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jueves, 18 de abril de 2024

Los invitados sorpresa - Maise para Yud Alef Nisan 5784 - Cumpleaños del Rebe


Miércoles por la noche, Rosh Jodesh Nisan 5760 (Abril del 2000). La Seudá y fiesta de casamiento en Boca Ratón aún no había comenzado, la flamante pareja, Reb Menajem Mendel Gutnick y Ester Biston, estaban todavía ocupados en sus respectivos preparativos. Sin embargo, la banda tocaba alegres melodías y muchos invitados ya estaban acomodándose en las elegantes mesas. El padre de la Kalá, Reb Yosef Biston, uno de los principales Shlujim de Jabad en esa región de Florida, caminaba por el salón entre las mesas; con el rostro radiante y el corazón rebosante de felicidad, estrechaba la mano y abrazaba a los invitados que se hacían presentes en el salón. Los invitados también estaban llenos de emoción y alegría; eran muy conscientes de los largos años que los Biston habían estado casados esperando con ansias tener familia hasta que naciera su hija.

De repente, el rabino Biston divisó entre los invitados a Y.H., que vivía en Flatbush (Brooklyn) y era un viejo amigo de su padre. Se sorprendió bastante al verlo. Aunque le había enviado una invitación, su relación no era tan estrecha como para esperar que hiciera el largo viaje desde Nueva York a Florida.

Después de intercambiar saludos cordiales y Mazeltov's, el rabino Biston dio rienda suelta a su curiosidad. "¿Qué mérito tengo para que se moleste tanto y haya hecho semejante viaje?", le preguntó. Y.H. sonrió intrigantemente. "No tengo dudas, esta historia te resultará verdaderamente extraordinaria."

"Todo comenzó hace unos veinte años, el año anterior al nacimiento de la novia. Como sabes, tu padre y yo fuimos amigos cercanos durante muchos años. Por supuesto, fui invitado a tu boda. Pasaron varios años y aún no tenían ustedes la suerte de ser bendecidos con hijos. Empatizaba con tu dolor y el dolor de tu familia, y seguía preguntándome si había algo que pudiera hacer para ayudarte.

Una noche, de repente tuve una idea. Iría a lo del Rebe de Lubavitch y le pediría una Broje para ti, a pesar de que yo mismo no sea un jasid. ¡Así como lo pensé, lo hice! Conduje hasta Crown Heights, al Shul principal en 770 Eastern Parkway, y esperé a que el Rebe saliera de su oficina para irse a su casa. Tomó aproximadamente una hora. Cuando el Rebe salió, rápidamente me acerqué y le pedí: 'Por favor, una Broje para hijos para Yosef Itzjak ben Svetta Guitel y Beila Rajel bat Devora."

"El Rebe inmediatamente me corrigió: 'Bat Devora Leah'. Luego añadió: 'Ya tienen una Broje'.

"Como dije antes, no soy un Jabadnik, así que me permití un poco de Jutzpe (descaro) y le dije descaradamente: 'Rebe, una Broje no es suficiente. ¡Necesitamos una Habtoje (promesa)!'

El Rebe guardó silencio durante unos segundos. A mí me pareció una eternidad. Luego alzó sus ojos y, mirándome intensamente, dijo, y estoy citando textualmente: 'Tú y yo bailaremos en la Jásene'.

"Me sorprendieron mucho sus palabras, por lo que respondí en el momento: '¿Pero no es sabido que el Rebe nunca asiste a fiestas de casamiento?' El Rebe sonrió. "Pero en esta boda estaré."

"Ese fue el final de nuestra conversación, y quiero que sepas que hasta este momento, nunca se la conté a nadie."

"Menos de un año después de aquel encuentro nació tu hija. Pasaron muchas cosas desde entonces. Tu padre falleció. La conexión entre nuestras familias se fue debilitando. Incluso olvidé aquella extraordinaria conversación con el Rebe.

