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viernes, 17 de marzo de 2017
El milagro de la salvación en el Atentado a la Embajada de Israel - 25 años
R' Iser Kirshenberg 'שי es un Jasid de Jabad en Argentina, director de la División de Cultura y Prensa en la Embajada de Israel, sobrevivió milagrosamente del tremendo atentado, gracias a la Braja del Rebe y lo cuenta:
"[...] Mi primer paso en el cumplimiento de Torá y Mitzvot lo hice con la ayuda de los grupos "Mizraji" en la ciudad. Vario de mis amgos pertenecían al movimiento juvenil Bnei Akiva. Más tarde llegó a la ciudad el Shliaj del Rebe, el Rabino Berel Baumgarten. Era un Yehudi especial y carismático y muy rápidamente me atrapó con su magia. Al principio iba regularmente al Shul que el manejaba, empecé a asistir a las clases y farbrenguens que organizaba. Más tarde empecé a entender el concepto de "Rebe", oí los Farbrenguens del Rebe y las Sijot. Todo esto atrapó mi corazón.
En esos días, entré a trabajar en la Embajada de Israel en la ciudad. Al comienzo me ocupaba en la prensa y los medios de comunicación, y más tarde me trasladé a diversas funciones administrativas. Un día, un nuevo embajador hizo un recorrido por las diversas oficinas. Cuando entró en mi pieza me preguntó asombradamente, 'Si sos un Jabadnik, ¿Cómo es que no tienes una foto del Rebe en la oficina?'
Francamente, no me atrevía a colgar un cuadro del Rebe en la oficina, pero después de esa pregunta adornaba la pared central una gran foto del Rebe. Desde entonces tomé coraje y comencé a propagar los asuntos del Rebe entre el personal de la embajada. Además de mis actividades, todos los viernes los estudiantes de yeshiva repartían velas de Shabat a las secretarias, y ponían los Tefilín con los empleados que lo solicitaran.
Cuando de vez en cuando viajaba a Nueva York para visitar a mi hijo Iosef Itzjak, que vive en Crown Heights, siempre llevaba los nombres de los empleados de la embajada que querían ser bendecidos o recibir un consejo y orientación del Rebe".
Era el último día que el Rebe repartía dólares. El 26 de Adar 5752 (1992). Le dije al Rebe que estaba por volver a Argentina en los próximos días. El Rebe me dio un dólar y me bendijo: "Que tengas un buen viaje." Aunque ya había tenido el mérito de pasar varias veces por el Rebe, esta vez tenía una sentimiento especial. Sentí que el Rebe me miró y me tomaba como una radiografía. El Rebe me dio otro dólar y dijo "buenas noticias". Yo aún sentía que no había terminado mi "Yejidut". Continué parado ahí y el Rebe mirándome. Curioso que no me habían empujado todavía para seguir adelante. Le dije entonces que el 22 de Adar Sheni iba a a ser mi cumpleaños. El Rebe me dio otro dólar, me miró profundamente y me bendijo con "Arijut Yamim" (Larga vida).
"Cuando salí por la puerta, me preguntaron mis amigos y conocidos que me había dicho el Rebe, y les conté. Todos expresaron sorpresa, y yo tampoco entendía el significado de la braja "Arijut Yamim". Todavía soy joven. Pero tuve una sensación muy especial de este encuentro con el Rebe , que se quedó conmigo. Llegué a Argentina unos días antes de Purim, y volví a la rutina de trabajo en la embajada.
Era un Martes común y calmo, al parecer. En las Oficinas del edificio de la embajada se encontraba en aquellos momentos un agente de la prensa que quería sacar unas fotocopias en la habitación. Se dio la vuelta para irse y dejarme en la fotocopiadora que continúe, pero lo sorprendí (y me sorprendí a mí mismo) cuando le dije: "Si usted se va a su oficina, dejo de fotocopiarle; quédese aquí hasta que termine!" Estaba un poco impactado y sorprendido por la dureza con que me dirigí, y se quedó a esperar que salgan los documentos.
Fue cerca de las tres cuando se produjo la explosión. Los primeros segundos, no entendíamos lo que pasó. Quizás explotó la fotocopiadora o el aire acondicionado. Nadie se imaginaba que se trataba de un ataque terrorista. En un minuto toda la habitación se había llenado de humo asfixiante. Otro efecto de la explosión fue que una de mis paredes se derrumbó. Sin entender realmente lo que estaba haciendo, me levanté hacia el oficial de prensa para asegurarse de que estaba bien.
Intentamos abrir la puerta para escapar del sofocante humo y polvo, pero entonces estaba a nuestra vista una imagen terrible, la mitad del edificio se derrumbó. Había una sensación de shock. Como por instinto comenzamos a ayudar a amigos a escapar del infierno, algunos de ellos heridos en distintos grados.
Mi habitación estaba situada en el segundo piso. El primer piso se derrumbó por completo. Luego resultó ser que el hecho que lo demoré al jefe de prensa en mi oficina, le salvó su vida porque su oficina se había quedado toda escombros, carbonizados.
No mucho después, en uno minutos llegaron al lugar los vehículos de rescate de la policía. Recuerdo salir del edificio con un poco de polvo, pero sano y salvo, ante el asombro de los equipos de periodistas y las tantas personas que se habían reunido alrededor.
Seguí ayudando a rescatar a las personas de ese infierno hasta que llegaron a mas fuerzas que se hicieron cargo de la zona.
A medida que pasaban los minutos, comencé a darme cuenta de lo que había sucedido y de lo que me salvé. Miré la escena que hace sólo unos minutos era un lugar de trabajo, relajado y seguro, y ahora se había convertido en una montaña de piedras, destrucción y muerte. Cientos de personas estaban gritando por ayuda mientras yacían en el suelo. Una visión aterradora de las víctimas aparecía ante mis ojos.
Mientras estoy parado así, de repente viene a mi mente el momento tan especial y maravilloso, cuando estoy parado frente al Rebe, y me da la inesperada Braja de "Arijut Yamim"....
Por si esto fuera poco, al día siguiente, cuando se averiguaron los nombres de los heridos y muertos, resultó que todas las personas que pidieron ser mencionadas al Rebe antes de mi viaje, sobrevivieron milagrosamente. De toda esa destrucción resultó que la alcancía de Tzedaka, el Jitas y la foto del Rebe que estaban en mi oficina, quedaron completamente intactas.
Después del ataque se llevaron a cabo numerosas manifestaciones en la Argentina, y el ambiente en la ciudad era difícil. La fiesta de Purim dos días más tarde, celebramos con una sensación de inestabilidad. Tenía una fuerte sensación de inseguridad y temor. Por un lado, estaba lleno de emoción y agradecimiento a Hashem y alegría por la salvación milagrosa con la Braja del Rebe, pero por otra parte, una profunda tristeza por los que murieron, entre ellos algunos a quienes conocí personalmente.
El Shliaj Haroshi, el Rabino Tzvi Grunblatt no perdió un momento. Inmediatamente después de enterarse del desastre, organizó y envió estudiantes de la Yeshiva asistir en los funerales y recitar los Tehilim. Al mismo tiempo, envió gente a visitar a los heridos que fueron hospitalizados en varios centros médicos, para que puedan oir la lectura de la Meguilá y fortalecerlos.
La historia de la Braja del Rebes, hizo una trascendencia y causó un fortalecimiento espiritual en muchos en la comunidad judía. También fui entrevistado por los medios de comunicación locales e hice hincapié en que lo sucedido no debilita mi fe, sino por el contrario, la fortalece!".
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