jueves, 24 de mayo de 2018

Mamtak LeShabat Nasó 5778



Había una vez un niño pobre cuyos padres habían fallecido y quedó solo en el mundo. Uno de sus buenos vecinos lo tomó y lo crió, lo envió a la escuela a estudiar y se encargó de todo lo que necesitara. Finalmente, el buen hombre le dio una casa y dinero para abrir un taller, y pronto el joven se hizo muy rico.

Un día, la rueda se dio vuelta y el hombre que le hizo tantos favores perdió todo su dinero y quedó pobre. El hombre pensó para sí mismo: "Iré a lo del muchacho por el cual me he estado preocupado durante tantos años y le pediré ayuda, probablemente estará feliz de ayudarme". Y se dirigió a lo del joven que lo recibió alegremente.

El joven estaba muy triste al escuchar sobre la condición del hombre que lo había ayudado tanto, y decidió ayudarlo, pero sin avergonzarlo ni humillarlo. Le dijo: "Ahora me es difícil darte dinero, pero intentaré ayudarte y hablaremos más tarde".

Tan pronto como salió el pobre, el joven llamó a uno de sus sirvientes, lo vistió con ropas viejas y rotas, le dio un diamante muy caro y lo envió a la casa del buen hombre.

El sirviente caminó frente a su puerta y cuando el hombre salió se acercó a él y le preguntó: "¿Te gustaría comprar un bonito diamante, a muy buen precio?" El hombre vio que el diamante era muy hermoso y preguntó: "¿Cuánto cuesta?" El muchacho respondió: "¡Un dinar! El hombre le dio un dinar que todavía le quedaba y compró el diamante.

Unos días más tarde, el joven una vez más envió a la casa del buen hombre a uno de sus sirvientes vestido con ropas elegantes y lujosas y dándole mucho dinero. "Escuché que vendes piedras preciosas, ando buscando un lindo diamante tal vez tienes uno en venta?". El hombre sacó el diamante que había comprado hace unos días y se lo mostró al comprador.

El sirviente dijo: "Exactamente esto! me lo venderías a mil dinares?", y el hombre accedió gustosamente a venderle el diamante al sirviente y el sirviente se lo devolvió a su amo. Al día siguiente se dirigió contento el buen hombre a la casa del joven y le dijo: "B"H me salió un muy buen negocio, ya no hace falta que me ayudes! Ahora podré vivir en amplitud nuevamente"

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En la parashá de esta semana, leemos el Pasuk, "Y toda donación... que ofrecerán al Kohen para él será". Jazal aprenden de aquí que los primeros frutos deben darse a los Kohanim.

Pero deben ser llevados al Beit Hamikdash, como dice, "Traerás a la casa de Hashem, tu Di-s" y sólo entonces se los da a los Kohanim. Aparentemente, parece una mera molestia, si alguien tiene un vecino Kohen, por qué debería trasladarse hasta el Beit Hamikdash y solo entonces hacerle entrega de los Bikurim al Kohen, por qué no al lado de su casa?

Explica esto Torat Hajasidut que el propósito de los Bikurim (primeros frutos) es fijar en la consciencia de la persona que estos primeros frutos le pertenecen a Di-s. Por lo tanto, su primer lugar es la casa de Hashem.

La mitzvá de los Bikurim es tomar la primera y la mejor de las frutas y dárselas a Di-s. Este mandamiento enseña a la persona a relacionar toda la abundancia que recibió de Di-s como propiedad de Di-s y que él recibió el derecho de usarla. Cuando la persona se dirige con este enfoque hacia su propiedad y sus bienes, le será mucho más facil dar Tzedaká y mucho más facil sentir cuán obligado está el en ayudar a todos los que lo necesitan de la manera más bella, como el Todopoderoso querría que se haga.

Yehi Ratzón que tengamos siempre el mérito de estar del lado de los que dan y entender el gran privilegio del dar y  que en Zejut de la mitzvá de Tzedaká, merezcamos la Gueulá Shlemá que llegará muy pronto.

Shabat Shalom!
Rab Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
Traducido por JasidiNews

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