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domingo, 27 de febrero de 2022

La razón por la que se cumplían las Brajot del posadero

Había una vez un simple posadero que vivía en un pueblo no lejos de Mezibuzh, donde vivía el Tzadik Rabí Avraham Yehoshua de Apt. Se corrió la voz de que las bendiciones del posadero se cumplían y muchos acudían a él para recibir su Brajá. Los Talmidim del Apter Rebe le transmitieron esto a su maestro y se preguntaban la fuente de los poderes del posadero. El Apter Rebe decidió ir y averiguarlo él mismo.

Viajó allí discretamente y se quedó en la posada durante tres días, pero no pudo determinar nada notable sobre el posadero. Era un hombre muy sencillo: se ponía los Tefilín, rezaba y observaba todas las Mitzvot como cualquier otro judío.

Lo único inusual que observó fue que el posadero siempre atendía el bar donde se vendía el licor, sin permitir nunca que su familia se hiciera cargo.

El Apter Rebe incluso lo observó por la noche, pensando que tal vez se levantaría en secreto para orar como lo estilan los Tzadikim ocultos, ¡pero todo lo que vio fue que el posadero durmió plácidamente toda la noche!

Finalmente, resolvió enfrentarlo directamente al posadero. Al principio, el posadero negó cualquier conocimiento de los poderes espirituales, pero el Apter Rebe se identificó, le dijo quién era y le ordenó que le revelara todo lo que sabía.

El posadero comenzó a compartir parte de la historia de su vida, con la introducción de que siempre tuvo una gran confianza en Di-s y que se había salvado de muchas dificultades gracias a su fe.

Una vez estuvo al borde de la desesperación, y explicó. Se había quedado completamente sin licor ni vodka para vender, los clientes habían dejado de venir a su posada y no tenía ni un centavo en el bolsillo. Su familia lo presionaba para que viajara a la gran ciudad y buscara un socio que le proporcionara el capital para continuar con su negocio. Él se negó, diciendo que Di-s puede ayudarlo, con o sin socio.

Pero el negocio siguió deteriorándose y finalmente, sin remedio, comenzó a caminar hacia la ciudad. En el camino se detuvo para recitar una sincera Tefilá, pidiéndole a Di-s que se convirtiera en su socio. Prometió dividir inmediatamente las ganancias: la mitad para él, para mantener a su familia, y la otra mitad para Di-s, para mantener a los pobres y a estudiosos de la Torá.

Cuando terminó su Tefilá, de repente descubrió una moneda valiosa en su bolsillo.

Regresó a casa y le contó a su esposa que había encontrado un socio rico. Luego les mostró la valiosa moneda que había recibido de su “socio” y procedió a comprar nueva mercadería.

A partir de entonces, decidió ocuparse y ser el único que administrara el dinero de las ventas, ¡porque temía que otros no repartieran las ganancias en partes iguales!

El Apter Rebe regresó a casa y compartió la historia del posadero con sus alumnos.

“Ahora lo entiendo”, dijo, “está claramente escrito en el Shuljan Aruj que cuando un socio actúa, cualquier cosa que haga tiene carácter vinculante al otro socio, y debido a que este hombre es un fiel socio de Hashem, cualquier bendición que él da es cumplida por Di-s”.

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