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Parashat Toldot cuenta sobre el nacimiento de Iaakob y Esav; Jaza"l dicen que ya en el útero se diferenciaban: Yaakob pateaba hacia el Beit Midrash y Esav hacia la idolatría. Cuando leemos esto, surge la pregunta: ¿cómo puede ser que el hijo de Itzjak Abinu se arrastre aún antes de nacer a la idolatría? Cuando ya creció, no hay pregunta, ya que cada persona tiene libre elección, pero antes de nacer, ¿por qué debería sentirse atraído por el mal?
El Rambam (Maimónides) explica que los seres humanos se dividen en dos, hay personas que son por naturaleza jasidim, que se sienten atraídos por el bien, por lo que la mayor parte de su trabajo está en ir aumentando siempre en lo bueno, mientras que hay gente cuyo trabajo consiste en conquistar sus impulsos y su trabajo siempre es vencer y sobreponerse al mal.
Iaakob y Esav simbolizan estos dos senderos, Iaakob por su lado entiende que lo principal es lo espiritual y lo físico es sólo una herramienta para lo espiritual. Esav por su lado siente que la mayor parte de su trabajo y misión consiste en superar el mal, y es por eso que se arrastraba desde un principio hacia la idolatría, para trabajar y rectificar.
Solo que Esav durante su vida se dejó llevar por el mal en lugar de corregirlo y, por lo tanto, quedó siendo Esav Harashá (el malvado).
Yehi Ratzon, que podamos enfrentar los desafíos especiales y particular de cada uno de nosotros y ver muy pronto la Gueulá completa.
Shabat Shalom
R' Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
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