Había una vez un yehudi que estaba buscando la verdad y decidió que estaba dispuesto a hacerlo todo con tal de conocer la verdad. Comenzó a buscar, indagar y preguntar; un día se encontró con un hombre muy sabio que le dijo: "Si de verdad quieres encontrar la verdad, debes trepar a la cima de la montaña en el horizonte y allí encontrarás la verdad".
El judío emprende el viaje y luego de unas semanas llega a la cima de la montaña, ve allí a algunas personas que señalan a otra montaña y le dicen: "si estás buscando la verdad, tienes que subir a la cima de esa montaña." Y así de montaña en montaña hasta que alguien le dice: "No te desesperes, te queda una montaña y encontrarás la verdad."
El judío se emociona por la noticia y sube rápidamente la última montaña. Cuando llega a la cima de la montaña, una magnífica vista emerge ante sus ojos. Toda la montaña está llena de vasos de aceite y mechas, se encienden velas, algunas de las copas están llenas y otras menos. Frente a él está sentado un anciano y le sonríe. Le dice entonces: "estoy buscando la verdad". Y el anciano le dice: "Aquí está la verdad, bienvenido al mundo real..."
El judío pregunta qué está pasando aquí y el anciano le explica: cada persona en el mundo tiene un vaso lleno de aceite, y al momento que nace y sale al mundo la mecha se enciende y el aceite comienza a agotarse. En algunas personas el aceite se consume más rápido y por lo tanto viven vidas más cortas mientras que otras el aceite prende lentamente y viven vidas más largas.
El asombrado judío pregunta de inmediato "¿dónde está mi vaso?". Y el anciano le dice: Tu vela está en la fila 237, vela n°96. Se acerca rápidamente a su vela y se sorprende al ver que su aceite casi se está acabando, mira a su derecha e izquierda y percatándose que nadie lo ve, toma la vela del vecino y va a servirse un poco, "sólo un poquito, algunos años más...". En ese momento aparece el anciano, agarra de inmediato su mano, lo mira a los ojos y le pregunta: "¿No estás buscando la verdad?..."
Nuestra parashá comienza con el mandamiento a Aharón HaKohen, בהעלותך את הנרות אל מול פני המנורה יאירו שבעת הנרות, "cuando enciendas las velas, al frente de la Menorá, las siete velas alumbrarán". En la Menorá del Templo había siete velas y cuando estaban encendidas, todas las llamas tenían que dirigirse hacia la vela del medio.
En Jasidut, se explica que las siete velas simbolizan siete tipos de Yehudim, que a pesar de la diferencia en su forma de servir a Hashem, deben estar dirigidos al mismo lugar y aspirar al mismo propósito: la morada de la Shejiná en el mundo.
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Una vez escuché una discusión entre dos mochileros y uno decía: "Cada uno tiene su propia verdad" El segundo decía:" Hay una sola verdad." Cuando me pidieron que diera mi opinión, les dije: "ambos tienen razón, obviamente como judíos tenemos un camino claro que hemos recibido desde la entrega de la Torá, Moshé Emet Vetorató Emet.
Y cuanto más nos apeguemos a esta verdad, mejor se verá el mundo y alcanzará el objetivo de su creación. Sin embargo, Hakadosh Baruj Hu le dio a cada persona su camino personal derivado del lugar donde nació, de la educación que recibió y de lo que aprendió durante su vida. A esto es que viene este Pasuk y nos enseña: Es cierto, hay siete diferentes senderos, pero siempre debemos recordar, "al frente de la Menorá las siete velas alumbrarán",debemos asegurarnos de que mi verdad personal esté dirigida y acorde al plan general de Hakadosh Baruj Hu, de que el mundo sea un lugar mucho mejor.
Y cuando cada uno de nosotros haga lo suyo, todas las pequeñas velas se juntarán y se convertirán en una gran antorcha de la verdadera y completa Gueulá que vendrá pronto realmente.
Shabat Shalom!
R' Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
Traducido por JasidiNews