Hace unas dos semanas recibí la invitación a la boda de Esti. Me alegré mucho al enterarme la buena noticia, y más aún de que todavía te hayas acordado de mí. Pero ni se me pasó por la cabeza la idea de asistir. Y aunque sí se me hubiese ocurrido, tampoco podría darle mucha importancia: últimamente mi situación financiera se ha vuelto extremadamente complicada y no había manera de que pudiera conseguir el dinero para un pasaje a Florida y además estadía (un alojamiento en un hotel).

"Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Y cómo llegué aquí? Escucha bien."

El Shabat pasado, viernes por la noche tuve un sueño. Vi al Rebe y a tu difunto padre, Reb Yudel, parado junto a él. El Rebe me miró y me dijo: 'Te prometí que nosotros bailaremos en la jásene. Ahora te toca a ti cumplir tu parte." Entonces me desperté, pero no le atribuí mucho significado al sueño. Como dice el Talmud, "la mayoría de los sueños no tienen sentido", pensé.

Pero el sábado por la noche volví a tener un sueño, aunque esta vez el Rebe se me apareció sin tu padre. Me dijo: '¿Por qué no te estás organizando para viajar a la boda de los Biston?' En el sueño le respondí diciendo: "No tengo dinero para viajar a Florida. No tengo plata para nada."

La respuesta del Rebe fue inmediata. "Los jasidim nunca se han preocupado por el dinero en tales situaciones". 'Pero no soy un josid', me resistí recatadamente. "¡Sí lo eres!", afirmó el Rebe con firmeza.

"La noche siguiente, el domingo, soñé por tercera vez. El diálogo entre el Rebe y yo fue muy parecido a la segunda noche, pero esta vez el Rebe terminó con las palabras: 'El dinero ya está disponible, de alguna manera u otra.'

"Aunque se había repetido tres noches seguidas, seguí descartando los sueños, como un mero producto de mi imaginación. El lunes, cuando me dirigía a mi oficina, me encontré con un amigo del círculo empresarial, que trabajaba cerca de donde yo trabajaba. '¿Qué te pasa, querido? Me preguntó con genuino interés por un colega. "Te ves preocupado."

"'Nada inusual, sólo problemas financieros como todos los demás', me encogí de hombros.

"'Escucha, haceme caso', me instó mi amigo enérgicamente. 'Lo que necesitas son unas vacaciones. Andate a algún lado por unos días y olvídate de tus problemas. Ya verás, hará una gran diferencia'.

Sonreí con tristeza. No tenía ni siquiera suficiente dinero para cubrir la semana, el día a día, ¿y él me está hablando de tomarme unos días y gastar un dineral en unas vacaciones?

Supongo que mis pensamientos eran obvios. Ciertamente mi amigo los leyó correctamente. Deslizó su mano en su bolsillo y sacó 400 dólares. "Toma esto", ,me dijo, ofreciéndome el dinero. "Incluso si te vas por sólo un día ayudará.'

Por supuesto, no quise aceptar el dinero, aunque sabía que era un hombre bastante pudiente. Pero fue muy insistente, de una manera que negó cualquier posibilidad de discusión.

Le agradecí y seguí con mi día. Cuando llegué a casa, antes de que pudiera contarle a mi esposa lo sucedido, ella me dice: '¿Por qué no llamas a Biston de Florida y les deseas Mazel Tov? ¿No te acuerdas? ¡Su hija se casa en dos días!

En ese instante todos los hilos se entrelazaron: la promesa del Rebe veinte años atrás, los tres sueños, mi generoso amigo, el recordatorio de mi esposa... Así que aquí estoy, en la boda de tu hija en Boca Ratón."

