lunes, 3 de septiembre de 2018

Sacando a la luz su belleza


Por Rab Sholom Dobver Avtzon

En continuación con la celebración de Jai Elul, día del nacimiento del Baal Shem Tob y del Alter Rebe, una anécdota relatada y desarrollada recientemente en un Fabrenguen.

Muy a menudo se formula la pregunta: "¿Qué logró Jasidut?" O, a veces, se expresa en palabras más fuertes: "En las generaciones anteriores al Baal Shem Tov, vemos que hubieron grandes tzadikim y erlije idn (justos) que no necesitaron la "luz" de Jasidut para alcanzar su nivel. Entonces, ¿por qué ahora sí es necesario?

Permítanme presentarles un mashal (parábola) basado en las palabras del Frierdiker Rebe que aborda esta cuestión.

Había una vez un rey que decidió construir un museo. Obviamente, el deseo de construirlo era de mostrar su nivel y poderío, y pensó que para lograr esto lo construiría junto a su palacio. Allí pondrá en exhibición pinturas únicas, esculturas y artefactos de los más grandes artesanos y artistas de las generaciones anteriores. Sería la envidia de toda la nobleza.

Contrató los mejores arquitectos y diseñadores de interiores para diseñar y construir este magnífico edificio. Tenía que ser excepcional y magnífico. Entendiendo la petición del rey, le informaron que estaban listos para emprender la tarea y confiaban en que su majestad quedará extremadamente satisfecho con el resultado.

Sin embargo, para hacerlo tienen una solicitud; tienen que ver todas las pinturas, esculturas y artefactos que estarán incluidos en las exposiciones. Además, ellos son quienes decidirán cada aspecto del museo. Usando un retrato como ejemplo, demostraron que dependiendo de cuánta luz haya y del fondo de la pared sobre la cual se coloca cambiará la manera en que una persona lo visualiza.

El rey se dio cuenta de que efectivamente había contratado a las personas más calificadas, personas que comprenden lo que él está tratando de lograr y aceptó su solicitud. Pueden ver todos sus tesoros y elegirán qué y dónde se exhibirá.

Pasaron unos años y finalmente estaba listo. El rey entró y quedó impresionado por la belleza y la creatividad del diseño. De hecho, era una obra maestra, superando su expectativa. Los recompensó generosamente por su dedicación y decidió invitar a unas cientos de personas a la gran ceremonia de inauguración.

Las personas que recibieron la invitación eran honradas y comenzaron a llegar al museo con días de anticipación. Según la que se decía por la calle, no hay nada que se lo compare, su belleza y diseño. Mirándolo desde lejos, uno era captado por la grandeza del edificio en sí, y simplemente imaginaban lo espectacular que sería por dentro.

Sonó una trompeta y un sirviente se puso de pie para hablar. El anunció; "En sus invitaciones hay un número. El número es tu identificación de grupo. Cada veinte minutos otro grupo de quince invitados comenzará el tour. El tour completo que se muestra hoy tomará tres horas. Mientras esperan, pueden tomar parte en la deliciosa comida que se encuentra junto al jardín real, como así también disfrutar de los diversos conciertos y espectáculos que se llevan a cabo.

La nobleza fueron los primeros grupos en entrar y durante todo el día se hicieron anuncios informando a los invitados cuando comenzaría su turno / recorrido.

Cuando el primer grupo salió después de su gira de tres horas, era notable que estaban realmente sorprendidos. Comenzaron a describir la belleza usando cada palabra imaginable. Es increíble, sensacional, impresionante, espléndido, fuera de este mundo, etc. No hay otro museo que lo compare o incluso se acerque a esto. De hecho, es un reflejo de la grandeza de nuestro monarca.

Las personas cuyo turno estaba por comenzar, comenzaban a imaginar lo que verían y cada quince minutos cuando aparecía otro grupo y describían su disfrute y asombro ante esta obra maestra, así también crecía la expectativa del grupo entrante.

Cuando uno de los grupos finales comenzó su recorrido y entró en una de las salas de exhibición, el guía esperaba escuchar una vez más exclamaciones de asombro y admiración. Pero esta vez hubo silencio y luego algunos comentarios cínicos. "¿Son estas las pinturas de las que todo el mundo estaba tan entusiasmado?"

Por un momento pensó que estas personas debían ser incultas. Pero luego pensó para sí que su majestad el rey nunca invitaría a personas incultas; algo debe haber sucedido. Mirando hacia la ventana, notó que la luz del sol ya no brillaba; se había nublado todo el cielo.

Ahí se le aclaró todo. Los arquitectos utilizaron la luz del sol para resaltar la belleza de la imagen, y eso es lo que evocaba la alabanza de todos los que la miraran. Sin embargo, ahora que está nublado, la luz del sol no está llegando como antes y, por lo tanto, la imagen pierde su belleza y mensaje.

Entonces se dirigió a la pared y accionó un interruptor que encendió los focos. En ese momento se escuchó un exclamación colectiva de ¡wow!, la gente quedó estupefacta. Vieron la brillantez de los colores y las pinturas cobraron vida. Era como si hubieran sido  transportados a la acción de la escena representada. Nunca antes habían experimentado ese sentimiento. ¡Esto era más de lo que esperaban! De hecho, esta fue una experiencia única en la vida.

La imagen no cambió. Solo que ahora pudieron visualizar la belleza de sus colores y la habilidad de los artistas para darle vida a esa visión.

Lo mismo pasa aquí. Cuando Hashem nos dio la Torá, las generaciones anteriores apreciaron su grandeza y belleza. Reconocieron sus cualidades y eran elevados e inspirados. De hecho, fueron tremendos tzadikim y personas piadosas. Hablaron apasionadamente al respecto con sus hijos y la próxima generación. Sin embargo, a medida que pasaron las generaciones y la oscuridad del Galut comenzó a cubrir el mundo, la belleza no se notaba tanto, y la inspiración comenzó a menguar.

Hasta que llegó un punto en el que muchas personas quedaron completamente separadas de él. No veían su relevancia y belleza.

Entonces, ¿qué hizo Jasidut? es como el foco (reflector) que supera (y se sobrepone a) la oscuridad de las nubes y nos permitió contemplar la Torá en su belleza y pureza. Es por eso que Baal Shem Tov y Alter Rebe se llaman shnei meorot hagdolim, las dos grandes luminarias. Iluminaron el mundo, se puede ver la Divinidad.

Esta es una respuesta, incluso si acepto la premisa de la pregunta como una realidad. Sin embargo, la verdad es que Jasidut es mucho más que solo un foco de atención. Como el Pasuk dice Ta'amu u're'u ki tov Havaye - Pruébalo y verás que la Divinidad es buena. Estudia un poco de Jasidus y te iluminará la vida.

Ktiva Vajatima Tobá, LeShaná Tobá Umetuka

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