jueves, 22 de febrero de 2018

Mamtak Leshabat Tetzavé 5778


Un hombre muy rico salió cierta vez a caminar; en el camino se le rompió la suela de su zapato, vio una humilde zapatería y entró. El zapatero tomó el zapato, lo cortó, lo pegó y lo cosió. Cuando el hombre rico estaba poniéndose su zapato notó que las costuras de la suela estaban torcidas y que la reparación quedó fea.

"¿Qué pasa con vos?! ¿Así es el trabajo de un profesional? ¿eres un zapatero?" El hombre rico lo regañó. "Por favor, perdóneme", le dijo el zapatero, "soy pobre y apenas me gano la vida, tengo ocho hijos e hijas, que estén sanos; mi hija mayor ya es grande y no tengo dinero para casarla. Estoy con tantas preocupaciones en la cabeza que no puedo concentrarme en mi trabajo". El rico llevó al zapatero a su casa, fue a la caja fuerte y sacó una hogaza de pan de oro. "Cada vez que tengas que casar a alguno de tus hijos, corta una rebanada de oro". El zapatero agarró con entusiasmo la hogaza de oro, se fue a su casa y la mantuvo escondida.

A partir de ese día, el zapatero comenzó a trabajar felizmente, sin ninguna preocupación por el mañana. Su habilidad había mejorado de forma irreconocible, y su trabajo preciso llegó hasta muy lejos. La gente comenzó a acudir a él desde todos los pueblos y ciudades circundantes, y con el tiempo el zapatero montó una fábrica de zapatos y se convirtió en una de las personas más ricas del país.

Un día, el rico zapatero salió a caminar por el mercado, y vio allí a un hombre llorando. El zapatero le preguntó por qué estaba llorando, el hombre le explicó que era pobre y que él y sus hijos no tenían nada para comer. El zapatero lo invitó a su casa y le dio la hogaza dorada. "Cuando necesites dinero, corta una rebanada de oro de esta hogaza, véndela y ya no tendrás que preocuparte más".

El hombre tomó la hogaza de oro con muchas dudas, y cuando llegó a su casa la golpeó con un martillo. Para su sorpresa, había solo una delgada capa de oro en aquel pan, y debajo de esa cobertura fina de oro había un trozo de hierro oxidado. Aturdido y enojado, el hombre corrió a la casa del rico zapatero y exclamó enojado: "¿Por qué me engañaste? ¡Esta hogaza es puro hierro, solo su revestimiento era dorado!" El zapatero miró al hombre y a la hogaza de hierro en su mano, y después de un momento de silencio le dijo: "Interesante, yo también recibí esta hogaza dorada en un momento de desesperación, pero mi actitud fue diferente a la tuya. Yo creí en aquel obsequio, mientras que vos cuestionaste y lo pusiste en duda." "No es oro lo que nos sostiene, sino la fe. Esta hogaza de pan dorada efectivamente no es toda oro, pero si lo hubieras creído, iluminaría tu vida. La fe es la verdadera hogaza de pan dorada, y gracias a mi fe llegué hasta donde estoy ahora".

*

En la Parashá de esta semana leemos acerca de cómo estaba hecha la Menorá del Mishkán. Jaza"l nos dicen que a Moshe Rabeinu se le dificultó la fabricación de la Menorá y Hakadosh Baruj Hu y le indica arrojar una pieza de oro al fuego y saldrá la Menorá; ¿por qué le fue difícil hacer la Menorá precisamente? había una gran cantidad de Kelim en el Mishkan (Tabernáculo) y en todos ellos parece que Moshé se arregló sin problemas, y sólo en la Menorá se complicó.

Está explicado en Jasidut que la Menorá estaba hecha de oro físico y su función era iluminar el mundo con luz espiritual, como "testimonio para todos los seres humanos que la Shejiná mora en Israel" y Moshe se asombró cómo se puede tomar un oro físico y que este brille e ilumine de luz espiritual? El Todopoderoso le dice: "Tienes razón en que una persona no puede hacer tal luz, la luz la trae Hakadosh Baruj Hu. El hombre solo tiene que tomar el oro y arrojarlo al fuego, entonces Hakadosh Baruj Hu hará de eso una Menorá que irradie luz espiritual".

Cada Yehudi tiene dentro suyo el Mishkan interno, y allí está la Menorá que debe iluminar al mundo. Nos dice Hakadosh Baruj Hu: Debes tomar tu materialismo y arrojarlo al fuego espiritual, dedicar toda la abundancia que Di-s te da aquí en el mundo como herramienta para servir a Di-s, y entonces verás que incluso el oro material puede iluminar de luz espiritual.

Cuando tengas Bitajón verdadero, verás que no es la hogaza de pan la que te trae riqueza sino el Bitajón, la seguridad y confianza en Hashem es quien trae la bendición de Di-s.

Esta es exactamente la historia de Mordejai y Ester, sabían que a Ajashverosh no le gustaban los judíos y que Hamán era el ministro principal, pero confiaron en Di-s y sabían que los salvaría. En mérito a su Bitajón pudieron ver salvaciones y maravillas y todo se dio vuelta, para bien.

Yehi Ratzón, que así como Di-s hizo milagros a nuestros antepasados ​​en aquellos días en este tiempo, merezcamos también ver el milagro de nuestra redención muy pronto.

Shabat Shalom
Rab Nejemiah Vilhelm
Beit Jabad Bangkok Tailandia
Traducido por JasidiNews

 

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