Mientras hablaban, el primer plato ya estaba servido y terminado. Se dio la señal y la banda comenzó con una melodía alegre tradicional: ¡los novios estaban a punto de entrar! El Jatan fue rápidamente alzado sobre los hombros de sus amigos. Pero el rabino Biston, en lugar de dejarse levantar también, como se esperaba, llevó a Y.H. de la mano y lo llevó al centro de la ronda que giraba enérgicamente. Bailaron juntos delante de su nuevo yerno, y bailaron y bailaron y bailaron. Cuando casi todos los demás se cansaron, incluyendo los jóvenes, ellos seguían bailando, y con ímpetu. La banda también necesitaba hacer un descanso, pero ellos mantenían valientemente su acompañamiento animado.

La sala estaba llena de curiosidad. ¿Por qué el padre de la novia bailaba durante tanto tiempo con alguien que no era un pariente directo? ¿Y quién era este extraño? Nadie podía adivinar el secreto de la pareja de bailarines... ¡porque sólo ellos dos estaban percibiendo que no eran un par, eran tres bailando allí.
"Tú y yo bailaremos en la boda".


[Traducido y adaptado por Yerajmiel Tilles de Sijat HaShavua #704]

Carta del Rebe a todo Am Israel para Pesaj (11 de Nisan 5734) - Traducida Pesaj 5784

Carta Rebe Pesaj 5784-2024 

Las Matzot extra que pidió el Rebe de Vishnitz

Rabi Eliezer Zushe Portugal (1896-1982), el Skulener Rebe, fue el Rebe de un pequeño pueblo, Sculeni, en lo que era entonces el noreste de Rumania (ahora Ucrania). Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, en marzo de 1945, se encontraba, junto con otros sobrevivientes del holocausto y personas desplazadas, en la ciudad de Czernovitz, Bukovina, gobernada por Rusia. Aunque Alemania no se rendiría oficialmente sino hasta el 7 de mayo, gran parte de Europa del Este ya había sido liberada por el ejército ruso.

Pesaj estaba a unas pocas semanas de distancia. Aunque algunos alimentos de Pesaj podían conseguirse proporcionadas por organizaciones benéficas, el Rebe procuró conseguir trigo que pudiera hornear para Matzá Shmurá, debidamente cuidada y tradicionalmente horneada. A pesar de la opresiva situación económica de los judíos, logró hornear un número limitado de estas Matzot. Envió un mensaje a otros Rebes de la región, ofreciéndoles a cada uno tres Matzot.

Una semana antes de Pesaj, Rab Moshe Hager, hijo del Rebe de Seret-Vizhnitz, vino por las Matzot que le habían ofrecido a su padre, Rabi Boruj Hager. Después de recibir las tres Matzot asignadas, le dijo al Skulener Rebe: “Sé que ud. ha enviado un mensaje de que solo entregaría tres Matzot, pero no obstante mi padre, el Rebe de Seret-Vizhnitz, me dijo que necesitaba seis Matzot." El Skulener Rebe sintió que no le quedaba más remedio que cumplir el pedido, muy a su pesar.

El día víspera de Pesaj, Rab Moshe regresó a lo del Skulener Rebe y le dijo: "Quiero devolverle tres Matzot."

"Pero no entiendo. Pensé que tu padre tenía que tener rotundamente seis Matzot."

"Mi padre además me indicó preguntarle (a usted)si se había guardado alguna Matzá Shmura para usted mismo."

 El Skulener Rebe respondió, un poco avergonzado: "¿Cómo podría hacerlo cuando tantos otros las necesitaban?"

"Mi padre asumió que eso es exactamente lo que haría", explicó Rab Moshe. "¡Estas tres Matzot son para usted!"

Matzá Shmurá para el florista

A.G. de Ierushalaim cuenta lo siguiente:

"Como todos, yo también estoy ocupado los días previos al Jag con la limpieza de la casa, las compras, y todo eso. Una de las etapas finales de la renovación de la casa, después de que todo está más o menos listo para el Jag, incluyendo la cocina, es cambiar las macetas del living y del balcón en honor al Yom Teb. Dicen que si Pesaj empezaría una semana más tarde, igual habría algo que queda por hacer a último momento.

