R' Isroel era un Josid de Rabi Shmuel, el Rebe Maharash (el cuarto Rebe de Jabad). Cierto día su único hijo cayó en cama con una enfermedad muy grave; los médicos que fueron a verlo le dijeron a los destrozados padres que no tenían ninguna solución y no había lo que hacer. R' Isroel viajó entonces a pedir la bendición del Rebe, sólo esto es lo que podría salvar a su hijo. Después de un viaje que tomó unas semanas llegó R' Isroel a lo del Rebe a mediados de Sucot. El Gabay le explicó que durante estos días de Jag era imposible entrar a una conversación privada con el Rebe, pero después de mucho insistir, y al percibir el Gabay que se trataba de una caso de Pikuaj Nefesh, lo hizo entrar al Rebe. El orden en lo del Rebe era que escribían primero el pedido sobre una hoja (Tzetl) y se lo acercaban al Rebe. Entre los Jsidim se sabía que si el Rebe recibía en su mano el papel de mano del solicitante, entonces era señal que vendría la salvación, pero si el Rebe no tomaba el Tzetl, sino que le indicaba que lo deje sobre la mesa, era una señal de que, Jalila, no había esperanza.
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R' Isroel entró, extendió su mano para entregarle la nota a la mano del Rebe, pero el Rebe le indicó que la coloque sobre la mesa. R. Isroel entendió lo que esto implicaba, y rompió en llantos, saliendo de la habitación del Rebe con la comprensión de que sus esperanzas habían desaparecido.
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La noche de Shmini Atzeret llegó. R. Isroel está parado entre todos los jasidim y su corazón roto. La alegría de la Torá envuelve a todos. Jóvenes y ancianos bailan vigorosamente, y el Rebe dirigiendo la alegría. Pero Reb Isroel es incapaz de mover sus pies. Sus pensamientos se centran en lo que estará sucediendo en su hogar y con su familia. Él piensa: quién sabe, tal vez lo peor ya ha pasado... de repente se recuperó y comenzó a decirse a sí mismo: "Sos un Josid?! Hoy es Simjat Tora!! ¿Cómo mezclas y entrometes la angustia física con la alegría del alma?" Se metió dentro del mar de alegría, sin importar lo que pase. R' Yisrael no permitió que sus pensamientos sombríos apaguen la alegría, y rápidamente se unió al círculo de los que bailaban. Abrazó el Sefer Torá, y fue llevado con todo el mundo con una alegría suprema. Así, bailó todo el Jag, sacando de su mente la enfermedad de su amado hijo.
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Al terminar el Jag entró R' Isroel al Rebe para pedirle su bendición para un buen viaje, sin siquiera mencionar a su hijo, pero de repente el Rebe se volvió hacia él con una cara radiante y feliz y le dijo: "La primera vez que entraste y pediste por tu hijo, no vi manera de salvarlo, pero cuando en Simjat Torá te superaste a ti mismo, sobreponiendo la Neshama sobre el cuerpo y te alegraste verdaderamente con Simjat Tora - anulaste el veredicto, tu hijo salió de la crisis y su curación es inminente..."
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Rabí Yosef Itzjak, el Rebe Anterior, escribió: "...las horas de Shmini Atzeret y Simjat Torá deben apreciarse muchísimo. En cada instante (de este día) se pueden verter tesoros en baldes y barriles, para lo material y espiritual, todo esto a través de los bailes".
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¿Qué tiene de especial este día? Simjat Torá es el día en el que celebramos la culminación de la lectura de la Torá durante el año y su reanudación nuevamente. Lo especial es que, a fin de cuentas, la Torá es el libro que dicta nuestras vidas, qué comer y cuándo trabajar y la manera de vivir. Por naturaleza, a una persona no le gusta que le digan lo qué hacer, incluso si sabe que el jefe le puede decir las reglas en el trabajo o el médico le dirá las restricciones a tomar y él recibirá tales indicaciones, pero muy probablemente que no estará contento con esas restricciones; sin embargo vemos que el día más feliz del calendario judío es Simjat Torá donde nos alegramos con la Torá que nos dicta cómo vivir. La razón es porque el Yehudi entiende que es la Torá la que le da vida, y las limitaciones de la Torá son en realidad las que revelan su propósito en la creación y la forma correcta de aprovechar y hacer uso de nuestro mundo.
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Bailando y regocijándose en Simjat Torá nos da la fuerza para estar feliz todo el año y como hemos visto en la historia, con la fuerza de la alegría se pueden romper incluso aquellos portones que ya parecían haberse cerrados y sin posibilidad de abrir.
Hagamos todos un gran esfuerzo por ir y alegrarnos con la Torá en este día tan especial, y en mérito a esto mereceremos que Hashem nos dé todas las razones para que estemos felices todo el año.
Jag Sameaj
Rab Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
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