El sastre del pueblo de Lubavitch había cosido un vestido para la Rebetzin Rivkah Schneersohn, esposa de Rab Shmuel de Lubavitch. El pequeño hijo del Rebe, Sholom DovBer, estaba presente cuando el sastre le trajo la prenda nueva a su madre. Expresando la curiosidad natural de un niño, el niño de cuatro años metió la mano en el bolsillo del visitante y sacó un rollo (retazo) de tela considerable: los restos del vestido de la Rebetzin.
El sastre enrojeció y tartamudeó una explicación: simplemente se había olvidado de la tela sobrante, por supuesto, no tenía intención de ocultarle a la Rebetzin lo que le pertenecía a ella por derecho, etc.
Después de que el sastre se fue avergonzado, la Rebetzin Rivkah le dijo a su hijo: "¡Mira lo que hiciste! Mira cómo avergonzaste al pobre hombre..."
Más tarde, el niño se acercó a su padre llorando y le preguntó cómo podía rectificar el hecho de que había avergonzado a alguien. Cuando el Rebe le pidió a su hijo que le explicara qué sucedió exactamente, el niño se negó. "¿No es suficiente que haya avergonzado a un yehudí?" exclamó el pequeño Sholom DovBer. "¿También debo cometer ahora la falta de chismosear y hablar mal del prójimo?!"
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