Habiendo perdido a su padre a una temprana edad Moishe Leib Erblij (1745-1807) trabajaba para mantener a su familia, sin embargo, esperaba con ansias el día en que podría dedicarse al estudio de Torá. Sus esperanzas se hicieron realidad cuando su madre heredó una gran suma de dinero que le permitiría volver a la escuela.
Viajó a una Yeshivá en Mikulov (ubicada hoy en la República Checa), donde se hizo amigo del Rabino principal de la ciudad, Rav Shmuel Shmelke (1726-1778).
Un día, la esposa del rabino se quitó el anillo mientras se preparaba para lavarse las manos en la bomba de agua al lado de su casa. Un ladrón local, que observaba desde cerca, le robó el anillo y se fue corriendo. Cuando su esposo escuchó la conmoción, le dijo a Moishe Leib: "¡Rápido, persigue al ladrón y dile que el anillo es suyo, pero que sepa que vale cien coronas, no menos!"
El joven persiguió al ladrón hasta alcanzarlo y l transmitió el mensaje. Esperando una paliza, el ladrón quedó sorprendido ante el mensaje compasivo de Moshe Leib y decidió devolver el anillo. Pero Moshe Leib insistió: "El rabino te lo dio como un regalo con todo su corazón."
Confundido, el ladrón dijo: "Si el rabino es una persona así, definitivamente no quiero quedarme con ninguna de sus posesiones."
"Si quieres hacer algo positivo, compra joyas para una novia huérfana", respondió Moshe Leib.
El ladrón estaba tan conmovido por la experiencia, que decidió cambiar su vida y ganarse la vida honestamente y proveer a partir de ahora a los necesitados.
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