Seforim que faltaban
En el invierno de 1985 el personal de la Biblioteca Lubavitch notó que libros valiosos estaban faltando en los estantes. En poco tiempo se hizo evidente que algunos de los raros Comentarios cabalísticos y Meforshim estaban faltando.
Todos los esfuerzos para averiguar quién se había llevado los libros eran infructuosos, hasta que instalaron una cámara oculta. Por varias semanas, la videocinta de la cámara estaba en blanco, luego la imagen del sobrino del Rebe, Bery Gurary apareció, entrando en el sótano de la biblioteca tarde por la noche y saliendo poco después con una bolsa completa.
El Rabino Krinsky y sus colegas conocían a Bery Gourary, el nieto del Rebe anterior de Lubavitch. Su padre, el rabino Shmaryahu Gurary, dirigía la administración educativa de Lubavitch. Pero como un consultor de gestión de New Jersey en los comienzos de sus sesenta, Bery Gurary hacía tiempo que se había separado del movimiento Lubavitch y de la Ortodoxia judía también. Aparte de visitas a sus padres mayores que vivían en un apartamento en la Sede de Lubavitch, tenía un contacto mínimo con su liderazgo o miembros.
Cuando se le pidió a Bery Gurary que devuelva los libros se negó, argumentando que su madre y tía (la esposa del Rebe, Rebetzin Jaya Mushka) le dieron permiso para llevar lo que desee de la biblioteca.
Los libros eran suyos, insistió, y tenía la intención de venderlos a un buen precio. Cuando se le preguntó a ella si le dio algún permiso a Bery Gurary para tomar los libros, la Rebetzin negó lo dicho como algo totalmente falso. Los directores de Jabad tuvieron que cambiar inmediatamente las cerraduras de la biblioteca y un importante sistema de seguridad fue instalado.
Mientras tanto, averiguaron que Bery Gurary ya había comenzaco a vender algunos de los cuatrocientos libros que se había llevado de la biblioteca. Distribuidores (comerciantes) en Europa, Israel y los Estados Unidos estaban muy interesados en ellos. Una Hagada de Pesaj que data de 1757 fue vendida por $ 69,000 a un distribuidor de libros suizo que pronto encontró un comprador privado que le pagaba casi $ 150.000 por ella.
Más tarde, Lubavitch averiguó que Bery Gurary se había dirigido a la subasta de " la casa de Christie" en Manhattan, pero el personal lo vio sospechoso y decidieron sacarlo.
Cuando Bery Gurary repetidamente se negó a devolver los libros, a pesar de que su propio padre le insistía, el propio Rebe intervino y pidió el regreso de los libros rápidamente y amigablemente. "Pertenecen a la comunidad y finalmente sin duda serán devueltos a su legítimo dueño", insistió.
El 3 de julio, el Rebe volvió a recordar a su audiencia de los tremendos peligros a los que su suegro se había expuesto con el fin de recuperar la biblioteca de manos soviéticas y luego de los nazis.
La visión de los libros en el mercado, abierto para un beneficio personal lo motivó a comentar, "Porque estamos viviendo en el exilio, terribles cosas realmente suceden".
Aseguró que cualquier comprador inocente que haya adquirido algun ítem de la Biblioteca Lubavitch sería totalmente reembolsado.
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