jueves, 9 de enero de 2020

Carta Semanal del Rebe: Consejo a un psicoterapeuta



Acuso el recibo de su carta del 27 de tevet, la cual me acaba de llegar. Usted pide bendición y consejo respecto de [los esfuerzos para la sanación psicológica)...
La mencionaré en plegaria y por bendición en el santo lugar de reposo de mi suegro, el Rebe, para que tenga éxito en el tratamiento del paciente mencionado así como de todos los demás pacientes a los que asiste.
Con respecto a su búsqueda de consejos: Esta es, después de todo, su profesión, y “No hay nadie más sabio que aquel con experiencia.
Es particularmente difícil ofrecer consejo desde lejos, dado que las condiciones del país, la familia, etc., guardan una relación directa con la situación. Los que observan las circunstancias de cerca están siempre más capacitados y tienen más experiencia para llegar a una forma de terapia.
No obstante, dado que usted ya me ha escrito, y todo es por providencia Divina, deseo enfatizar algo que he presenciado en numerosas oportunidades en casos parecidos:
En la mayor parte de las situaciones similares, un método decisivo y efectivo -que, para mi asombro no se emplea, al menos no tanto como debiera hacérselo-, es el de hesej hadaat, hacer que el paciente aparte la mente por completo de la consideración de aquellos pensamientos [negativos]. 
Cuanto más logre el paciente dejar de pensar y obsesionarse en aquello, que es la causa de sus problemas, mayor será la aptitud de funcionar de los poderes de sanación naturales y los otros aspectos positivos y curativos con una intensidad acrecentada y producir la curación.
Debido a las circunstancias especiales de quienes se encuentran afligidos de este modo, no siempre se puede tener éxito al hablarles abierta y directamente sobre la necesidad de librarse de estos pensamientos. No obstante, lo más importante es que real y concretamente dejen de pensar en aquellas cosas, en realidad no importa cómo llevarlo a cabo. Esto, por consiguiente, también puede lograrse haciendo que se ocupen en algo que no guarde relación alguna con su estado de salud.
A fin de producir esto en hechos concretos, es necesario hacer que lleven a cabo acciones que conduzcan a la gratificación psíquica personal, como hacerle un favor a otro (algo que en todo caso es aceptable para todos y por consiguiente no debiera ser difícil convencerlos de que lo hagan]).
Esto es particularmente así en nuestros tiempos, cuando la inestabilidad es sumamente grande y las necesidades individuales sumamente numerosas. Es relativamente sencillo encontrar un modo para que estos individuos ayuden a otros (acciones que estén en consonancia con las [necesidades del] lugar y las [necesidades del] individuo que necesita tratar).
Un aspecto adicional de este modo de conducta es el hecho de que hacerle un favor a otro no solo es bueno en si mismo, sino que lleva consigo su propia recompensa; una recompensa verdaderamente grande por una mitzvá.
[Esta recompensa es,] en las palabras de nuestros Sabios, de bendita memoria: "Más que lo que el dueño de casa hace por el pobre [proveyéndolo de sus necesidades,] el pobre hace por el dueño de casa (proveyéndolo de la oportunidad de dar Tzedaká]".
Hay más para decir sobre este asunto, pero estoy seguro de que para usted lo anterior será suficiente...
(Likutei Sijot, Vol . 26, pág. 323)



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