En la época de Rabí Levi Itzjak de Berdichev había un Yehudi muy rico que también era conocido por ser muy tacaño y miserable, la gente no le tenían estima, y lo despreciaban; luego de su fallecimiento todos pensaron que a duras penas conseguirían Minian para la Halevaye (funeral), pero de repente Rab Levi Itzjak anunció que iba a salir al funeral y ¿quién no iba a seguir al Rebe? Todos los miembros de la comunidad fueron a acompañar al rico en su último viaje, y todos trataron de averiguar qué vio el Rebe para darle al rico avaro semejante Kabod (respeto). Una vez finalizado el funeral se sentó el Rebe en el Beit Midrash y dijo: Sé que están todos sorprendidos por el honor que otorgué al fallecido, déjenme contarles, este Yehudi vino a mí tres veces a un Din Torá y en todas ellas ganó; así que le di el mayor honor.
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El primer caso fue cuando este rico iba por la calle y vio a un Yehudi llorando que había perdido una gran cantidad de dinero. Se acercó a él este rico y le dijo "encontré el dinero!" y le entregó la suma completa. Luego de unas horas apareció en la casa del rico un Yehudi y le dijo: "yo soy el único que sabe que mentiste y en realidad no encontraste el dinero, porque yo fui el que lo encontré. Ahora dejame devolverle su dinero"; y el rico se negó rotundamente, "Cumplí una Mitzva y no renunciaré a ella!", vinieron a mí a un Din Torá y dictaminé a favor del rico.
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El segundo incidente fue cuando un Yehudi de la ciudad quería viajar a buscar empleo en una ciudad lejana, pero su mujer no lo dejaba viajar hasta que primero no arregle una Parnasá (para ella y la familia) durante su ausencia. Un día el Yehudi llegó a su casa y le dijo a su esposa: conseguí un trabajo en el extranjero, bajo aquel rico y este dejó dicho que todos los jueves podrás acercarte a recibir el sueldo. La mujer se alegró mucho y le dió una Brajá de despedida a su marido. Ese jueves cuando llegó al administrador de cuentas este le dijo: "no sé de qué está hablando". Pero enseguida salió el rico y le dijo: "Oh si!, me olvidé de decirte que le des cada semana el monto que su marido le prometió." Así pasó un año y el marido que le fue muy bien en sus negocios volvió a casa y se disculpó con su esposa por haberle mentido. Para su sorpresa, la mujer le contó que cada semana ella recibió el dinero... El marido corrió a lo del rico, le agradeció mucho por su ayuda y quiso devolverle todo lo que le dio. El rico le dijo: no sé a qué te refieres, ayudé a una Yehudia y no pienso vender ese mérito, vinieron entonces a un Din Torá y nuevamente dictaminé a favor del rico.
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El tercer caso fue cuando un Yehudi llegó a la ciudad para pedirle al rico un préstamo; este le preguntó ¿quién servirá de garante? a lo que el Yehudi le respondió Hakadosh Baruj Hu... El rico aceptó, transcurrió un mes y el hombre todavía no había conseguido todo el dinero. Sólo con dos días de retraso fue rápidamente a lo del rico para pedirle disculpas por el retraso y pagarle toda la suma, pero el rico le dice: "Ya recibí todo el dinero del garante". Trató de convencerlo de que reciba el dinero, sin embargo, no desistía y se rehusaba a recibir de regreso ese dinero, por lo que vinieron a mí para el arbitraje y de nuevo decidí a favor del rico.
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Estas tres historias expresan claramente qué tipo de persona era nuestro rico y ahora comprenderán por qué me molesté en acompañarlo en su último viaje...
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Nuestra Parashá comienza con las palabras "שופטים ושוטרים תתן לך בכל שעריך" "Jueces y policías deberás designar en todas tus ciudades". Está explicado en Jasidut que "Sheareja" (ciudades, lit. "portones") se refiere a todas las "puertas" de la persona que son los ojos oídos boca, etc. Estas puertas de la persona tienen un poder enorme, pero a veces la persona los usa de forma incorrecta, vemos cosas negativas (malas), escuchamos cosas que no debemos escuchar y hablamos una charla no apta. Es por esto que la Torá nos ordena poner jueces y policías, es decir, que nos frenemos y analicemos ante cualquier pensamiento, palabra y acción y no apresurarse a juzgar por las apariencias, sino según las verdaderas acciones que no siempre soy consciente de ellas, por lo que es mejor no juzgar ni culpar nunca, sino "juzga a cada persona favorablemente" (Abot, Perek 1,6).
En estos días entramos en el mes de Elul que nos prepara para los Yemey Hadin de Rosh Hashaná y Iom Kipur donde es juzgado el ser humano, y cuando la persona juzga a su compañero para bien provoca que también de arriba se lo juzgue a él para bien,
Yehi Ratzon que del cielo nos decreten a todos nosotros para bien y tendremos el mérito junto con todo Am Israel de ser inscriptos y sellados para una año de Gueulá y de salvación y de la llegada del Mashiaj muy pronto.
Shabat Shalom
R' Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok Tailandia
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