lunes, 20 de junio de 2022

Una aptitud, un deleite

El Frierdiker Rebe, Rab Yosef Itzjok de Lubavitch escribe:

En el invierno de 1913 fui a visitar a mi padre, que se encontraba en aquel entonces en Menton, Francia. Todos los días caminábamos juntos durante horas por la orilla del mar y tuve el privilegio de escuchar cosas que nunca le había contado a nadie: costumbres, historias, visiones e ideas de mis santos antepasados, transmitidas de generación en generación de Rebe a Rebe.

Papá habló mucho acerca de "pensar Jasidus" (meditar sobre conceptos de la enseñanza jasídica) antes de la Tefilá mientras uno está envuelto en su Talit y Tefilín. Desarrolló el tema durante las caminatas de varios días y enumeró muchas virtudes que resultan de esto. Pensar Jasidut refina el cuerpo, haciendo que la mente y el corazón se vuelvan receptivos a Elokut; repele el 'Alma Animal', limpia el 'Alma Natural', subyuga el 'Alma Intelectual', ilumina el mundo ("Cuando un judío piensa jasidus con Talit y Tefilín antes de su Davenen, el mundo se vuelve más brillante"); proyecta y atrae una revelación de luz en todos los mundos, desde el más alto hasta el más bajo, transforma la esencia del carácter natural de uno e ilumina los cinco niveles del alma Divina de uno: Nefesh, Ruaj, Neshamá, Jayá, Yejidá.

Todo esto se aplica a cualquier individuo que se dedique al "Servicio del Corazón" (es decir, a la Tefilá) y se prepare adecuadamente para el Davenen; pero cuánto más respecto a un Tzadik, una persona perfectamente justa. Mi padre continuó describiendo extensamente las alturas alcanzadas por los logros de un Tzadik, y concluyó: "uno alcanza una apreciación del deleite Divino, A Guetleje Ziskait, 'una dulzura Divina'"

Con la ayuda de Di-s, nunca olvidaré ese momento glorioso, la imagen de su santo rostro radiante en éxtasis mientras enfatizaba las palabras ¡A Guétleje Ziskait! "una dulzura Divina". En ese momento percibí verdaderamente la definición del Alter Rebe, Rab Shneur Zalman de aquellos que constituyen una Merkava ("carroza") para el Todopoderoso: aquellos que "todos sus días... no cesan ni por un solo instante de unir sus mentes y almas al Amo del Universo". (Tania, Cap. 34)

Dar un paseo por el esplendoroso entorno natural de la costa de Menton, y estar tan inmerso en el "deleite Divino", saborear tanto esa "dulzura Divina", esto sólo puede hacerlo un Atzmi*, un Rebe hijo de un Rebe, un judío entregado totalmente, alguien que tiene a Di-s siempre presente sobre él (y como prioridad ante todo en la vida) y alguien cuya luz de su alma se manifiesta abiertamente en su ser.

Durante un buen rato caminamos por la orilla sin decir una palabra. Todos los que nos reconocieron o pasaron notaron el aspecto de su santo rostro, brillando con una luz Divina. De repente, como quien despierta de su sueño, se volvió hacia mí y me dijo:

"¡Yosef Itzjok! ¡Escucha! Todas las ventajas de pensar Jasidut al tener puesto el Talit y los Tefillin antes de la Tefilá, tanto para el jasid ordinario como para el Tzadik, son absolutamente insignificantes en comparación con un único y tremendo privilegio: si el Todopoderoso le otorga a una persona la aptitud  de hacerle un favor a otro judío. Y el deleite que esto conlleva. Si el Todopoderoso le concede a una persona que su prójimo le sea más querido para él que él mismo.

"Vale la pena trabajar cinco horas al día durante cinco días, trabajar el cuerpo y trabajar el alma, para comprender lo Divino, si el resultado es que uno realmente desee hacerle una Toibe, un favor a otro judío."


Fuente: Once Upon A Chossid, por Yanki Tauber.


*) Alguien "Esencial", en quien cada acto, pensamiento y rasgo de carácter está completamente en línea con la esencia misma de su alma y está impregnado por ella. 

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