Caballos y Dinim
Cuando Rab Dovber Shneuri, el Admur Haemtzai de Lubavitch (hijo y sucesor del Baal HaTania), se enfrascaba en su meditación en conceptos jasídicos, podía estar completamente desconectado (abstracto totalmente) durante horas de lo que sucediera a su alrededor. Las ideas y pensamientos de Jasidut eran todo en su vida, y tal como lo expresó su yerno, el Tzemaj Tzedek: "Si le cortarían un dedo, no hubiese salido sangre del mismo, sino Jasidut."
En tales situaciones de devoción en los asuntos jasídicos, se elevaba a niveles espirituales superiores, hasta que sus jasidim temían por él, que alcance un estado de Klot Hanefesh, una separación del alma del cuerpo como resultado de su inmenso deseo por unirse dentro de la infinita Luz Divina. Por ello, es que fueron incorporadas varias medidas a fin de mantener el alma del Rebe en su cuerpo incluso en estos momentos sublimes.
La 'Kapelie' era una de ellas.
Era un coro de Jasidim con voz talentosa y de buen oído, que solían cantarle al Rebe Nigunim de alegría y devoción, de melancolía y Farbrenguens . El coro entonaba los Nigunim sagrados compuestos por el Alter Rebe, y otros Nigunim que surgieron de los corazones de Jsidim durante sus Tefilot y Avodat Hashem.
Además del coro, había entre los Jasidim del Rebe aquellos que se especializaban en la equitación, y durante ocasiones especiales de alegría, bodas y similares, realizaban actuaciones a la par del sonido de la Kapelia. Los Jasidim decían que controlar el caballo es una parábola de la demanda de cada ser humano, de controlar el 'caballo', la bestia de dentro suyo: el 'alma animal' y llevarla a las metas que el 'hombre', que es el 'alma divina', quiere alcanzar.
Fue grande la sorpresa cuando, en un día de semana completamente rutinario, el Rebe ordenó a la Kapelia que se prepararan y entonen y a la caballería que realizara su espectáculo de equitación. Los miembros del coro y la caballería fueron traídos rápidamente. Tomaron los instrumentos musicales, se ubicaron en sus posiciones de canto, y los jinetes entrenaron a sus caballos para la tarea.
Cuando todo estuvo listo, el Rebe se paró frente a su ventana y observó el canto y los paseos a caballo, mientras todos se preguntaban una explicación.
De repente, los caballos dejaron de montar y el coro dejó de cantar. Un alboroto se levantó en el acto. Los Jasidim asustados comenzaron a correr, y los desesperados pedidos de ayuda llenaron el aire. Pronto se hizo evidente que Reb Najum, el hijo del Admur Haemtzai, que estaba entre los jinetes, se había caído de su caballo y resultado gravemente herido. Los miembros de la familia rápidamente le notificaron al Rebe de la situación: la condición de Reb Najum es muy grave y su vida está en peligro.
Pero en el rostro del Rebe no se vio reacción alguna . Continuó de pie, su mirada en algún punto en el horizonte, y con su mano dio un ligero movimiento, lo que significaba: continuar como siempre.
Sorprendidos, los cantantes, los músicos y jinetes regresaron, tratando de seguir cantando y cabalgando y superando la preocupación por la salud del hijo Rebe. La caballería se subió a sus sillas de montar, sujetó las riendas y estimuló a los caballos para que volvieran a competir. En breves momentos, el alegre canto volvió a tronar, y los ruido de los cascos de los caballos golpeando el suelo reverberaron en el terreno.
Mientras, dentro de la casa, yacía el hijo del Rebe acostado, gimiendo de dolor. Un médico fue traido rápidamente a la casa, que analizó las heridas para evaluar y determinar la gravedad del accidente. Luego de un rato , se escuchó un mensaje tranquilizador: el golpe sufrido por Rab Najum no es tan grave como parecía inicialmente. De hecho, tiene una pierna rota y sufre un dolor intenso, pero no cunde peligro sobre él.
El médico enyesó la pierna de Reb Najum, le dio calmantes y dejó instrucciones para como tratar las heridos. Salió de la casa y aseguró a los preocupados miembros de la familia que en unas pocas semanas la fractura se curaría y el rabino Najum volvería a la normalidad. La vida en el Jatzer del Rebe volvió a la normalidad.
Algunos Jasidim se acercaron, juntando coraje, al Rebe y le preguntaron: "Rebe, cuando usted vio lo que le sucedió a su querido hijo, ¿por qué no se notó de su parte ninguna reacción, y no solamente eso sino que incluso indicó que se continuara la música como de costumbre, como si nada hubiera pasado?"
Una ligera sonrisa apareció en el brillante rostro del Rebe. "Y por qué no me preguntan", se dirigió a los jasidim, "¿por qué de repente pedí, en un día de semana rutinario, que canten y monten a caballo?"
El Rebe detuvo sus palabras por un momento, y dijo: "Ese día vi un Kitrug que se cernía sobre la cabeza de mi querido Najum. El asunto me preocupó mucho. La Midá de Severidad cernía sobre él, y estaba buscando una manera de quitar el Kitrug sobre su cabeza."
"La única solución que encontré fue usar el principio de 'Simjá Memateket Dinim', (La Alegría endulza las severidades) por lo que procedí a pedir que traigan rápidamente al coro y al grupo de jinetes, para generar una alegría que dispersara los Dinim. Y de hecho, los Dinim fueron atenuados, pero aún así causaron una ligera marca, que se reflejó en la caída de mi hijo del caballo y su pierna rota. Así que instruí para aumenten aún más en cantos y alegría, para eliminar completamente los Dinim y llevar así a la pronta recuperación de mi hijo."
Fuente: (Reshimot Devarim, Sijat Hashabua 1718)
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