Hoy no trabajo
Por R. Sholom Avtzon
Un día, cuando el minian concluyó su Davenen de Shajaris y la gente se fue, Rav Kahenman se quedó y se sentó a estudiar. De repente, escuchó a alguien rezando con una emoción tremenda. Pensó, consecuentemente, que este hombre estaba pasando una situación extremadamente difícil y estaba volcando su corazón hacia Hashem, suplicando por su ayuda y misericordia.
Aunque estaba allí para recaudar dinero para sus instituciones, el Rav Kahenman sintió que era su deber ayudar a otro judío en apuros. Esperó casi una hora hasta que el individuo terminara su Davenen. Luego se acercó a él y le dijo: "Reb id, ¿cuánto dinero necesita para cubrir sus gastos inmediatos? Estoy dispuesto a ayudarlo."
El Yehudi lo miró desconcertado; no entendía de qué estaba hablando. Rav Kahenman vio su expresión perpleja y pensó que quizás el hombre estaba demasiado avergonzado como para revelar su situación. Así que continuó: "Escuché su sincera Tefilá a Hakadosh Baruj Hu y me dije a mí mismo: 'Hashem me envió a este shul hoy por una razón, y creo que la razón es para ayudarlo".
El Yehudi le respondió: "No entiendo. Boruj Hashem, mi familia está sana. Tengo najes de ellos y tenemos para cubrir los gastos. No necesito ninguna ayuda."
Rav Kahenman insistió: "Si eso es así, por favor, dígame, ¿por qué volcó su alma al Oibishter? Si todo está bien y no hay problemas, ¿por qué llorabas como un niño?!"
El Yehudi le respondió: “Hoy es un día feriado aquí en la ciudad, y mi lugar de trabajo está cerrado. Al ser que tengo algunas horas extra, simplemente decidí aprovecharlas y conectarme con Hashem, y la forma en que uno se conecta con Hashem es a través del Davenen."
Ese Yehudi era mi padre, Reb Meir Avtzon a'h, que trabajaba como mashgiaj en una planta empacadora de carne, salando y supervisando la carne.
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