Fuimos a una florería donde compramos de vez en cuando, cerca de Ierushalaim. El dueño del negocio nos saludó amablemente, como siempre, y mientras su empleada estaba ocupaba combinando coloridas flores de distintos tipos en macetas y ramos, iniciamos una amistosa conversación.

Aquí precisamos hacer una introducción: hace unos días, escuché una historia contada por el Gran Rabino y Sheliaj de Rusia, Rab Berel Lazar:

"Una vez, vino un Yehudi al Rebe antes de Yud Alef Nison (el 11 de Nisan) y le dijo al Rebe que quería darle un cheque abierto por el monto que el Rebe determine, como regalo para el cumpleaños del Rebe. El Rebe le dijo que si quería hacerle un regalo, que done ese dinero para la distribución de Matzá Shmurá. El judío quedó asombrado y le explicó al Rebe que quería hacer algo grande! El Rebe le respondió: "¡Estoy hablando de algo muy grande! Que todo judío reciba una Matzá Shmurá."

'No', insistió el judío, 'estoy hablando de algo grande, un gran edificio, una gran institución, construir algo enorme, como regalo de cumpleaños'. El Rebe respondió: "Grandes edificios - hay en Williamsburg, el regalo que me puedes dar es hacerle llegar a otro judío una Matzá Shmurá."

Entre todos los preparativos para Pesaj, la historia me "atrapó". ¿Qué hace feliz al Rebe, qué es una "gran cosa"? No hay necesidad de dar vuelta el mundo, ¡solo entregar una Matzá Shmurá (Avodat Yad)! Sin edificios y sin demasiado esfuerzo. Sólo que llegue la Matzá a otro judío... eso es todo. Una revolución conceptual, si lo piensas un poco.

Es cierto, hay muchos Shlujim para quienes repartir Matzá es una parte integral de su agenda antes de Pesaj, pero para mí, que vivo en un barrio observante de Ierushalaim, no me encuentro todos los días con alguien que necesite una Matzá para la noche del Seder.

Pensé para mis adentros: "¿Tal vez debería ofrecerle al vendedor de flores Matzot?" Pero luego, pensándolo bien, me dije a mi mismo: “No puede ser que en una zona con una población observante tan grande nadie le haya ofrecido… ¿Quizás ya lo 'cargaron' de Matzot? Después de todo, la mayoría de sus clientes son judíos religiosos, así que quedaría en ridículo... Sin embargo, me volví hacia él y le pregunté: "¿Tiene Matzá Shmura para la noche del Seder?"

Al escuchar mi ofrecimiento, se mostró muy entusiasmado. "¿Hablas en serio? No tengo en realidad y me gustaría francamente tener alguna Matzá Shmurá para la noche del Seder", respondió emocionado.

Como esto no estaba en mis planes, como fuera mencionado, le prometí que mañana vendría especialmente y le traería tres Matzot Shmurot Mehudarot.

A la mañana siguiente, empaqué 3 Matzot en una bolsa pequeña y me dirigí al local. Aunque se lo había prometido el día anterior, se veía completamente sorprendido. Quizás hoy no todas las promesas dicen mucho... Le di un fuerte abrazo y le entregué las Matzot. 

No dijo nada, sólo me miró a los ojos. Lágrimas corrían por los suyos.  Luego de unos instantes corrió emocionado con el paquete de Matzot para mostrárselo a todos en el negocio. "¡Tenemos Matzá Shmurá...!"

"El regalo que me pueden dar es hacerle llegar a otro judío una Matzá Shmurá."

martes, 19 de marzo de 2024

Un Ángel de Mil - Maise del Rebe Rayatz cuando llegó a América (9 de Adar)

A principios de la década de 1940, Rab Shmariahu Gurary ז"ל que estaba casado con la mayor de las tres hijas del sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Yosef Itzjak (Rayatz), fue enviado por su suegro a un Shlijut específico a Toronto junto con el rabino Shlomo-Aharon Kazarnovsky. Llegaron y encontraron la ciudad completamente paralizada por una tormenta de nieve. La profunda nieve lo había enterrado prácticamente todo y los vientos tormentosos azotaban las calles. Al no disponer de ningún tipo de transporte, se vieron obligados a refugiarse en un hotel cercano.

