El Miteler Rebe, solía decir que le temía al año 5588, pues habían indicios de decretos desfavorables para ese año, y comenzó a insinuarles a los Jsidim, acerca de su fallecimiento.-“Mi padre tenía 54 años cuando fue llevado a la cárcel por segunda vez, y desde el Cielo le dieron a elegir, morir o sufrir, él eligió sufrir, por lo visto me dejó a mí la otra alternativa”… y así fue que falleció a los 54 años. Ese año, para los Yamim Noraim, el Rebe viajó a Hoditz, a visitar la tumba de su padre, el Admur Hazaken, y allí les dijo a sus jasidim: “le pedí a mi padre que me exima del liderazgo rabínico”. Los jasidím pensaron que seguramente tenía la intención de viajar a Eretz Hakodesh. Entonces le dijeron: “como vas a abandonarnos cual un rebaño sin pastor…”, él les contestó: “Mi yerno, el Tzemaj Tzedek se encuentra con ustedes y será un pastor fiel”.
De regresó a la ciudad de Lubavitch, su salud empeoró y debieron interrumpir el viaje en la ciudad de Niezin, allí fue atendido por importantes médicos, que coincidieron al informar que su enfermedad no tenía curación.
Su salud empeoraba día a día, estaba tan débil que con solo tocarlo se desmayaba. La noche de su fallecimiento sufrió varios desmayos de los que pudieron despertarlo, pero en el último, perdió la vida.
En la casa se escucharon llantos y gritos de dolor ante la terrible pérdida, pero aun después de comprobar que el cuerpo yacía sin vida, los jasidim se acercaron a su Rebe y le dijeron: “porqué nos asustas Rebe, acaso no escuchas nuestros gritos? El Rebe los miró y les respondió: “escuché una voz que me decía, ¿qué necesita un alma así en este mundo!?”
Después pidió que lo vistieran de blanco, parecía un Malaj Hashem Tzvaot.
Su rostro se encendió y comenzó a alabar al pueblo de Israel.(Encontrando Zjut en los Yehudim, cúanto se cuidan en las Mitzvot prácticas, especialmente en Tzedaka, que dan más de lo que pueden) Luego les dijo a los jasidim que estén felices (que la alegría endulza severidades) y comenzó un Maamar, con suma alegría como si estuviera en el casamiento de un querido. En el transcurso de su alocución, preguntó varias veces si ya estaba amaneciendo, para terminar sus palabras antes del alba, momento en que su alma volvió al Creador.
Su yerno (el Tzemaj Tzedek) dijo: “No hubo otro fallecimiento así desde la desaparición de Rabi Shimón Bar Iojai, que aconteció también, en medio de palabras de Torá”(Y ambos culminaron sus divrey Torá con la palabra Jaim).
[Este, que debió ser un día feliz por el festejo de la conmemoración de su liberación acontecida el 10 de Kislev del año anterior, se transformó en uno de duelo para los jasidim y para todo el pueblo.]
De Jabad.org.ar
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