miércoles, 30 de agosto de 2017

Le pidió a Hashem una señal...

Le pidió a Hashem una señal ...

Un judío recientemente divorciado en Dinamarca le pidió a Hashem una señal de ayuda. Esa noche, recibió una llamada de un tal Mendel.

Por Mendel Danow y Leivi Loewenthal

Era miércoles por la tarde (16 de Agosto 2017) y acabábamos de encontrarnos con varios judíos en la ciudad de Aarhus.

Previamente habíamos estado manejando por las ciudades de Dinamarca, visitando lugares sin presencia judía. Fortalecimos su débil o inexistente conexión con el judaísmo, les pusimos Tefilin, colocamos Mezuzot en sus puertas y les hablamos sobre Idishkait.

Ese miércoles sentíamos que habíamos visitado a todos los judíos de la zona y habíamos completado lo que habíamos planeado hacer. Analizábamos si regresar o no a Copenhaguen, la capital, y ayudar al Shliaj, el Rabino Itzi Lowenthal.

Mientras estábamos conduciendo por las calles, sin saber cómo continuar, pasamos por la lista de judíos que teníamos y nos dimos cuenta de que había un nombre que aún no habíamos contactado, alguien que vivía a dos horas de distancia. No estábamos seguros si debíamos llamarlo ya que vivía tan lejos. Sin embargo, cada judío cuenta así que marcamos el número.

Su nombre era Janan y vive en Aalborg.

"Somos de Jabad", le dijimos. "¿Gustaría que vayamos y podamos hablar un poco de judaísmo?

-¿Jabad? -preguntó con una pausa y luego dijo-: "Por favor, vengan." Parecía entusiasmado.

Nos dirigimos hacia el norte y llegamos a la casa de Janan justo cuando estaba cenando. Se sentía muy mal de no poder ofrecernos nada para comer, aparte de fruta. Le aseguramos que estábamos bien y nos sentamos con él.

Mientras hablábamos se introdujo diciendo: "Yo estaba casada con una mujer no judía y tenemos dos hijas. Recientemente me divorcié de ella". Suspiró pesadamente, dolido. "Desafortunadamente, ella tiene la custodia de las niñas; no se me permite tener ningún contacto con mis propias hijas".



"Esta mañana", continuó, "yo estaba en el trabajo y me sentía particularmente bajoneado y molesto por mi situación. Entonces le hablé a Di-s. Le dije lo difícil que esto es para mí, lo solitario que me siento, y le pedí que por favor me muestre Su presencia, mostrarme que Él está aquí, que Él se preocupa".

Se detuvo y nos miró. "Y entonces veo un número desconocido llamando", nos dijo maravillado. "Alguien llamado 'Mendel' en el teléfono, está llamando desde Jabad y quiere venir a saludar. No había una señal más clara para mí. Esta fue la manera de Dios de llegar a mí, de decirme que Él está aquí conmigo en esta lucha".

Hablamos largamente con él, fortaleciéndolo, confortándolo. Lo animamos a estar más alegre, a concentrarse en lo positivo, a tratar de ver todo el bien y la belleza que Dios le ha dado en su vida. Entonces le ofrecimos ponerse Tefilin.

"No he puesto los Tefilin en años", dijo. Se puso muy sensible cuando lo ayudamos a ponérselos y empezó a llorar.

Después de ponerse Tefilin le explicamos el propósito de nuestra visita en Dinamarca, y cómo hay cientos de estudiantes de Jabad en todo el mundo visitando miles de judíos en todos los rincones del planeta.

Le dijimos que Merkos Shlijus fue iniciado por el Rebe muchos años atrás y continúa con la misma fuerza hasta hoy. Hablamos del amor del Rebe por cada judío (y cómo al Rebe le importa cada judío), sin importar dónde esté o su afiliación al judaísmo. Lo alentamos a escribir una carta al Rebe y enviarla al Ohel para recibir una bendición y ayuda en sus problemas. Con mucho gusto, tomó nuestra dirección de correo electrónico para enviar su carta.

Nos quedamos un rato más discutiendo la creencia y la fe en Dios, así como Dios vigila a todos, conectándolo a la Mitzvá de Mezuzá. Él entonces nos dijo que quiere poner una Mezuzá en su puerta.

Antes de irnos nos dijo que él tiene un amigo judío de origen danés llamado Casper, que es un filósofo y tenía la sensación de que estaría muy interesado en reunirse con nosotros. Janan lo llamó para invitarlo, pero no pudo hacerlo. En vez de eso, nos reunimos para encontrarnos con él al día siguiente.

Cuando llegamos al apartamento de Casper en el centro de la ciudad, comenzó contándonos un poco sobre sus ancestros y que su abuelo había estado muy involucrado en la comunidad judía de Copenhaguen e incluso fue quien comenzó la escuela judía allí.

Casper dijo que no tenía afiliación con el judaísmo, aunque estaba muy interesado en la Cabalá y similares, ya que es un filósofo. Entonces empezamos a hablarle sobre diferentes temas en el judaísmo y él oía muy atento.

Uno de los temas que surgieron, por supuesto, fue el Tefilín, del que nunca antes había oído hablar. Cuando escuchó lo que significan los Tefilin, el poder que tiene y cuán especial es esta Mitzvá, estaba más que feliz de ponérselos.

Así que le pusimos Tefillin a Casper por primera vez en su vida.

"Casper, este es tu Bar Mitzva!" Exclamamos.

Estaba tan contento que empezó a bailar con nosotros ahí mismo en el medio de su apartamento. Hicimo un sincero L'jaim por su Bar Mitzva a la edad de 47 en una regular mañana de jueves.

Le hablamos de la importancia de una Mezuzá y él inmediatamente quiso poner una en su puerta.
Disfrutó mucho de nuestra visita, y después que nos fuimos, nos envió un cálido correo electrónico expresando su agradecimiento, así como una solicitud sobre dónde podía comprar un par de Tefilín.

Estamos en este momento en Nueva York en medio de comprarle un par y enviarlos a Dinamarca. Más tarde, ese mismo día, publicó en las redes sociales: "Hoy me convertí en Bar Mitzvá - un judío adulto." Desde allí continuamos con el Shlijus del Rebe en toda Dinamarca, tocados por la chispa interna que se encuentra en las profundidades de cada judío y las conexiones especiales que habíamos formado con nuestros hermanos judíos en esos lugares abandonados.





Fuente: collive.com

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