exitoso sólo porque es Jasid.
 
Rab Alperovitch continuó su trabajo en la misma escuela durante varios años más, y tuvo el mérito de apreciar repetidamente cómo el Rebe, sentado en su oficina en Nueva York extiende su Brajá y energía llegando también a las escuelas de 'Jinuj Atzmaí' en Eretz Israel.

No todo comprendemos - Pero todo está manejado de Arriba y tiene un motivo

🕯️Esta historia está dedicada a la memoria del soldado de Tzivot Hashem Sholem Doiver HaKohen (ben Rab Shneor Zalmen) Mizraji A"H

Escuché esta impresionante historia del conocido Mejanej Reb Avraham Mordejai Segal, quien la escuchó de Reb Jaim Tovi z'l (falleció el 26 de Nisan 5780). Esto contó Reb Jaim:

En Francia, a una hora en auto de París, hay un pequeño pueblo donde viven Yehudim generosos. Una vez tuve la oportunidad de pasar Shabat en aquel pueblo. Shabat por la mañana me estaba hospedando en lo del rabino de la localidad, y noto algo extraño en su casa. Detrás de la cortina hay un cuadrado cerrado y sellado con ladrillos incrustados en la pared. "¿Qué son estos ladrillos?" Le pregunté a mi anfitrión. El Rab se alteró y emocionó por la pregunta.

Al principio no podía hablar, y solo después de hacer una breve pausa comenzó a contarme. "Viví en Israel durante varios años", dijo, "y vine aquí con el objetivo de acercar iehudim a Abinu Shebashamaim. Este hermoso y floreciente pueblo estaba desolado en ese entonces, no había nada aquí, ni Beit Kneset, ni educación. instituciones, un verdadero desierto espiritual. Poco a poco, con la ayuda de Hashem fundamos un Bet Kneset, se abrieron instituciones educativas y comenzó a verse un judaísmo floreciente.

Junto a todo ese desarrollo, algo que se notaba era la falta de una Mikve. Esto dificultaba mucho la vida de los residentes, quienes cada vez que necesitaban una Mikve tenían que viajar un tramo de una hora de ida y una hora de vuelta, hasta París. Cuando vi esta situación, decidí construir una Mikve. ¿Dónde? En el patio de nuestra casa, ¿y quién la pagaría? Nosotros. Los ladrillos que ves aquí bloquean la ventana que da al patio, donde está construida una Mikve. la cual me dediqué en su construcción tres años y medio. Quería que todo fuera perfecto y contara con los más altos estándares de Kashrut. En todas las etapas de la construcción, traje Rabanim para que verificaran que todo se hiciera correctamente, y finalmente pudimos ver el trabajo terminado. La Mikve comenzó a funcionar, y la gente del asentamiento comenzó a cuidar mucho más el asunto de Kedusha y Tahará. 

Dado que la Mikve está ubicada en el patio de nuestra casa, nos asegurábamos  siempre que la puerta permanezca cerrada y que los niños no puedan entrar, por el peligro que entrañaba. La seguridad era óptima y Baruj Hashem nadie salió lastimado, salvo una única excepción... y sobre eso es lo que te quiero contar. 

Hasta la construcción de la Mikve fuimos bendecidos con nueve hijos B"H. Esperábamos con muchas ansias tener una hija, y Hashem nos envió un décimo hijo, a quien llamamos Shlomo. Desde que nació, sentí un gran cariño hacia él, más allá del amor habitual de un padre, mi esposa y yo estábamos muy apegados a él.

Un Shabat por la tarde, la mamá está buscando a su Shloimele, y no lo encuentra. Ella lo llama y él no contesta. Ella revisa por todas partes en la casa y luego sale al patio y descubre aterrorizada la puerta de la Mikve abierta. Shloimele se había bajado para meterse en la Mikve y así devolvió su alma al Cielo...

“¿Entiendes lo que nos pasó? El nene más preciado que tuvimos, a quien nos unía un lazo indescriptible, y el dolor de la pérdida era intolerable. No dejaba de llorar por él, por un hijo querido que iluminó mi vida con una luz especial. Pero al dolor se le sumaba además un enorme desconcierto que me atormentaba y me dolía hasta lo más profundo de mi alma. ¿Por qué así? ¿Por qué Shloimele tuvo que irse del mundo de esta manera?

