viernes, 1 de marzo de 2019

Maise - My Story - Secreto contado sólo después de fallecer

El Sr. Aharon Denderowitz, de Londres, cuenta un secreto que el amigo de su padre le contó después de su muerte, sobre una misión que tenía del Rebe.


El Sr. Aharon Denderowitz reside con su familia en Londres, Inglaterra, donde trabaja como maestro de escuela primaria. Fue entrevistado por el Proyecto My Encounter de JEM en junio de 2018.


Durante mi primera infancia, al criarme en Londres, mi padre estuvo en gran parte ausente. Estaba muy enfermo e internado la mayor parte del tiempo, por lo que mi madre tuvo que ir a trabajar, mientras mis abuelos me cuidaban. Recuerdo que en repetidas ocasiones le pregunté a mi madre: "¿Dónde está papá?" Y su respuesta: "Él estará en casa pronto", y yo presionando "¿Cuándo?" Y ella respondía "No lo sé..."

Pero para cuando cumplí cinco años, algo cambió. A principios de 1958, mi padre fue dado de alta del hospital y nos fuimos a vivir a Gateshead. Ahí es donde la vida volvió a la normalidad, fui a la escuela y todo estuvo bien.

Pasaron los años y, eventualmente, cuando mi padre tenía unos sesenta años, desarrolló un cáncer (r"l) y comenzó a desvanecerse; ingresó a un hospital y murió. Durante la semana de shivá, (el período de luto de siete días por un muerto), mi difunto hermano menor, Simja, nos contó una historia a mí y a mis otros hermanos. Él dijo: "No puedo contenerme por más tiempo. Tengo que compartir ahora con ustedes lo que sucedió mientras papá estuvo internado en el hospital. No podía contárselos antes porque la persona que me lo dijo quería mantenerlo en secreto."

Luego Simja pasó a relatar que durante sus últimos días, mi padre tuvo una visita, Reb Israel Rudzinski, quien había estado con él durante los campos durante la Segunda Guerra Mundial. Reb Israel era un Jasid de Bobover, un sastre por profesión, y era de los amigos más íntimos de mi padre, los sobrevivientes que compartían todas las celebraciones familiares con nosotros. Cuando vino a visitar a mi padre para lo que resultó ser su último encuentro, mi hermano los dejó a los dos para que hablen en privado.

Reb Israel era una persona especial, una persona muy profunda y cariñosa, y al salir de la habitación de mi padre, vio que mi hermano se veía deprimido. Entonces, por un intento de darle aliento a mi hermano para lo que tenía por delante, le contó esta historia.

"¿Sabes que tu padre no estaba bien (sano) cuando era joven?", Le preguntó Reb Israel a mi hermano. Mi hermano dijo que lo sabía, pero sucedió antes de que naciera.

Reb Israel continuó: “Cuando tu padre estaba muy enfermo, una vez visité a tu madre y tus abuelos. Y me mostraron una carta que acababan de recibir del hospital después de una conferencia de médicos acerca de tu padre. Esta carta decía que los médicos sentían la necesidad de operarlo, pero existía la posibilidad de que, como resultado de sus intervenciones, pudiera quedar en un estado vegetativo."

Mis abuelos le preguntaron a Reb Israel su opinión. "¿Quién soy yo para responder a esa pregunta?", Respondió, sugiriendo que este era un asunto para algún líder superior en el mundo judío. Y se ofreció a enviar una carta en su nombre a todas las figuras rabínicas importantes de la época.

Terminó enviando veintitrés cartas, explicando la situación y preguntando si deberían seguir adelante con la operación o no. Envió tantas cartas porque no estaba seguro de quién podría responder. Después de la guerra, había tanta tristeza y tantas preguntas de pérdida y angustia que los rabinos tenían que enfrentar constantemente.

Pero él recibió una respuesta.

El único que había respondido fue el Rebe de Lubavitch.

El Rebe escribía que le apenaba en su corazón el oír hablar de tal sufrimiento, pero que se sentía incapaz de responder la pregunta. Sin embargo, proponía una sugerencia que había escuchado de su suegro, el Rebe anterior, de que una persona que estudia a diario Jitas verá la salvación.

¿Qué es Jitas? Es un acrónimo de Jumash, Tehilim (Salmos) y Tania (la obra seminal del Alter Rebe, el fundador del movimiento Chabad). El Rebe estaba recomendando que mi padre comience a estudiar porciones de estos libros sagrados todos los días de acuerdo con el esquema diario establecido.

Dado que el Rebe fue el único que respondió, Reb Israel decidió llamarlo directamente. Después de mucho esfuerzo, ya que en esos días las llamadas de larga distancia no eran tan fáciles, llegó a la oficina del Rebe y le pidió a los secretarios que le dijeran al Rebe que no podía seguir su consejo ya que mi padre simplemente estaba demasiado enfermo como para estudiar Jitas. . "Si es así", fue la respuesta, "deje que un miembro de la familia lo haga en su nombre."

"Pero perdió a toda su familia en la guerra", dijo Reb Israel. "Él no tiene a nadie".

"Si ese es el caso, el Rebe recomienda que un amigo lo haga", le dijeron.

Aunque no era un Lubavitcher, Reb Israel siguió la directiva del Rebe de Lubavitch y se convirtió en ese amigo que estudió Jitas por mi padre. Esto es lo que le contó a mi hermano.

Después de seis semanas, mi padre mostró una marcada mejoría y los médicos comenzaron a hablar de darle el alta y liberarlo del hospital. Y efectivamente, después de otras seis semanas, ya estaba completamente sano.

Cuando eso sucedió, mi padre siguió el consejo del rabino Moshe Schwab del Gateshead Talmudical College, quien le dijo que cambiara su lugar de residencia, basándose en el dictamen: "Meshané Makom meshané mazal - Un cambio de lugar puede cambiar el destino de uno". Es por eso que nos mudamos a Gateshead cuando tenía cinco años.

A partir de ese momento, hasta que llegó a la vejez, mi padre estuvo muy bien: mantuvo un trabajo, mantuvo a nuestra familia y participó activamente en la comunidad judía local.

En esa conversación trascendental, Reb Israel le dijo a mi hermano otra cosa sorprendente: "No he dejado de recitar Jitas en los últimos cuarenta años. Y ciertamente tengo la intención de continuar".

Encontré esta historia muy poderosa porque demuestra que no sabemos a través de qué canal espiritual estamos siendo sostenidos. Y también me hizo pensar en todo lo que el Rebe hizo por todos nosotros y todavía está haciendo por nosotros hoy. Espero que esta historia siga inspirando a todos los que la lean.


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