viernes, 27 de octubre de 2017

Mamtak LeShabat Lej Leja 5778

Había una vez dos estudiantes que acudieron al rabino para hacerle una pregunta, el rabino estaba en una reunión, y la Rabanit los invitó a sentarse y esperar, y mientras tanto les sirvió una bandeja con dos vasos de agua, uno grande y el otro pequeño. Ambos tenían sed y no querían conformarse con el vaso pequeño, cada uno esperaba a su amigo que agarre primero; y entonces extendió uno de los amigos su mano y tomó el vaso grande; el otro le dijo: "¿no tienes vergüenza, no es suficiente que te serviste primero, tomas encima el vaso grande?" El amigo le respondió , "Si vos hubieras agarrado primero, cual vaso tomarías? replicó el amigo," Me tomaría el pequeño". "Es exactamente el vaso que te dejé...", su amigo le dijo.

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Parshat Hashabua comienza con la orden divina a Abraham "Lej Lejá", Andá, salí del lugar de donde vivís, "El Haaretz", a la tierra que te mostraré. Abraham Abinu en este punto era un hombre culto de unos 75 años que ya estaba difundiendo Elokut en todo su entorno, ya era conocido y famoso en la zona, ¿Por qué decidió Hakadosh Baruj Hu decirle de repente que abandone su lugar? ¿No sería mejor para él permanecer en su entorno natural familiar y poder continuar diseminando a Di-s en el mundo?
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Explica el Rebe de Lubavitch que esta orden de "Lej Lejá" (andá) nos recuerda que no debemos permanecer en el lugar, debemos estar siempre en un estado de progreso, especialmente en materia de Kedushá siempre aspirar hacia adelante, y no quedarse satisfechos con lo que ya se ha hecho, incluso cuando la persona haya hecho mucho en su vida, que no se acostumbre a un lugar o situación en la que está, sino que tiene que seguir moviéndose.

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Está explicado en el Tania, sobre lo que dice la Guemará 'Quién estudia cada capítulo ciento un veces se llama Obed Hashem (servidor de Hashem) y quien lo estudia sólo cien veces no es llamado Obed Hashem", ya que en aquellos tiempos estaban acostumbrados a repasar cada capítulo cien veces, por eso, aquel que lo estudia como es la costumbre, y como se estila, no merece el mérito de ser un Obed Hashem, mientras que aquel que agrega un poco más allá de la regularidad es el que se llama el Obed Hashem.

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En nuestra vida cotidiana y material estamos acostumbrados a desear siempre el vaso grande y siempre aspirar por más. Viene la Torá y nos enseña que también en lo espiritual no nos acostumbremos, (nos enseña) a no conformarnos con nuestra zona de confort, sino siempre estar en un estado de trabajo y progreso; incluso lo que fue ayer fue excelente, para hoy no es suficiente, y siempre debemos buscar cómo seguir adelante.

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Esta es precisamente la explicación de la orden divina a Abraham, y, básicamente, a todo Yehudi después de él: debes estar siempre en un estado de andar, nunca te atasques; alcanzaste un nivel alto, muy lindo, no empieces a sentirte demasiado cómodo y no te estanques en el lugar, "Andá", debes seguir trabajando y progresando. Solo de esta manera, serás realmente un Obed Hashem.

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Yehi Ratzon que siempre vayamos de fortaleza en fortaleza y aspirar a más, y en el mérito a nuestras aspiraciones en lo espiritual, Hashem nos dará una abundancia también en lo material, con la verdadera y completa Gueulá muy pronto.

Shabat Shalom
Rab Nejemia Wilhelm
Beit Jabad Bangkok Tailandia



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