Varios jasidim y allegados a Lubavitch se dirigieron al lugar donde se alojaban para recibir y saludar a los distinguidos invitados de su ciudad. Entre ellos se encontraba un prestigioso rabino local, un destacado estudioso de la Torá en la ciudad, quien expresó su gran respeto y estima por el Rebe Rayatz y lo explicó con una historia asombrosa.

"No hace mucho, uno de los miembros de mi Shul, Reuven, un hombre rico, cayó gravemente enfermo. En realidad, sucedió en el Shul, en Shabat. Lo llamaron para una Aliá, y en su camino a la bimá sufrió un derrame cerebral! (ר"ל) Llamaron a una ambulancia y lo llevaron rápidamente al hospital.

Tan pronto como pude después de Shabat, fui a visitarlo. Cuando llegué a su piso, me encontré con los familiares que se habían apostado en la habitación contigua a la del paciente. Me contaron los detalles preocupantes de su condición: Además de tener una pierna paralizada, apenas podía hablar.

Su estado de ánimo era realmente sombrío. La situación del padre de familia ya era motivo suficiente. Pero además, su hijo iba a casarse, y debido al repentino y trágico acontecimiento, tuvo que posponer su boda.

Me advirtieron que no entrara en la habitación. Sin embargo, el paciente escuchó mi voz mientras hablaba con ellos y le pidió a su enfermera que me hagan entrar.

"Tan pronto como me vio, logró decir: 'Escuché que el Lubavitcher Rebe ahora vive en los Estados Unidos.'

"Es cierto", respondí. Llegó en el 5700 (1940). [El 9 de Adar II]."

"'¡Por favor!' -imploró, jadeando las palabras. 'Escríbele de mi parte y pregúntale qué puedo hacer para salvarme de esta espantosa enfermedad y recuperar mi salud.'

Por supuesto que accedí a su pedido. Tan pronto como llegué a casa, envié un telegrama urgente. La respuesta del Rebe llegó enseguida, también por telegrama expreso. Me indicó que le dijera al afligido hombre que una rama de la Yeshivá Tomjei Temimim de Lubavitch se estaba estableciendo en Montreal y que debía donarle $1000, porque 'Tzedaká salva de la muerte'. Específicamente mil, ya que el ángel [defensor creado por la Mitzvá] de [dar] cien es incomparable al ángel de mil, como dice [en el Libro de Iyob], אִם יֵשׁ עָלָיו מַלְאָךְ מֵלִיץ אֶחָד מִנִּי אָלֶף 
'Si un hombre tiene un intercesor, ángel, uno de mil...'. En este mérito, se recuperará y podrá utilizar plenamente sus piernas", concluyó el Rebe.

"Me apresuré a regresar al hospital con la carta del Rebe en la mano. Todos los familiares todavía estaban allí. Cuando la esposa del paciente me vio, dijo sorprendida: '¡Qué! ¿Ya recibiste una respuesta del Rebe?'

Le conté lo que el Rebe había dicho. Su hermano, que también había venido de visita, escuchó. Le comentó sarcásticamente: '¡Ah! Ya han comenzado a tratar de sacarle dinero. Ya sabes cómo son esta gente.'

"No me molesté en responderle. En cambio, entré directamente al paciente. Le dije lo que había escrito y que el Rebe había respondido de inmediato. Luego le leí la carta del Rebe. Cuando terminé, se volvió a su hijo, que había estado de pie junto a su cama todo el tiempo. '¡Hijo!' dijo, tan enfáticamente como pudo: "¡Quiero vivir! Por favor, toma mil dólares y entrégalos personalmente en Montreal, a la dirección que te indique el rabino."

