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lunes, 20 de enero de 2020
24 de Tevet: Maise del Alter Rebe - El Josid y Mashpia Carretero
Un ilustre y prestigioso Talmid Jajam era Reb Yosef de Bishenkovitz, toda su vida la dedicó al estudio diligente de la Torá, mientras su suegro se ocupó de ayudarlo con su sustento. Luego de quedarse viudo de su primera esposa, se dedicó a la enseñanza, como Melamed. Cuando entró a lo del Alter Rebe para pedirle una Brajá, el Rebe le indicó que se volviera a casar y lo bendijo con un hijo varón y con larga vida. Antes de retirarse, el Rebe le indicó un último mensaje: "Por el bien de tu Neshamá, es mejor que seas un Baal Agole (un carretero) que un Rab."
Salió Reb Yoisef algo aturdido, y al regresar a su ciudad le fue ofrecido un Shiduj con una mujer de una importante familia, con la cual contrajo matrimonio. Siguió dedicándose al estudio de Torá, mientras su esposa dirigía un pequeño almacén y poco tiempo después tuvieron un hijo. La felicidad de la pareja no tenía límites.
El 24 de Tevet 5573 fue el Histalkut del Alter Rebe (durante su escape de la invasión francesa, liderada por Napoleón) y fue enterrado en Haditch. Un año después, llegó una comitiva a la casa de Reb Yoisef con una invitación y solicitud de tomar el cargo de Rob de la comunidad en la ciudad de Lípoli. Mientras escuchaba a los dirigentes, resonaban en sus oídos las palabras tajantes de su Rebe "Por el bien de tu Neshamá, es mejor que te dediques a ser un Baal Agole (un carretero) que un Rab," por lo que rechazó inmediatamente la oferta. Sin embargo, la decisión ahora le costaba muchísimo: ya siendo una persona adulta y reconocida por su propia comunidad, volverse ahora un carretero?! Sería la burla del pueblo...Pero como fiel Jasid, se dirigió a la plaza de la ciudad para comenzar a aprender acerca del oficio, de caballos...Cuando oyeron los carreteros su petición pensaron que estaba bromeando, pero el insistió en que le enseñen los gajes del oficio. Su esposa, tan recta y piadosa como él, lo apoyó en todo e incluso vendió sus joyas para poder comprarse un caballo y una carreta. Rápidamente Reb Yoisef aprendió y comenzó su trabajo, aprovechando cada momento libre para estudiar.
Pasaron dos años así. Reb Yoisef estaba haciendo uno de sus viajes cuando paró en una posada para pasar la noche. En aquella posada estaban también hospedándose una comitiva importante de uno de los Poritzim más distinguidos de toda la zona, y entre ellos, su consejero personal, un yehudi completamente asimilado llamado Salomon. Esa noche Salomon oye unos llantos proviniendo de su habitación próxima, y preocupado comenzó a revisar a ver quien necesitaba ayuda. Por el cerrojo de la puerta es que vio la escena: Reb Yoisef sentado en el piso, diciendo Tikun Jatzot a la luz de una vela. Los llantos al pronunciar las palabras de Tehilim penetraron su corazón y le trajeron en aquel preciso instante los recuerdos de su infancia: se veía a sí mismo, Shloime Leib, cómo sus padres le dedicaron tanto en pro de su Jinuj, sus hermosos años en el Shule y el Jeider, y luego en la Yeshive, y cómo lentamente fue dejándose llevar por la corriente de los vientos de la época, abandonando a su propia familia y terminando como el consejero y secretario de un Poritz, y formando familia con una no-judía, R"L. Salomón vuelve a su habitación, más no logra recobrar el sueño. Todo lo que intentó quitarse de su cabeza durante tantos años, está ahora latente frente a sus ojos y acompañado de un fuerte sentimiento de remordimiento y arrepentimiento. A la mañana siguiente, la dulce Tefilá de Reb Yoisef llega a oídos de Salomon y minutos después pide prestado un Talis y un Tfilin, para volcar su corazón en un Davenen que se extendería por un largo rato...
Esa noche Salomon se enfermó y, bajo una fiebre muy alta, comenzaba a desvanecerse y debilitarse. Reb Yoisef fue llamado a su habitación y este le contó todo lo que pasó por su vida, y terminó diciéndole que había decidido volver por completo en Teshubá. Los médicos que vinieron a tratarlo no veían remedio ni diagnóstico positivo para su estado de salud, e incluso cuando llegó el médico personal del Poritz, que para entonces la situación había empeorado, y lo examinó, dejó claro que no quedaba esperanza alguna...
Al salir de su habitación, donde estaban allí el Poritz y demás, simplementó soltó el comentario "Pobre y desdichado Salomon. Me acabo de enterar la terrible noticia que también de su esposa escuché una tragedia, mientras estaban en un barco, se hundieron sus pasajeros y no quedaron ni rastros...." El Poritz adviritió que ni le informen al desafortunado Salomon de la noticia, pero Reb Yoisef sabía que sí era importante que lo sepa, podría reconfortarlo y fortalecerlo! Se acercó y le susurró en el oído que su Teshubá había sido recibida en el Shamaim, contándole lo sucedido... No pasaron ni un par de minutos y el enfermo terminal abrió levemente sus ojos. Desde allí comenzó una mejoría sorprendente, siendo trasladado a Vitevsk para ser atendido allí, mientras Reb Yoisef siguió su camino.
Un tiempo después, Reb Yoisef viajó a Lubavitch para encontrarse con el sucesor del Alter Rebe, su hijo el Miteler Rebe, y allí es que se encuentra con alguien que le resulta familiar... "Shloime Leib!" lo saludó con emoción, y este le contó que el Poritz le había dado un tiempo de descanso luego de lo sucedido por lo que aprovechó a escapar y venir a Lubavitch para recibir guía y orientación en su nueva vida, volviéndose un verdadero y sincero Baal Teshuba.
Cuando Reb Yoisef luego entró a Yejidut, el Rebe le dijo: "Por un acto de bien individual y particular, salvar una Neshamá, mi padre hizo de un Talmid Jojom como vos que te vuelvas un carretero. Ahora, por el bien general, de toda la comunidad, haré de este carretero un Mashpia." A partir de ahí, Reb Yoisef, "el carretero", volvió a su ciudad natal para dirigir a los Jsidim locales y su comunidad en las sendas de Jasidut y Avodat Hashem.
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