martes, 17 de mayo de 2022

Un encuentro inesperado en Mirón



La transmisión del programa "Melave Malka" en la señal de radio Kol Israel acababa de terminar. Rab Israel Galis, uno de los miembros del equipo, recoge sus papeles y sale del estudio, y suena su teléfono.

Durante la transmisión, había contado la historia de un niño judío que perdió a toda su familia en la Shoá (el Holocausto). Después de algunos años de vagar, el niño fue llevado a Israel y fue enviado a un Kibutz  en el norte, cerca de Nahariya.

Cuando llegó al Kibutz, le preguntaron su nombre. "Berish Sheinfeld", respondió el niño. El representante del Kibutz negó con la cabeza y dijo: "Ese es un nombre anticuado (de la vieja Europa del exilio), no tan apropiado aquí. Te sugiero que te cambies tu nombre, a un nombre más israelí."

La respuesta del niño fue firme: "Escuche, señor. A mis padres los llevaron en tren a Auschwitz y desde entonces no los he vuelto a ver. Antes de abordar el tren, mi padre me dijo una cosa: 'Por favor, nunca cambies tu nombre. te llamas Berish en honor a mi difunto padre. Llévalo con orgullo.'

"Esas fueron las últimas palabras de mi padre", concluyó el niño con un tono decidido. "Mi nombre es un recuerdo para mi padre. ¡De ninguna manera estoy dispuesto a cambiarlo!"

Los representantes del Kibutz vieron que el niño insistía en mantener su nombre original y lo dejaron. Se fue adaptando a la compañía de niños y pasó su trayectoria educativa como uno más de ellos.

Después de su servicio militar decidió dejar el Kibutz. Berish se casó y formó una familia. Estableció su lugar de residencia en la ciudad de Ramat Gan, en la calle HaRoé, en la frontera de la ciudad de Bnei Brak. Trabajaba para la Histadrut.

Pasaron años. Berish ya se había jubilado. Un día se fue de excursión (con un guía y grupo) al Galil, paseo organizado por la Histadrut. Durante el viaje en autobús, el guía informó a los pasajeros:

"Hoy es Lag BaOmer, y en la tumba de Rabí Shimon Bar-Yojai en Meron se lleva a cabo una gran celebración. Esta es una oportunidad para que vean un evento único en su tipo. Vamos hacia allá y podrán vivenciar la experiencia".

El autobús se detuvo al pie de la montaña, y el grupo de jubilados subió hacia el Tzion, mirando con admiración el espectáculo: multitudes, ancianos y niños, bailando alegre y devotamente, al son de la música jasídica, con un brillo y entusiasmo sobre sus rostros.

Berish casi se ha olvidado ya del mundo del judaísmo en el que nació. Los trastornos del Holocausto y la vida en el Kibutz le hicieron olvidar la vida de Torá y Mitzvot. Los bailes de Meron, sin embargo, evocaban fibras ocultas en su corazón, y miraba el panorama con una emoción especial.

De repente algo sacudió sus pensamientos. ¿Había escuchado correctamente el anuncio por parlantes o simplemente lo pensó?

"¡"Berish Sheinfeld!", tronó la voz. Trató de averiguar quién lo estaba buscando, para luego darse cuenta que el locutor estaba señalando el punto de 'Niños perdidos' al lado de la estación de Maguen David Adom.

"Berish Sheinfield!", sonó nuevamente la exclamación . "Tu abuelo te está esperando al lado de la estación Maguen David Adom."

Por curiosidad el hombre comenzó a caminar hacia aquel punto de encuentro. Justo cuando llegó allí, vio que traían al lugar a un niño llorando y se lo entregaban a un anciano judío, que parecía ser su cariñoso abuelo. El abuelo abrazó a su nieto y trató de calmarlo.

Sheinfeld decidió acercarse al abuelo. Tuvo una conversación con él y trató de averiguar la explicación del nombre del niño.

El hombre no entendía el sentido de su interés y le respondió simplemente: "Yo tenía un hermano cuyo nombre era Berish Sheinfeld. Murió en el Holocausto. Mi nieto lleva su nombre."

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del hombre. Miró emocionado al judío mayor, portando una larga barba y Peot, parado frente a él. “¡Yehuda'le!!”, gritó emocionado, “¡Yehuda'le! ¡Estoy vivo! ¡Soy Berish, tu hermano!...”.

Los dos hermanos, que durante sesenta años no sabían de la existencia uno del otro, derramaron lágrimas de emoción, uno sobre el cuello de su hermano. Es difícil describir la intensa emoción que se apoderó de todos al ver el encuentro entre dos hermanos, que estaban seguros de que no habían quedado rastros de su familia, y de repente se encontraron entrelazados uno en los brazos del otro allí, próximos a la tumba de Rabí Shimon Bar Yojai.

Esta historia fue contada por el rabino Israel Galis durante la transmisión, tal como la recibió de fuentes confiables.

La llamada telefónica que recibió al final de la transmisión lo conmovió mucho: "El hombre al otro lado de la línea se presentó como el hijo de Berish Sheinfeld de Ramat Gan", cuenta el rabino Galis.

"Él confirmó los detalles de la historia y agregó: resulta que los dos hermanos Sheinfeld habían vivido a diez minutos a pie uno del otro a lo largo de los años. Uno vive en la calle Haroéh en Ramat Gan y el otro en Rejov Yerushalaim en Bnei Brak."

El hijo también le dijo a Galis que después de aquel encuentro, la familia comenzó a acercarse a la 
observancia de las Mitzvot y su padre se volvió un Jasid de Vizhnitz.


Fuente: Sijat Hashabua #1845.

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