"El hijo, cuyo matrimonio fue pospuesto, hizo exactamente lo que su padre le pidió, sin dudarlo. Unos días más tarde, un médico del hospital, conocido por ser un destacado especialista en este problema en particular, vino a hacerle un examen. Le despejaron la habitación y permaneció algún tiempo solo con el hombre postrado en cama. Cuando salió, con el rostro furioso, se dirigió directamente a los familiares del paciente, que aún mantenían su fiel vigilia.

"'¿Quién les dio permiso para traer a un médico externo y que iniciara el tratamiento?' -preguntó. 'Y sin informarme, nada menos. ¡Esto es indignante!'

Los familiares se miraron unos a otros y luego volvieron a mirar al médico, completamente perplejos: 'Doctor, por favor, no sabemos de qué está hablando. No hemos consultado a ningún otro médico ni sabemos de qué tratamiento adicional está hablando.'

"Si es así', respondió el médico en un tono más calmo, pero con un persistente tono de sospecha, 'entonces aquí se ha producido un milagro. El estado del paciente ha cambiado radicalmente. Ya no hay signos internos de la enfermedad. No lo puedo entender. Si sigue así, le daremos el alta muy pronto."

Y eso es lo que sucedió. Poco después fue dado de alta, y aunque necesitaba muletas para ayudarlo a caminar, no pasó mucho tiempo antes de que pudiera descartarlas. Su condición continuó mejorando rápidamente hasta curarse por completo.

La boda reprogramada se celebró con una alegría excepcional.


Fuente: "Shmuot Vesipurim" de Reb Fole Kahn que oyó la historia directamente de Reb Shlomo Aharon Kazarnovsky.
Traducido por JasidiNews
 
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martes, 12 de marzo de 2024

Maamar Im Ruaj Hamoshel 5684 en Español

Maamar Im Ruaj Hamoshel 5695

sábado, 2 de marzo de 2024

La cadena de Méritos de una Mitzvá

Todas las mañanas el carnicero observaba el modo de proceder del Shamesh, y un deseo y envidia sana comenzó a invadirlo por dentro, hasta que se dirigió al Shamesh y le ofreció un trato.


Esto sucedió en la ciudad de Donaiska Strada (Serdhely como la llamaban los Yehudim) al sur de Eslovaquia. Muy temprano por la mañana el Shamesh se ocupaba de encender las lámparas de aceite del Shul. Y cómo lo hacía... Era un yehudi temeroso de Hashem, y un Oived Hashem con sinceridad y simpleza, cuando se disponía a encender las lámparas primero se ceñía su Gartl y rezaba una pequeña y emotiva plegaria que él mismo había compuesto: "Leshem Ijud Kudsho Brij Hu Ushjintei, me dispongo a encender e iluminar el Beit Hakneset."
Y agregaba: “Yehi Ratzón, que sea considerado como si hubiera puesto todas las Kavanot e Ijudim en este encendido que pensaba el Kohen Gadol cuando encendía las Nerot del Beit Hamikdash."

El carnicero también solía madrugar, ir al Shul y leer capítulos de Tehilim. El carnicero era un hombre sencillo y común, y no sobresalía en Torá o Jasidut. Sin embargo, cuando veía al Shamesh en su proceder, se llenó de un sentimiento de Kedushá y de una envidia sana por el gran privilegio que le había tocado al Shamesh.
Como hombre de acción, se volvió hacia el Shamesh y le ofreció un trato: "Te pagaré un Dorado por cada día que me cedas el derecho a encender las lámparas del Shul."

El Shamesh se encogió de hombros. "No me interesa el dinero, la Mitzvá no está a la venta", respondió brevemente. Pero el carnicero no desistió. Al día siguiente regresó al Shamesh y formuló la misma oferta. Y así también los días siguientes.

