En Hei Teives 5747 llegó la noticia de que "Didan Notzaj", el Rebe y los Jasidim habían ganado: los Sforim serían devueltos a 770. Al día siguiente, el Rebe declaró una asombrosa sijá en la cual alentaba a los Jasidim a que escriban cartas y las envíen a la secretaría del Rebe, prometiendo que las llevaría al Ohel. En cuanto a los que vivían lejos, el Rebe indicó que lleven sus cartas a las tumbas de Tzadikim enterrados cerca.
En aquella Sijá el Rebe utilizó un lenguaje extraordinario, y el Rebe le dijo a la gente que "pidan lo que deseen, ya que le están escribiendo a Hashem, a través del Nosi Doreinu". La respuesta fue enorme; La máquina de fax de 770 recibía ininterrumpidamente cartas y pedidos de todo el mundo. Independientemente de si te considerabas un Josid, o incluso religioso, no querrías perder esta oportunidad excepcional.
Después de escuchar la sijá en Sidney, Australia, el rabino Mordejai (Motty) Hasofer regresó a su casa entusiasmado e inmediatamente compartió la noticia con su esposa Devorah. Percatándose de que esta era una oportunidad única, ambos decidieron pasar la voz a todos sus familiares y conocidos, alentándolos a sumarse y escribir al Rebe.
A medida que pasaba el día, un montón de cartas, sobresalían en la mesa del comedor de los Hasofer's. Los miembros de su familia junto con amigos y mekurovim habían seguido a su llamado de escribir al Rebe. Sin embargo, la señora Hasofer estaba bastante molesta, que a pesar de que habían convencido a muchos de que escribieran al Rebe, incluyendo escépticos y cínicos, a su propio padre esto le parecía demasiado extraño y no veía necesidad de ser parte.
El Sr. Peter Dyce, junto con sus padres, llegó a Australia desde la Europa de antes de la guerra salvándose del Holocausto. Luego de observar el avance del movimiento fascista, su padre predijo los tiempos difíciles que les esperaba a los judíos, y decidió que no tenía más remedio que escaparse. Desafortunadamente, no pudo convencer al resto de su extensa familia, de la cual muchos perecieron a manos de los nazis. Un terrible sentimiento quedó en el corazón de sus padres, y ese sentimiento fue transmitido a su hijo.
Como resultado - a pesar del gran respeto que le tiene a su hija y más tarde a su hijo de haberse vueltos religiosos - siempre que el tema del judaísmo y la fe en Di-s surgía en su casa, escuchabas su frase: "¿Pero dónde estuvo Di-s en el Holocausto?"
Insistiendo por que su padre amerite esta oferta única, la señora Hasofer fue a la casa de su padre para convencerlo de que escribiera. Se negó rotundamente. Después de mucho tiempo, con el sol ya empezando a ponerse, llegaron a un acuerdo; él le diría su deseo y ella lo escribiría por él.
Siendo su pasatiempo y hobby, el señor Dyce iba a pescar al día siguiente y decidió pedir una salida de pesca exitosa. "Querido Di-s", le dictó. "Mañana, a las cuatro de la mañana estoy yendo a pescar y quiero tener más éxito que nunca".
Esperando que su padre pida por asuntos más elevados, la señora Hasofer estaba decepcionada por lo que quería. Sin embargo, ella respetó su solicitud e incluyó su carta con las otras que habían juntado.
Hacia la medianoche, cuando los últimos invitados abandonaron su hogar, el rabino Hasofer y su hermano Naji (Menajem) fueron al cementerio de Sidney para dejar el paquete de cartas en la tumba del Rab Asher Abramson, quien fue un gran Jasid y Av Beis Din; luego de una sincera tefilá de que los pedidos fueran aceptados favorablemente, se fueron a casa.
Alrededor de las seis de la mañana, mientras todos dormían, siguiendo el agotador día anterior, se escucharon golpes en la puerta de la casa Hasofer. Corriendo hacia la puerta, asumiendo que esto debía ser una emergencia, se sorprendieron al descubrir que era el padre (de la Sra. Hasofer), allí parado presentando un aspecto sumamente emocionado.
Lo recibieron y se sentaron en la mesa de la cocina, esperando con curiosidad que hablara. Después de calmarse un poco, dijo: "Les diré algo asombroso que, si no lo hubiera experimentado en carne propia, no creería que cosas como estas podrían suceder."
“Como siempre, Richard y yo salimos a pescar durante la semana. En el camino hacia el mar, vimos un gran barco italiano con una gran tripulación y redes tendidas en el agua y los saludamos con la mano. Encontramos un lugar para detenernos y ambos tomamos posiciones en lados opuestos del bote, luego sucedió algo asombroso. Pesqué un pez grande y gordo, que nunca antes había pescado algo así. Mi amigo no atrapó nada. Esto sucedió una y otra vez. Arrojaba mi caña al agua y poco después salía un pez gordo, ¡mientras mi amigo no atrapaba nada!
“Al principio solo reímos y bromeamos, pero cuando pasó más tiempo y Richard todavía estaba sin haber agarrado un solo pez, algo me dijo que esto no era suerte.
"Comenzó a enojarse. Su ego estaba siendo herido. Decidimos cambiar de lugar y, sorprendentemente, pescaba uno tras otro, y de los grandes, mientras que la suerte de Richard no cambió. En cierto momento conecté esto con el pedido que había hecho la noche anterior."
"Traté de explicarle a Richard que no hay razón para que esté celoso, ya que mi suerte era en realidad una bendición que le había pedido a Di-s, pero él no me creía y pensaba que solo estaba tratando de consolarlo por su mala suerte. Después de sólo dos horas nuestro barco ya quedó lleno y listo para regresar.
“En el camino de regreso vimos el barco italiano acercándose hacia nosotros rápidamente. Tratamos de evitarlo, pero el barco era mucho más rápido y nos alcanzó. Cuando estaban a una cierta distancia de audición, el capitán italiano nos gritó: "¿Cómo hicieron para atrapar tantos peces?! ¿Tienes una línea directa con Di-s? Hemos estado tratando de pescar algunos peces ya hace varias horas y apenas atrapamos algo. Ahora regresamos a la costa sin nada.”
"Miré a Richard y, de repente, me invadió un miedo interno al que no estaba acostumbrado. Estaba repentinamente shockeado de la idea de que hay un Di-s en el mundo y mi asombroso éxito estaba relacionado con la carta que había escrito el día anterior."
Después de escuchar su increíble experiencia y sintiéndose igualmente sorprendidos, el Rabino y la Sra. Hasofer lo siguieron al Sr. Dyce hasta su bote. Al mirar allí, vieron un bote lleno y cargado de pescados enormes, ¡todos notablemente kosher!
Con tanta carnada, el Sr. Dyce compartió su pesca con familiares y amigos, compartiendo con cada uno de ellos la historia de su increíble experiencia.
Unos pocos Shabatot más tarde, el Sr. Dyce relataba a su familia que había escuchado niños lubavitchers conversando entre ellos diciendo: "Hay un hombre que podría haber pedido lo que sea y todo lo que pidió fue pescado..."
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Recibido vía WhatsApp por el propio nieto del Sr. Dyce.
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Aquí un breve video (en inglés) de la Sijá en la cual el Rebe dice que es un momento oportuno, Et Ratzón, y luego el Rebe llevando todo un pilón de cartas y metiendo en el auto las cartas de todo el mundo:
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