martes, 31 de enero de 2023

La carta de un conserje huérfano

Había un judío llamado Isroel que vivió los últimos treinta y tantos años de su vida en Israel, en la ciudad de Bnei Brak, desempeñando el mismo trabajo de limpieza en todo momento. Era una persona muy sencilla, trabajadora y genuina, pero nunca aprendió a leer hebreo.

Nacido en los Estados Unidos, Isroel tuvo una infancia difícil. Cuando tenía nueve años su padre falleció. Su madre, pensando que su hijo dificultaría sus posibilidades de volver a casarse, lo puso en un orfanato judío.

El orfanato promocionando su establecimiento le aseguró que eran estrictamente religiosos y le prometieron que su hijo no transgrediría el Shabat. Pero mintieron. Ellos percibieron que ella no iría a controlarlo y pronto el pequeño y pobre Isroel se encontró trabajando los siete días de la semana.

Sintió que algo andaba mal, pero como era joven, realmente no había recibido mucha educación judía y era tranquilo por naturaleza, no causó ningún problema. En cambio, sufría en silencio y rezaba por algún tipo de milagro.

Y eso fue lo que pasó. Un día, cuando tenía once o doce años, vio una foto muy impactante de un anciano judío con barba en un periódico, y debajo había un artículo. El hombre, que se llamaba Rabino  Yosef Itzjak, era el Lubavitcher Rebe. Había estado en una prisión comunista pero ahora vivía en Brooklyn, le encantaba ayudar a la gente y hacía milagros.

Isroel se dijo a sí mismo: 'Él me entenderá', y decidió escribirle una carta. Le tomó algunos días armarse de valor y, debido a que no era tan buen escritor, otros días más para escribirla.

Luego estaban los problemas para conseguir una estampilla y un sobre y poner la carta en un buzón sin que nadie se diera cuenta. Pero su simple determinación prevaleció y finalmente logró con orgullo llegar al correo.

La carta comenzaba con su triste historia y terminaba con una petición de bendición para no tener que trabajar en Shabat, o mejor aún, para salir de ese lugar por completo. Pero después de tres semanas sin respuesta, solo suspiró, se dijo a sí mismo: "Parece que no obtendré respuesta", y se olvidó de todo el incidente.

Entonces, una mañana… ¡ahí estaba! Una carta del Rebe de Lubavitch... ¡para él! ¡Una carta milagrosa!

Primero: ¡Era la primera carta que recibía en su vida! Segundo: Era la primera vez que alguien le prestaba atención. Tercero: ¡este gran y reverenciado Rabino realmente se había fijado en él!

Y dos milagros más: nadie interceptó y tiró la carta que él le había enviado, y otro que lo mismo con respecto a esta carta que recibió.

Llevó el sobre a su habitación, cerró la puerta, se sentó, la abrió y comenzó a leer.

El Rebe escribió que estaba feliz de saber de él; que los judíos siempre deben estar fuertes y orgullosos de ser el pueblo de Di-s y que no debía preocuparse. Luego le deseaba Mazal Tov para su próximo Bar-Mitzva y le aseguró que cuando comenzara a ponerse Tefilín (filacterias), las cosas mejorarían.

Efectivamente, cuando Isroel cumplió trece años, su madre le compró un par de Tefilín. Unas semanas más tarde, el orfanato decidió milagrosamente encontrarle un trabajo 'afuera' y, de nuevo milagrosamente, su nuevo jefe no le exigió que trabajara en Shabat.

Todas las Brajot del Rebe se hicieron realidad y cuando cumplió los quince años había ahorrado lo suficiente para mudarse completamente del orfanato.

Pero no se olvidó del Lubavitcher Rebe, Rabi Yosef Itzjak. A medida que pasaba el tiempo, se apegó más a él y a sus jasidim y, en 1950, cuando el Rebe falleció y fue reemplazado por su dinámico yerno, Rabi Menajem Mendel, Isroel, a pesar de sus discapacidades, se consideraba un Jasid Jabad pleno.

* * *

Pero el nuevo Rebe de Jabad fue más exigente (o demandante). Explicó a menudo y con lujo de detalles profundos conceptos cabalísticos y existenciales, como ser cómo Di-s crea toda la existencia constantemente, la singularidad y peculiaridad eterna del pueblo judío y cómo la Torá es el anteproyecto y modelo de todo. Pero siempre se las arregló para plasmar estas ideas de una manera sencilla e inspiradora.

