Polonia, Invierno de 1943:
Los judíos que no fueron capturados por los nazis se escondieron. Entre ellos estaba la familia Shinar. Encontraron refugio en lo de un vecino en un búnker en el ático de 2 por 2.5 mts. ¡En ese búnker del tamaño de un armario, la familia Shinar vivió durante dos años y medio! ¿Puedes creerlo?
En medio de esa oscuridad, ¿cómo podría esta familia siquiera pensar en observar Janucá, la fiesta de de las luces? Incluso luz normal era difícil de conseguir. Solo había 2 diminutas mirillas en la pared exterior, lo que les permitía distinguir la noche del día. Sin embargo, en esos espacios reducidos, de alguna manera se las arreglaron para observar algún tipo de Shabat y festividades judías.
Para Israel Shinar, de 17 años, lo único que tenía en abundancia era tiempo. Y así, después de las vacaciones de otoño desde Rosh Hashaná hasta Simjat Torá, pasó sus horas de vigilia tratando de encontrar alguna forma de improvisar algún tipo de Janukiá. Durante su primera Janucá en el búnker marcaron los 8 días dibujando una menorá. Cada día de Janucá, dibujaban una llama más... Eso fue lo mejor que pudieron hacer.
Pero en el segundo año, a Isroel se le ocurrió una idea. Su familia anfitriona tenía un hijo que tenía aproximadamente su edad. Isroel se atrevió a preguntarle si podía recoger un poco de la cera que sobraba de las velas de su casa. El niño accedió y, durante algunas semanas, fue llevándole pequeños trozos de cera al búnker cuando venía a entregarles la escasa comida. Isroel tomó estos pedazos de cera y algunos hilitos para hacer mechas, y he aquí, ese año la familia encendió velas todos juntos para cumplir con la mitzvá de Janucá.
En enero de 1945, la familia fue liberada. Los Shinar fueron a su antigua casa y encontraron a un farmacéutico viviendo en ella. Se encontraron con soldados de la Brigada Judía que los ayudaron a atravesar Polonia, Checoslovaquia, Alemania y finalmente a Eretz Israel. Pero la historia de esas velas de Janucá nunca lo abandonó.
Cincuenta años después:
Israel Shinar se convirtió en el propietario de la fábrica de velas Menorá en Israel, la empresa de fabricación de velas más grande del mundo. ¡En los últimos 50 años la compañía ShiNar ha fabricado 3.600 millones de velas! Millones de judíos ahora usan las velas de Israel ShiNar, que vienen en 8 colores diferentes para los 8 días de Janucá.
¿Puedes creelo? ¿Alguien que comenzó haciendo velas para Janucá con pequeños trocitos de cera e hilo que de alguna manera convirtió en mechas en un oscuro y diminuto búnker se convirtió en el fabricante de velas de Janucá más grande del mundo? ¿No es esto un milagro de Janucá?
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El autor concluye:
¿Y no es un milagro que, incluso en la oscuridad más profunda de ese armario abarrotado donde él y su familia vivieron durante más de 2 años, Isroel Shinar creía en traer más luz al mundo, no en maldecir la oscuridad? ¿Y no es un milagro que cuando salió y se dirigió a Eretz Israel eligió no revolcarse en la autocompasión, ni tampoco enconarse o buscar venganza, sino que eligió reconstruir su vida y traer más luz al mundo?
Que todos aprendamos de Israel Shinar a tratar de esforzarnos por aumentar luz en este mundo, especialmente durante Janucá. Y que Di-s Todopoderoso, que le dio la capacidad de tener esperanza y el coraje para intentarlo, nos otorgue también algunas de estas cualidades, para que podamos volver a contar la historia de Janucá cada año, con las luces que encendemos en nuestras propias Menorot, mediante las luces que encendemos en el corazón de los demás, y mediante la forma en que vivimos y lo demostramos. אמן.
Fuente: Adaptado por Yerajmiel Tilles de un artículo del rabino Mark Hillel Kunis de diciembre de 2015 en ShaareiShamayim.com, quien lo escuchó del rabino Jack Reimer.
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