Es conocido el incidente que narra la Guemará (Yevamot 121b) sobre Nejunia que solía cavar pozos de agua para beneficiar a la multitud que viajaban en los Jaguim a Yerushalaim, y su propia hija cayó dentro de uno de estos pozos. Fueron y le informaron a Rabi Janina ben Dosa, y él dijo que estaba seguro de que ella viviría, diciendo: "Algo (tan noble) a lo que el Tzadik se dedicó, su propia descendencia termine afectada por ello?" Y he aquí, yo construí una Mikve en beneficio de la Kehilá, con devoción y entrega, invertí mi cuerpo y mi alma en la causa, di todo, renuncié a la comodidad y al dinero con un único propósito: aumentar la Kedushá y la Tahará de Am Israel, concederle Najes al Creador del mundo. ¿Cómo es posible que esto termine así? ¿Que mi hijo se ahogara en esta Mikve?! '¿Esta es la Torá y esta su recompensa?' Después de la tragedia, me encontré con muchos Rabanim y Jajamim, en Francia y en Israel. Todos se solidarizaban con mi dolor, y me colmaron de palabras de consuelo, pero no quedaba consolado. 

Una noche, mientras dormía, un hombre con un rostro resplandeciente y una barba blanca se me apareció en sueños, y me dice - '¡Papá, cálmate! Le pregunté: '¿Quién sos?' Después de todo, por tu apariencia, podrías ser mi abuelo'; el anciano me dice: 'Soy yo, tu Shloime, y te diré quién soy realmente.' 

Soy uno de los Baalei Hatosafot, y fui asesinado en Francia por Kidush Hashem. Subí al Shamaim y entraba donde sea que deseara, ya que los que mueren entregando su vida por Kidush Hashem llegan a todas partes, además de las virtudes que pude adquirir en el Olam Haze. Así 'paseé' por los Mundos Superiores y gozaba del resplandor de la Shejiná. Hasta que llegué a cierto lugar, donde no me querían dejar entrar. Me dijeron que a pesar que devolví mi alma muriendo por Kidush Hashem, a este Heijal (Cámara) ingresan sólo aquellos que hayan pasado por la Mikve Tahará antes del entierro. Yo, porque me mataron por Kidush Hashem, me enterraron con mis ropas, aún envueltas en sangre, sin haber sido sumergido en una Mikve. Me dijeron que la única solución (para poder entrar allí) sería regresar al mundo y sumergirse en una Mikve Tahará. 

Fue entonces que deliberaron a qué Mikvé iría a bajar. ¿Quién tendrá el Zejut de que uno de Baalei Hatosafot viva en su casa? Fueron y buscaron, y así surgió tu nombre: Querido padre, tú, que diste tu vida para construir la Mikve. Contigo naceré y viviré mi corta vida. Ahora, después de ya haberme sumergido en la Mikve, puedo andar por todos los mundos sin ningún impedimento.' 

"Sabelo, querido padre", agregó Shlomo: "Me fue sumamente difícil lograr bajar ahora para consolarte, pero bajé por tres cosas. Primero - en agradecimiento (הַכָּרַת הַטּוֹב) por haberme criado, y en el Shamaim Hakarat Hatob es muy importante; segundo - para que entiendan cuán grande es el de ameritar a una comunidad, a un público (זִכּוּי הָרַבִּים). Tercero, la gente anda por el mundo con tantas preguntas y cuestionamientos, yo quise venir a fortalecer a Klal Israel (חִזּוּק), que sepan que todo tiene un por qué, un Jeshbón, y que todo lo que Hashem hace es para bien. A veces, la mayor angustia es el mayor privilegio, lo mejor que puede pasar.

Es posible que cuando te despiertes te digas "Un sueño, los sueños hablan vanidades", así que te doy dos señales de que este sueño es real: primero, te recuerdo que cuando tenía ocho meses llegué a una situación de riesgo de vida debido a un colapso que sufrí. Los médicos no podían manejar la situación, y de repente un día me desperté sano y salvo sin los esfuerzos de ningún médico. La segunda señal: Sean cuidadosos con la Mitzvá de Jalá y pronto serán bendecidos con una hija.

"Me desperté del sueño y la veo a mi esposa, toda completamente conmovida, ella acababa de soñar con Shlomo, y le había dicho que si cuida la Mitzvá de Jalá, tendría una hija."

El Rab contó su historia y termina con sus ojos humedecidos. Luego señala con su dedo a su hija de cuatro años y dice: "Mira, esta es la hija que nos nació B"H después de los nueve hijos."