Por ejemplo, cómo podemos aprender a servir a Di-s a través de los aparatos eléctricos.
Estamos rodeados de electrodomésticos: luces, hornos, teléfonos, computadoras, etc. que son activados por un poder completamente invisible; electricidad. Estos aparatos proporcionan cosas poderosas y positivas como luz, calor, movimiento y comunicación para beneficiar al hombre. Pero sólo si pulsamos el botón correcto para encenderlos.

De manera similar, en cada judío (y cada ser humano) hay un poder invisible llamado alma. Este poder, como la electricidad, es invisible, pero tiene la capacidad de iluminar, brindar calor y traer bendición y significado al mundo.

Solo tenemos que pulsar el botón adecuado; encontrar una manera de motivar a cada judío. Y cuando lo hacemos, encontramos que un poco de luz y bien disipa mucha oscuridad y maldad. Podemos detener el dolor, el sufrimiento, la guerra y la ignorancia en el mundo.

Isroel tomó esta idea en serio, al igual que todos los demás jasidim. Pronto, jóvenes y parejas de recién casados comenzaron a viajar por todo el mundo para difundir las ideas del Jasidut, pero Isroel no sabía qué hacer para participar en esta misión.

Era muy tímido, hablaba con un poco de tartamudeo, no tenía ningún talento para escribir o enseñar o cualquier otra cosa. No podía dar Tzedaka porque no tenía dinero. Trató de estudiar Torá, pero realmente no podía concentrarse por mucho tiempo. Todo lo que podía hacer era ser honesto, amable y rezar.

Así que rezó por otro milagro. ¡Y de nuevo funcionó! Le surgieron una lluvia de ideas.

El Rebe Anterior había escrito tres pequeños folletos traducidos al inglés. Cada uno contenía cuarenta y tantos páginas de explicaciones simples sobre ideas jasídicas sobre Di-s, el pueblo judío, la Torá y otras cosas interesantes.

Isroel compró tres folletos, los encuadernó con un trozo de cartón, escribió en la portada: "Jasidut Jabad-Lubavitch", lo metió en el bolsillo de su abrigo y fue a la Biblioteca Pública de Brooklyn. Después de caminar hacia la sección de 'Judaísmo', tomó un libro del estante, fingió estar leyéndolo y luego, cuando estuvo seguro de que nadie estaba mirando, volvió a colocar el libro en el estante con su creación jasídica a su lado,  y luego se retiró del recinto. (Algo así como secretamente había enviado aquella carta al Rebe).

¡Salió tranquilamente de la biblioteca, mirando hacia adelante, sintiéndose como si acabara de completar un trabajo de espionaje de misión imposible! Había plantado una semilla del judaísmo en el mundo y rezaba para que diera frutos.

* * *

Una noche, años después, Isroel viajaba en el subte a su casa desde el trabajo en un vagón casi vacío. Solo otra persona estaba sentada allí, leyendo su periódico. Isroel miró en su dirección justo cuando el otro compañero también levantó la vista de su periódico y se produjo una conversación.

Isroel le dijo que vivía en Crown Heights y era un Lubavitcher. El otro compañero, también judío, respondió que vivía en Monsey y aunque no era Jasid, Lubavitch lo hizo volverse observante.

Su historia era la siguiente. No era de una familia observante, y hasta hace unos cinco años no sabía casi nada sobre el judaísmo. Pero luego, un día estaba en la biblioteca de Brooklyn buscando un libro sobre judaísmo cuando notó un extraño folleto en el librero que parecía fuera de lugar. Lo sacó, vio que tenía una tapa de cartón improvisada con un título toscamente escrito a mano sobre Jasidut, lo abrió por curiosidad y, aunque en realidad no entendía mucho de lo que decía, ¡no pudo dejarlo!

Era algo sobre el judaísmo jasídico y tenía un ángulo completamente diferente sobre Di-s, el pueblo judío y la Torá. Por primera vez vio que el judaísmo era algo muy profundo y vivo. Eso realmente lo interesó y finalmente lo convirtió en un judío observante.

¡Así que nuestro Isroel el conserje realmente vio los frutos de su trabajo!

Adaptado por Yerajmiel Tilles de un artículo del rabino Tuvia Bolton en su sitio web OhrTmimim.org, quien también escribió que con Isroel tenía "una profunda conexión fraternal".

No hay comentarios:

Publicar un comentario