En aquellos días vivía en la ciudad el rabino Yehuda Asad, uno de los más grandes rabinos de Hungría. Cuando el Shamesh vio que el carnicero no lo dejaba, decidió llevar el asunto a la decisión del Rab.

Después de considerar el asunto, el rabino dictaminó: "Si, tal como dices, todas tus acciones son sólo Leshem Shamaim, de forma desinteresada y no para recibir una recompensa, entonces Ahabat Israel también es una gran Mitzvá. Mi consejo, por lo tanto, es que cedas el privilegio de encender las lámparas al carnicero." E inmediatamente continuó: "Pero no uses el dinero que recibas del carnicero, sino guardalo en una caja especial. Un día te garantizo que podrás usar el dinero para alguna otra Mitzvá."

Aunque la Mitzvá le era muy preciada, aceptó la decisión del rabino al respecto. Desde entonces, todos los días el carnicero se presentaba en el Shul a la hora indicada, le pagaba al Shamesh una moneda de oro y encendía las lámparas.

El carnicero no sabía nada de la participación de Rabí Yehuda Asad en el asunto, y que todo se realizaba bajo su instrucción. 

El Shamesh también cumplió la segunda parte de las indicaciones del Rab. Las monedas que recibió las fue guardando en una caja especial que se seguía llenando todos los días. Nunca sacó de allí una sola moneda.

Pasaron unos años. Mientras tanto, la situación financiera del carnicero empeoró, luchaba por su sustento. Su angustia aumentó aún más cuando llegó el momento de casar a su hija. A pesar de todos sus esfuerzos, no pudo reunir los honorarios de la dote que se había comprometido a pagar.

Una mañana el Shamesh lo ve al carnicero llorando amargamente. Le pidió una explicación, y el carnicero le contó que la suerte le había dejado de brillar
 "¿Qué haré? ¿Cómo llevaré a mi hija a la Jupá?", se preguntaba con dolor. "¡He prometido una dote y mi corazón está lleno de preocupaciones por la reacción de la familia del novio!"

El Shamesh corrió hacia Rabí Yehuda Asad y le contó lo que había oído del carnicero. "Por favor, tráeme la caja de Dorados que fuiste juntando", le dijo el Rab.

Un rato más tarde el Shamesh tenía en sus manos la caja llena de monedas.  "Vayamos juntos al carnicero", le dijo el Rab. Se puso el abrigo y salieron en dirección a la carnicería.

El carnicero se sorprendió al ver al Rab y al Shamesh de repente en la puerta de su local. "¿Cuál es la suma que te comprometiste?", le preguntó el rabino al carnicero. El hombre mencionó el monto que necesitaba y el Rab ordenó al Shamesh: "Abre la caja y vacía su contenido sobre la mesa."

Después de hacerlo, se le pidió que cuente las monedas. El Shamesh contó las monedas ante los ojos del Rab y ante los ojos del carnicero: el monto total de las monedas de oro coincidió exactamente con el monto de la dote que el carnicero prometió a sus consuegros.

"Ahora ha llegado el momento de que los dorados cumplan su destino", le dijo el rabino al Shamesh. "Después de que fueron utilizadas una vez para la Mitzvá de encender las velas del Shul, ha llegado el momento de que sean usadas para otra gran Mitzvá. Dáselas al carnicero, para que pueda casar con honor a su hija y llevarla a la Jupá con un corazón contento." El Shamesh hizo lo que le ordenó el rabino sin decir una palabra.

Rabí Yehuda Asad contaba la historia con admiración a sus alumnos y les decía: "Vean el Tmimut, la inocencia y rectitud del Shamesh, que aceptó renunciar a una Mitzvá que amaba y apreciaba tanto. Y vean cómo una Mitzvá realizada con Kavaná, leshem Shamaim, produjo y llevó a otras Mitzvot, como Ahabat Israel, Tzedaká y Hajnasat Kalá."


Fuente: Sijat Hashabua #1938 (Tetzave 5784)
Traducido por JasidiNews.

©JasidiNews 
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