miércoles, 2 de enero de 2019

Una canción le cambió la vida al mochilero perdido



Una melodía de su infancia ayudó a salvar a un mochilero israelí perdido en el desierto chino y adónde lo hizo llegar finalmente.


Por Dovid Zaklikowski para COLlive y Hasidic Archives


Sin preocupaciones, objetivos ni límite de tiempo, Ido estaba haciendo autostop ('haciendo dedo') por todo China. Todas las mañanas se despertaba en un hostel diferente y decidía a dónde seguiría. "Era mi estilo de diversión", recuerda.

Un día, decidió viajar a una ciudad a unos 200 kms de distancia por su cuenta. Gran parte de la ruta se extendía por caminos de tierra y por terrenos peligrosos, pero Ido estaba preparado para el desafío. Después de caminar un rato, se subió a un camión que iba por ese camino.

Sin embargo, el viaje resultó demasiado difícil incluso para el camión, y el conductor le dijo a Ido que tendría que darse la vuelta de regreso. Sin desanimarse, Ido, de 22 años, continuó a pie. Unos 20 minutos después, se encontró solo en un descampado enorme. Debió haber tomado un giro equivocado, pero no tenía idea dónde, o incluso si podría volver sobre sus pasos.

Dejó la mochila y sacó un poco de agua. En ese momento, recordó cómo, cuando era un niño en Yerushalaim, un rabino del norte de Israel visitó su clase y les enseñó a los niños una canción, que se traduce algo así como: "Lo que pasó, pasó. El objetivo ahora (lo importante ahora) es empezar desde el principio". La canción largamente olvidada parecía encapsular su situación actual, y solo en aquel campo, Ido se puso a cantar y bailar. "Ma shehaya, hayá ..."

Justo entonces una camioneta se metió por ese campo. El conductor, sorprendido, le preguntó qué estaba haciendo. Ido le explicó que se dirigía a Chengdu a pie y se había perdido.

"¿Por qué estás bailando?"

"Esta es la forma en que un judío le pide ayuda a Di-s," le explicó el israelí.

Perplejo, el conductor se ofreció a llevarlo el resto del camino.

El hombre, residente de Chengdu, dejó a Ido en el único edificio judío que conocía en la ciudad, el Beit Jabad de Chengdu. "Sólo entra," le dijo al mochilero, "ellos te ayudarán."

Ido, que no tenía idea de qué día era, entró y se encontró en medio de una comida de Shabat. De pie a la cabecera de la mesa y dirigiéndose a la multitud estaba el abuelo del Sheliaj local, el rabino Itzjak Grosman, el rabino principal de la ciudad de Migdal HaEmek, al norte de Israel.

Ido estaba completamente shockeado al ver allí al mismo rabino que había visitado su aula tantos años atrás y le había enseñado aquella canción que había estado cantando en el descampado. "Vi la mano de Di-s en acción aquí en China", decía más tarde.

Unas semanas después, el rabino Dovi Henig, el Sheliaj de Jabad en Chengdu, recibe un mensaje de texto de Ido: "¿A qué hora comienza Shabat esta semana?"



Rab Grosman cantando su melodía a un público al Norte de Israel

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