Un hombre joven llamado Avrumel Greenbaum perdió a toda su familia en el Holocausto. Después de la guerra, llegó a América y no quería saber nada ni tener nada que ver con judaísmo. Ya no era Avrumel Greenbaum; ahora era Aaron Green. Se mudó a Alabama y resultó ser que se casó con una mujer judía allí. El día en que su hijo mayor Jeffrey cumplió trece años, no iban a celebrar un Bar Mitzvá. Aaron decidió apreciar este día llevándolo a Jeffrey al centro comercial y comprarle lo que él quisiera allí. Fueron a una gran tienda de electrónica y, mientras caminaban, los ojos de Jeffrey fueron cautivados por algo en una tienda de antigüedades en el camino. No podía apartar sus ojos de eso.
Le dijo a su papá: "No quiero nada de la tienda de electrónica. Quiero ir a la tienda de antigüedades". Cuando llegaron allí, el niño señaló una vieja Menorá de madera y dijo: "Esto es lo que quiero para mi bar-mitzva". Su padre no podía creerlo. ¿Le estaba dejando a su hijo que se comprara lo que quisiera en todo el centro comercial y esto es lo que estaba eligiendo? Sin embargo, no podía disuadirlo.
Aaron le preguntó al dueño de la tienda el precio de la Menorá, pero éste respondió: "Lo siento, no está a la venta". El padre dijo: "¿Qué quiere decir? Esto es una tienda". Ofreció mucho dinero por ello. El propietario le dijo: "Descubrí la historia de esta Menorá. Un hombre la construyó durante la guerra y le tomó meses juntar las maderas. La Menorá sobrevivió, pero él no. Va a ser un objeto de colección. No está a la venta."
Jeffrey seguía diciéndole a su padre: "Eso es lo que quiero. Todo lo que quiero es la Menorá". Así que Aaron Green siguió ofreciendo más dinero hasta que el propietario finalmente accedió a venderla. El chico estaba muy entusiasmado. Se llevó la Menorá a su habitación y jugaba con ella todos los días. Un día los padres escucharon un estruendo de la habitación de Jeffrey. Subieron y vieron la menorá caída, toda destrozada. El padre lo reprendió a su hijo por ser tan descuidado, ya que pagó tanto dinero por ello. Después, se sintió mal (de haberle gritado,etc) y le dijo al niño: "Tratemos de pegarla de nuevo".
Mientras sostenía una de las piezas, el padre notó una hoja de papel encajada en su interior. La sacó y comenzó a leer. Mientras la leía lágrimas corrían por sus ojos y luego se desmayó. Su familia le volcó agua y lo despertaron. "¿Qué pasó?!", preguntaron conmocionados.
Él respondió: "Déjenme leerles esta carta". Estaba escrita en idish y decía: "Para quien encuentre esta Menorá, quiero que sepas, la construí sin saber si alguna vez tendría la oportunidad de encenderla. ¿Quién sabe si viviré hasta el día en que sea encendida? Muy probablemente, pasando esta guerra, no lo haré. Pero si la Providencia Divina te hace llegar esta Menorá a tus manos, tú, que estás leyendo esta carta, prométeme que la encenderás por mí y por nosotros, mi familia y por todos aquellos que dieron sus vidas para servir a Hashem".
Aaron Green luego alza su mirada hacia su familia con lágrimas en los ojos y, con voz entrecortada y ahogada, dice: "La carta está firmada por mi padre."
Todos se quedaron sin palabras. Esa familia reconoció la Hashgajá de Hashem y regresaron al camino de Torá y mitzvot. La hashgajá Pratit era increíble, rescatando una menorá de Europa y devolviéndola a la familia en un centro comercial remoto en Alabama.
Hashem quiere que todos regresen. Jánuca significa re-inaugurar. Es un momento para volver a dedicarnos y acercarnos a Hashem.
Fuente: "Stories That Warm the Heart" by Rabbi Binyomin Pruzansky
No hay comentarios:
Publicar un comentario